Fortalezas y debilidades

Por Mariano Rovatti

Más Fernández y menos Kirchner

Todo cambió desde el 27 de octubre. La muerte de Néstor Kirchner generó un escenario totalmente distinto, que afectó esencialmente el devenir político dentro y fuera del gobierno.

A ese hecho se agrega el tono de la gestión oficial en los siguientes treinta días, en donde se notan algunas modificaciones en su rumbo. La convocatoria al pacto social, el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para reformular el índice de precios al consumidor del INDEC, las modificaciones en el régimen de accidentes de trabajo, la inscripción gremial de la Asociación de Trabajadores del Subterráneo, la mejor relación con los gobernadores Daniel Scioli y Juan Schiaretti, el principio de acuerdo con el Club de París, el cese de las hostilidades hacia el grupo Clarín y los gestos políticos dados en la cumbre iberamericana de Mar del Plata son datos objetivos de la nueva realidad gubernamental.

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En nuestro anterior artículo, habíamos anticipado que el deceso de Kirchner implicaba en los hechos, un estado similar al de un cambio de gobierno, y que ello generaría, necesariamente, un período de gracia comparable al de los mandatarios recién asumidos. Ello, más el efecto-duelo, y el conjunto de medidas detalladas más arriba, hicieron trepar la intención de voto de Cristina Fernández hasta el 46%, según la agencia Poliarquía (1)

De todos modos, tras los escándalos Wikileaks –que dejó al gobierno argentino algo mal parado-; la difusión de correos electrónicos que afectó en principio a Ricardo Jaime y el avance de las causas judiciales contra Hugo Moyano, la espuma comenzó a bajar: el consultor Juan Germano midió en 37% la intención de voto de la Presidenta, seguida muy de lejos –casi treinta puntos de diferencia- por el resto. César Aguiar publicó recientemente otra medición, que le da el 33% a la Presidenta.

Ya casi nadie duda que será la misma Cristina Fernández la candidata del oficialismo. Analizaremos a continuación los aspectos fuertes de esa postulación, y las circunstancias negativas que la acechan.

Fortalezas

1. Crecimiento de su imagen: a los elementos mencionados en los párrafos precedentes, agregamos que -hasta ahora- el liderazgo de Cristina no está siendo amenazado dentro de la espacio oficial; más aún, se ha concentrado en su figura. El recuerdo de Néstor Kirchner es utilizado como emblema convocante para su propia militancia y queda por verse si se mantendrán aspectos centrales de la línea política del difunto ex presidente. Todo ello le hace llegar a Cristina con un piso de votos muy alto a las elecciones de octubre.

2. Cese de hostilidades: desde la muerte de Kirchner, casi no se han producido ataques verbales contra los multimedios, el Poder Judicial, los partidos opositores, la Iglesia Católica o el campo. La mayor parte de la sociedad –incluso muchos de sus propios adherentes- desaprueban el estilo hiperconforntativo que imponía Kirchner. Su rectificación –de consolidarse- significaría una decisión apropiada de la Presidenta, que le mejorará sus chances.

3. Oposición dispersa y sin proyectos: En cada uno de los espacios opositores aún hay varios en aspiraciones a ser candidatos, y ninguno logra acercarse al nivel de voto de Cristina. Además, en la mayoría de los casos no hay proyectos alternativos de gobierno, ni capacidad de imponer temas en la agenda política. El oficialismo cuenta con la ventaja de tener ya la candidata con un año de anticipación, ejerciendo el poder.

4. Marco internacional favorable: la economía global ofrece un año 2011 lleno de oportunidades para los países exportadores de alimentos en general y la Argentina en particular. Es una tendencia instalada y no un simple veranito, por lo que el futuro a mediano plazo es alentador para nuestro país.

5. Uso discrecional de la caja: el gobierno contará con todo el dinero que necesite para financiar obra pública y asistencia social en los lugares del país en donde ello resulte necesario a sus intereses. Una vez más, provincias y municipios estarán atados política y financieramente al gobierno nacional, a lo largo de todo el país.

6. Renacimiento de la militancia: la muerte de Kirchner evidenció que la militancia partidaria, en especial la juvenil, ha vuelto a florecer. Más allá de algunos hechos que relativizan esta circunstancia –gran parte de los dirigentes juveniles son funcionarios rentados- es cierto que el kirchnerismo ha sabido mejor que nadie contener a miles de jóvenes deseosos de participar en política.


