Un país con vocación de poder


Por Rosendo Fraga

Doce países de América latina han integrado Unasur. Pero uno solo de ellos, Brasil, es la mitad de la región en términos de PBI, población y territorio. Se trata de una asimetría similar a la que se puede registrar entre Rusia y las ex repúblicas soviéticas. O como si en "la Europa de los 27", los tres países más grandes -Alemania, Francia y el Reino Unido- fueran uno solo. Pero más allá de la dimensión, Brasil es el único país de América del Sur que tiene vocación de actor global.


Analizando América Latina, México es el otro país que podría pretender un rol de este tipo, pero por razones históricas y geográficas no tiene esta vocación. Brasil se piensa así mismo como una potencia mundial, al estilo de China, Rusia e India. Comparándolo con ellos, es claro que la mayor desventaja relativa la tiene en el campo estratégico-militar. Las otras tres potencias tienen el arma nuclear.

En la región, Brasil, más que como un líder, está actuando como un factor de moderación, como se puso en evidencia en la reciente Cumbre de Unasur en Bariloche, donde el logro fue lo que se pudo evitar, ya que la condena al acuerdo Bogotá-Washington para el uso de siete bases hubiera significado la crisis del grupo y su Consejo de Defensa.

Frente a la supuesta escalada en la compra de armamentos en la región andina y, en particular, las adquisiciones de Venezuela en Rusia, la tensión de dicho país y Ecuador con Colombia y el acuerdo de Bogotá con Washington, al dar una señal de que aumenta su capacidad militar Brasil refuerza su rol de país moderador en la región. Además, por razones de equilibrio regional, Brasil no puede permitir que Venezuela o Colombia superen su capacidad militar o que estalle un conflicto entre ambos.

Pero también las adquisiciones de armas en Francia anunciadas por las autoridades brasileñas apuntan a adquirir los medios para hacer efectiva la soberanía nacional en su amplio territorio y, en particular, en la región de la Amazonia, que es la de menor presencia estatal. Es esa área la que además linda con los países hoy más conflictivos en América del Sur y donde la actividad de organizaciones ambientalistas es percibida como una limitación a la autonomía del estado brasileño.

Brasil analizó en el pasado reciente elegir a Rusia o Francia como socio estratégico para el área de defensa. Optó por el segundo, evitando una opción que hubiera creado dificultades en su relación con Washington. De esta forma, confirma su autonomía de los EE.UU., pero al mismo tiempo evita una confrontación con dicho país, que no ve con buenos ojos una presencia militar de Rusia en la región.

En conclusión, el rearme brasileño responde en primer lugar al objetivo de ser potencia global. En segundo término, a tener la capacidad de ejercer un rol moderador en la región. Y, por último, a mantener la capacidad de hacer efectiva la presencia estatal en las regiones menos pobladas del país.

*Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría
Publicado en www.clarin.com.ar

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