Una idea y 140 caracteres

por Mariano Rovatti
“No hay ideas”. “Nadie formula propuestas”. “No se elaboran planes alternativos”. Quejas frecuentes en el ámbito de la política argentina, donde todo se va resolviendo sobre la marcha, tanto en el gobierno como en la oposición. Pero ¿hay alguien dispuesto a leer una propuesta? ¿quién se toma el trabajo de leer un documento de diez carillas? ¿hay personas que cotejen ideas? ¿la imagen ha sustituido a la idea? ¿vale la pena el esfuerzo de plasmar conceptos en palabras escritas? ¿puede un libro ser sustituido por un video? ¿puede ser reemplazado el papel por la tecnología on line? (para leer la nota completa, cliquear en el título) La multiplicación de los medios de comunicación aumentó exponencial –y a veces- artificialmente el material informativo. Todos nos vemos bombardeados por abundante cantidad de noticias, comentarios, operaciones mediáticas, etc. Además, para las personas que trabajan, el tiempo libre es cada vez más escaso, por lo que se reduce sustancialmente el tiempo disponible para la lectura de textos con cierta profundidad. ¿Cómo hacer para ganar la atención del lector? La competencia es feroz ante el material de lectura disponible en diarios, revistas, libros, Internet, y entre éstos y la radio y la televisión. Esta situación exige al redactor un brutal poder de síntesis, sacrificando profundidad de análisis en pos de llegar a despertar interés en el destinatario. Pero también –a veces- es necesaria determinada extensión en el análisis para explicar y entender un problema, debiéndose apuntar alto en el nivel del mensaje. Cuando ello es indispensable, hay que admitir que gran parte del público quedará al margen del mismo. El riesgo de ésto es banalizar los temas, tratándose cuestiones de fondo de manera liviana. Es muy difícil evitar este inconveniente, sobre todo cuando también se verifica un deterioro del nivel cultural promedio de la población. Para el mundo de la política, el desafío no es optar entre una forma u otra de decir, sino en desarrollar un plan integral de comunicación de contenidos a través de todos los medios disponibles: libros, diarios, revistas, televisión, radio, Internet…y dentro de ésta, las versiones on line de todas las demás, más las redes sociales, lugar de encuentro virtual de miles de personas de todo el mundo en simultáneo. Facebook representa un extremo basado en la imagen, y Twitter en la palabra, en su mínima expresión. En la Argentina, el kirchnerismo, el macrismo y el sciolismo le han sacado ventaja al resto en esa tendencia, que a la vez también ha sido funcional a un proceso de pérdida de compromiso de la clase dirigente con valores, ideales y principios. Cuanto menos se diga, menos se compromete, pero también cuanto más se dice menos se logra llegar al destinatario. Por ello, mal que nos pese, la cualidad de expresar conceptos simbólicamente a través de imágenes y/o de una sola frase debe ser explorada y desarrollada por cualquier proyecto político con ambiciones de poder.

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