El año de las restricciones



por Mariano Rovatti 

Comienza un año caliente, en donde el gobierno jugará más a fondo con su plan económico y enfrentará el veredicto de las urnas. En un clima de alta tensión política y social, los argentinos elegiremos quién nos gobernará por los cuatro próximos años.



Hace un año, el gobierno aún celebraba su victoria en la elección de medio término y se disponía a su propio ir por todo. En medio de esa excitación, había logrado modificar por ley el cálculo del haber jubilatorio. Pese a la promesa de que la clase pasiva iba a beneficiarse, un año después puede verificarse que las jubilaciones y pensiones perdieron un 24% de su poder adquisitivo en términos reales. Tras ese esforzado triunfo parlamentario, el gobierno se disponía a radicalizar su discurso y su acción, avanzando sobre sindicatos, conquistas sociales y el salario de los trabajadores.

Pero, paralelamente, en pocos meses pasaron cosas que erosionaron la base política del gobierno. En noviembre de 2017 se hundió el submarino ARA San Juan, manejando el ministro Oscar Aguad con notable amateurismo la situación crítica. Algunas investigaciones dan cuenta que el buque no se encontraba apto para zarpar. Recién el mismo fue localizado un año después.

También al entonces ministro de Trabajo Jorge Triaca (h) se le descubrió una empleada en negro, a quien maltrató sin pudor, tal como prueba el audio viralizado. Increíblemente, el funcionario no fue removido de su puesto hasta hace un par de meses atrás.

Asimismo se conocieron las empresas off-shore en las que toma parte el ex ministro de Finanzas y ex presidente del Banco Central Luis Caputo. El hombre que emitió y refinanció deuda externa –y por lo tanto manejaba millones de dólares sin los controles parlamentarios que exige el artículo 75 inciso 7 de la Constitución Nacional- es titular de empresas creadas para evadir impuestos y/o lavar dinero (¿para qué otro fin se tiene una off-shore?).

También, el titular de la AFIP, Leandro Cuccioli, fue relacionado con el mundo de las off-shores, dándose la paradoja –de ser cierta la acusación- que quien controla a los evasores sería uno de ellos.

Además explotó el escándalo del vicejefe de Gabinete, Valentín Díaz Gilligan, quien según palabras de Francisco Casal, sería su testaferro en turbios negocios vinculados al fútbol. Otro que está en situación similar es el jefe de los espías, Gustavo Arribas.

A ésto se le sumó la colisión de intereses demostrada en los casos de los ex ministros Juan José Aranguren y Luis Etchevehere, el escándalo del Correo Argentino, en donde el Presidente Mauricio Macri se perdonó a sí mismo una deuda de $ 70 mil millones de pesos, los casos de Panamá y Paradise Papers, y el aumento del 25% del tamaño del gobierno mediante abultados pagos políticos, que luego intentó revertir a través de la reducción de ministerios. El fin de algunas de estas causas judiciales sin fallos desfavorables para el Presidente, no evita el desgaste político que las mismas generan.

A mediados de año, el escándalo de los aportantes truchos de Cambiemos en la Provincia de Buenos Aires salpicó directamente a la Gobernadora María Eugenia Vidal, jefa política del oficialismo provincial.

Pero con el correr de los meses, lo que más perjudicó al gobierno fue su gestión económica. Más de treinta mil millones de dólares perdió el gobierno en reservas en su intento de frenar el alza del tipo de cambio, al que lograron contener con una tasa de interés que llegó al 75% anual, prohibitiva para cualquier inversión dentro del esquema productivo.

Una inflación anual que cerró en torno al 48%, una caída salarial promedio del 7% para todo el año, y 10% para el segundo semestre del 2018, la pérdida de 140.000 puestos de trabajo y una suba combinada de tarifas superior al 1.000% en toda la gestión macrista son elementos concretos y tangibles que predisponen un humor social desfavorable para el gobierno y su intento de reelección.

Paralelamente, el gobierno recurrió dos veces al Fondo Monetario Internacional para que auxilie a las finanzas del estado nacional. Además de la derrota simbólica que esa decisión conlleva, en los hechos, la misma derivó en una profundización de la política económica oficial, profundizando su perfil monetarista y fiscalista en desmedro de la producción y el empleo.

Frente a ello, y los escasos logros que puede exhibir, la respuesta política del gobierno se compone básicamente de dos herramientas: la marcha de las causas contra funcionarios kirchneristas por actos de corrupción y la radicalización del discurso de la seguridad y la mano dura, al mejor estilo del flamante presidente brasileño Jair Bolsonaro. Ambas confluyen en un diseño estratégico cuyo pilar es fomentar la polarización, agrandando la grieta todo cuanto sea posible, y evitando la aparición de terceros que moderen o sinteticen el debate.

Frente a un año de alta tensión social, el gobierno apuesta a utilizar las protestas a su favor, polarizar con el tema de la seguridad y el orden. Más que reprimir delitos, reprimirá manifestaciones opositoras en las calles, infundiendo miedo, como complemento del plan de ajuste.

Apuesta a mantener dividido al peronismo y llegar como pueda al 40% de los votos para intentar ganar en primera vuelta. Pero a la vez, intenta mantener entera a Cristina Fernández Kirchner, como la principal referencia opositora, ya que imagina que le puede ganar más fácil en un ballotage. Según quién las haga y para quién, las últimas encuestas muestran un escenario de paridad entre el actual mandatario y la ex Presidenta.

Esta estrategia es la promovida por el sector de Marcos Peña –fortalecido por recibir el control de la obra pública que se le sacó a Rogelio Frigerio- quien asumió en términos reales el rol de Jefe de Estado en medio de las prolongadas vacaciones de Macri.

Otros sectores del gobierno, más formados en la política profesional, sostienen que con esta política económico social, Macri llegará sin aire a las elecciones.

La confirmación de Emilio Monzó como Presidente de la Cámara de Diputados deja en pie al sector político del gobierno que imagina otra salida para el actual ciclo. Curiosamente, Monzó fue apoyado más por la oposición que por el oficialismo para continuar en el cargo. En algunos pasillos, se comentó que la jugada política que hizo perder un lugar a Cambiemos en el Consejo de la Magistratura fue planeada por el mismo Presidente de la Cámara de Diputados.

Un dato central de la política actual es el intento de la gobernadora María Eugenia Vidal de convocar a elecciones provinciales despegadas de la elección nacional. Previa consulta a la Suprema Corte y tras acordar con el Frente Renovador, en pleno verano activó los resortes institucionales para modificar la legislación que hoy se lo prohíbe. La comisión bicameral formada para tal efecto es reflejo de ese acuerdo: la preside el vidalista Manuel Mosca y el vicepresidente es el massista José Luis Pallares. En el proyecto que se está negociando estaría la boleta única de papel, con pocas chances de sobrevivir frente al poder de los intendentes del Partido Justicialista, cuya conducción ya se expresó contra la iniciativa.

Para que el desdoblamiento sea viable, hay que modificar la ley 5109, que es la norma electoral de la provincia. Allí se establece en el artículo 116 que las elecciones deben realizarse entre 30 y 120 días antes de la finalización de los mandatos. La otra norma que requerirá una modificación es la 14086, la ley de primarias provinciales, que en su artículo 2º establece que las primarias se deben hacer el mismo día que las PASO nacionales.

El intento expresa la opinión de Vidal, y por extensión del sector político del gobierno, que integra junto a Emilio Monzó, Rogelio Frigerio, Horacio Rodríguez Larreta y parte de la Unión Cívica Radical acerca de cómo llegará Macri al final de su gobierno. Está claro el interés de la gobernadora de despegarse de la suerte del gobierno nacional. La figura de Macri -hoy y más aún en octubre próximo- significará un salvavidas de plomo para sus aspiraciones. El conurbano bonaerense es la región del país en donde más duele el ajuste, y por lo tanto, donde peor mide la imagen presidencial. La jugada no le asegura la reelección a Vidal, pero sí le da chances de lograrla.

Su principal aliado en ésto es Sergio Massa, quien además le permitió aprobar el presupuesto 2019. No cuenta con el aval del gobierno nacional, que perdería el respaldo territorial que le garantizaría Heidi en la contienda nacional. Intenta juntarle la cabeza a los intendentes, para que luego éstos en la presidencial no se comprometan con Cristina Fernández Kirchner. Difícilmente Macri acepte la jugada, por lo que es de esperar que procure bloquearla como sea.

Pese a estos acuerdos con el oficialismo, Sergio Massa salió a la cancha con un perfil muy crítico al gobierno, abandonando su improductiva avenida del medio. Puede ser la antesala de un acuerdo con el kirchnerismo para una interna grande, o para dividir el voto opositor, con anuencia oficial.

En la provincia, el peronismo pondría en la cancha a los intendentes Verónica Magario o Martín Insaurralde. El rumor sobre una posible doble candidatura de Cristina Fernández Kirchner carecería de fundamento. En las conversaciones que ya se dieron entre la ex presidenta y los intendentes, ya se habría acordado que el manejo de las listas será de éstos y no de la candidata presidencial.

El mecanismo de las PASO beneficiaría al peronismo, porque tendría así una elección a su servicio para copar la cancha frente a un oficialismo que tiene una sola candidata. Por ello, es que la supresión de este mecanismo también está en la agenda de la bicameral, previéndose para la elección única provincial la fecha del 9 de junio.

En el interior del país, los gobernadores en su mayoría adelantarán las elecciones provinciales e irán por la reelección. Alguien había sugerido que se pusieran de acuerdo en la fecha para lograr una victoria importante para el espacio Alternativa Federal, pero han preferido ir sumando victorias de a una, para llegar a octubre mejor posicionados.

En el dicho espacio, al margen de que Massa tiene pendiente su decisión, quedaría en pie como candidato presidencial Juan Manuel Urtubey, gobernador salteño, sin posibilidad de reelección provincial. Si bien ha crecido en las encuestas en los últimos meses, parece lejos de tener con qué romper la polarización. Pero puede usar esta elección para posicionarse en el escenario nacional. Cuenta con la estructura del Partido Federal, por si el PJ no le da el sello.

Tanto para Massa como para Urtubey, para tener chances reales de obtener la victoria, necesitan un desmoronamiento político total del gobierno, sacando de la cancha a Cambiemos como opción electoral, y así receptar los votos del actual oficialismo, que de ningún modo votarían por Cristina. Si Cambiemos llega en pie –aunque maltrecho- a octubre, Alternativa Federal será tercera cómoda.

El ex intendente de Tigre deberá definir desde dónde hace política: es un aliado de Vidal, forma parte de Alternativa Federal, acentuó su rol de opositor y no descarta una interna con el kirchnerismo. Un escenario de polarización barrerá sus chances si no antes no deja clara su identidad política.

Dentro del mismo universo, Roberto Lavagna, impulsado por Eduardo Duhalde, está recorriendo el país con cara de candidato. Su mejor tiempo político ya pasó, pero sigue siendo un referente ineludible en el campo económico, más aún en tiempos de crisis.

Ese armado es observado de cerca por el gobernador santafecino Miguel Lifschitz, quien intenta sumar al socialismo santafecino a un esquema nacional. En Santa Fe ya se armó el Frente Amplio Federal, integrado por el Partido Socialista y referentes peronistas.

Los socialistas santafecinos miran a AF como posibles socios, y también a la Unión Cívica Radical, quien también tiene serios problemas de identidad política. Miembros críticos de Cambiemos, no logran tener el peso político suficiente para imponer sus posturas dentro del gobierno, pero tampoco dan señales de una ruptura.

Suena la probable precandidatura de Martín Lousteau para pelearle a Macri la postulación presidencial de Cambiemos en las PASO. Parecen proyectos de país muy diferentes para convivir dentro de una misma coalición. Pareciera más lógico que la UCR retome su perfil socialdemócrata conformando un frente con el socialismo y fuerzas afines. Mientras tanto, Elisa Carrió permanece en un inquietante silencio tras dar varias señales de un posible alejamiento de Cambiemos.

El triunfo de Jair Bolsonaro en Brasil inspira a distintos referentes de estas tierras. El diputado salteño Alfredo Olmedo mide ya 5% como candidato a Presidente. Su estilo kitsch y su contenido extremista le está dando segundos de televisión que sabe aprovechar. Por ello, Marcos Peña impulsó un discurso de mano dura y orden en el ámbito del gobierno, para que nadie se les cuele por derecha. El protocolo de seguridad anunciado semanas atrás, y la manija mediática que le dieron a Patricia Bullrich tras el G 20, van en ese sentido.

Otro candidatura que puede generar consecuencias es la de José Luis Espert, lanzada recientemente, junto a la del economista Javier Milei. Ambos gozan de un generoso espacio mediático, estimulado quizás por los patrocinantes de los programas periodísticos, y también lo corren al gobierno por derecha, apuntando a un sector de personas decepcionadas con Cambiemos. Electoralmente no representan mucho, pero el número de votos que le saquen el gobierno puede ser valioso en el conteo frente a la posibilidad de un ballotage.

En medio de un silencio interrumpido un puñado de veces, Cristina Fernández Kirchner conserva su centralidad basada en una base electoral cercana al 35%. Ha diseñado un perfil más peronista, dispuesta a acordar con sectores a los que se hallaba enfrentada. En todo el país avanza el armado de Unidad Ciudadana sin apoyo de los gobernadores, aunque con bajo índices de popularidad en el interior. Su fortaleza es el conurbano bonaerense y sobre todo, la tercera sección electoral. El sello del PJ está a salvo para ella, de la mano de José Luis Gioja, aunque un sector cuya referencia es Eduardo Duhalde está tramando un nuevo pedido de intervención judicial.

Las personas que están cerca suyo en esta nueva etapa son muestra de su nuevo estilo: Alberto Fernández, Eduardo Valdés, Leopoldo Moreau…aunque nada garantiza que si vuelve a la Presidencia retome su rol confrontativo y frontal que le conocemos.

También se habla de una posible reconciliación con Clarín, lo que le permitiría afrontar la elección sin lidiar con un frente mediático en su contra. Nos iremos dando cuenta de ello al mirar sus tapas y sus contenidos audiovisuales a lo largo del año…

Cristina afrontará un año judicial en donde ya tiene agendadas indagatorias en cinco causas. En teoría, semejante desgaste puede erosionar su imagen y sacarla de foco en plena campaña, aunque la causa de los cuadernos no le provocó daño en su medición de popularidad o intención de voto.

Quizás el gobierno apueste a mantenerla hasta último momento como principal contrincante y luego sacarla de la cancha través de una detención, sin darle tiempo al peronismo a generar un candidato sustituto, como pasó en Brasil con Lula, que no pudo transferir su caudal electoral a Fernando Haddad. Si bien Miguel Angel Pichetto aseguró que el bloque de senadores justicialistas no desaforará a la ex Presidenta hasta que haya una sentencia firme, al peronismo del medio le conviene que Cristina salga de la escena electoral.

Junto a Cristina y su grupo de leales, se juntaron Hugo Moyano, Felipe Solá, Agustín Rossi, Jorge Capitanich y Alberto Rodríguez Saá, entre otros. Y los dos sectores que en la nota anterior veíamos como emergentes y nuevos actores políticos de importancia –el feminismo y las organizaciones sociales- jugarán de su lado.

La apuesta del gobierno es machacar con evitar la vuelta al pasado, ofreciéndose como la garantía para impedirlo. Tiene poder de fuego –sobre todo en los multimedios y redes sociales- para mantener a Cristina en el candelero y luego hacerle el suficiente daño como para destrozar su imagen. Además, el gobierno cuenta con un acceso a la big data desproporcionadamente mayor que el que puede lograr la oposición.

Macri sufre una importante pérdida de poder electoral, pero conserva intactos los principales resortes del poder real, y ha demostrado que los sabe usar. En el ámbito judicial tiene poder de decisión en todos los niveles, aunque en las últimas semanas hubo un par de señales que le marcaron límites. La acordada de la Corte Suprema por la que se vació de poder a su Presidente Carlos Rosenkrantz y el fallo sobre la actualización del haber jubilatorio muestran un nuevo acomodamiento de las piezas dentro del Tribunal, que no respondería exactamente al deseo gubernamental.

También la citación cursada por el juez federal Claudio Bonadio a Franco y Gianfranco Macri, en una causa que investiga posibles pagos de sobornos para acceder a contratos del área del trasnporte, puede ser leído como un límite judicial al poder presidencial. Habrá que ver cómo evoluciona la causa para interpretar cabalmente el gesto.

Otra situación que causó inquietud es la renuncia de Sandra Arroyo Salgado a su carácter de querellante en la causa por la muerte del fiscal Alberto Nisman. También aquí habrá que ver el desarrollo de la misma para deducir si la renuncia es una señal anticipada de derrota. Desde el día en que acabó la vida del magistrado, el kirchnerismo se enroló en la idea del suicidio y el macrismo, en la del homicidio.

Para la mayoría de los argentinos, 2019 será –aún más que el 2018- el año de las restricciones. El gran desafío para Macri será el de convencer a la población que éstas tienen sentido. Difícil, cuando el relato se basa en paradigmas de escasez y miedo al pasado. Cuesta encontrar en la historia de la democracia mundial un ejemplo exitoso de algún jefe de estado que haya logrado su reelección a través de este camino.

El voto popular requiere de un clima de esperanza, de ilusión en un futuro de abundancia. El voto, como cualquier decisión individual o colectiva, se conquista a través de mensajes directamente enviados al campo emocional de las personas. Más allá de que luego intervenga la razón para darle sustento. Pero toda decisión se gesta en el mundo de las emociones y los estados de ánimo.

Veremos cuáles de ellas predominan en la sociedad durante este año.

Buenos Aires, 7 de enero de 2019

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