Debilidades

1. Pérdida irreemplazable: La muerte del líder es en sí misma una pérdida. Más en el caso del Frente para la Victoria en cuyo esquema de liderazgo, el mismo se ejercía de manera atómica, es decir, un núcleo que se relacionaba con sus elementos de manera radial, sin que éstos se vincularan entre sí. La desaparición de quien ejercía el control central de ese esquema genera necesariamente una crisis en el grupo, ya que no está más quien unía todo ese armado. Para el oficialismo, el desafío es encontrar un nuevo esquema de liderazgo que sea apto. En lo personal para Cristina, el reto es triple: gestionar, hacer su duelo íntimo y desarrollar su propio estilo de liderazgo, que aún no lo conocemos.

2. Inflación: Es quizás la amenaza más inquietante para el gobierno. Afecta principalmente a todos los asalariados, de clase baja y de clase media, y a los jubilados. Toca la víscera más sensible, el bolsillo, la que saca a la gente a la calle. Es creadora de pobres y marginales.
Hasta ahora se intenta –sin éxito- reprimirla con acuerdos de precios que son simbólicos. El único plan alternativo que se vislumbra es el pacto social, o sea reprimirla más, sin ocuparse de sus causas estructurales: el aumento del gasto público y de la emisión monetaria sin respaldo en reservas, y sin el correspondiente crecimiento de la producción.
En las mentes memoriosas, surge el recuerdo del Rodrigazo, un paquete de medidas de brutal sinceramiento de la economía que incluyó una fuerte devaluación y un violento ajuste de tarifas. El mismo tuvo que ser dictado en 1975 al fracasar el pacto social celebrado en tiempos de José Ber Gelbard al frente del Ministerio de Economía, dos años antes.

3. Inseguridad: Más allá de la negación oficial, y de la exacerbación de los medios, el problema existe, es palpable y genera costos políticos para el oficialismo, tanto nacional como provincial. Fue el leit motiv de la campaña de Francisco De Narváez, que le permitió instalarse en la sociedad, y ser el candidato vencedor de Kirchner. Dado que no hay nuevos planes contra la inseguridad, es lógico que ésta siga siendo un problema grave para resolver.

4. Luchas internas por el poder: dentro del oficialismo hay un fuerte reacomodamiento de fuerzas. Desde lo más cercano a la presidencia, se ven como amenazas al liderazgo cristinista al gobernador Scioli apoyado por los intendentes del conurbano, y al sindicalismo liderado por Moyano. El jefe de gabinete Aníbal Fernández y el Ministro del Interior Florencio Randazzo –con la anuencia presidencial- buscan obligar a Scioli a postularse como vice de Cristina, para dejar libre la gobernación a otro candidato más confiable al paladar oficial. Igualmente, la fortaleza estratégica de la provincia, hace que cualquiera que la gobierne se convierta inmediatamente en la figura política n° 2 del país, y por lo tanto en un competidor directo por la presidencia.

5. Escándalos: El avance de las causas judiciales contra Hugo Moyano, las repercusiones más políticas que judiciales del caso Ricardo Jaime, y la explosón chismográfica de Wikileaks afectan –de algún modo- la imagen gubernamental, y cuestionan el operativo de beatificación del finado Néstor Kirchner.

6. Diez años de peronismo: En diciembre de 2001, se marchó en helicóptero Fernando de la Rúa. A partir de allí se sucedieron cuatro presidentes peronistas, más allá de sus diferentes matices. Es de imaginar que un sector de la sociedad, en especial sus capas medias, esté poco dispuesta a darle otro turno más a un afiliado al PJ.

6. Interna radical: Se viene un hecho político relevante, la interna abierta del radicalismo, con final incierto. A las candidatura ya instaladas de hecho, de Julio Cobos y de Ricardo Alfonsín, se agrega la de Ernesto Sanz, el dirigente que más prestigio tiene entre los cuadros partidarios y en gran parte del empresariado. Le juega en contra su falta de conocimiento popular y su estilo poco llamativo. Se especula sobre la posibilidad de un arreglo con Cobos, para que Sanz finalmente candidato a gobernador mendocino.
La interna será un factor potenciador para el radicalismo y para quien se imponga en ella. Generalmente, así lo ha sido en otros casos: Menem-Cafiero en 1988; De la Rúa-Fernández Meijide en 1998.

7. Candidatura de Pino Solanas: Determinado a reinstalarse en el orden nacional, pese a tener chances de triunfo en la Capital, Fernando Solanas será candidato a Presidente. Quizás su caudal electoral en todo el país no supere el 7% del total, pero esos votos se los sacará al oficialismo, poniéndolo en riesgo de no poder evitar el ballotage.
Néstor Kirchner tenía intenciones de llevar a Martín Sabatella en la fórmula, dándole a la misma un claro perfil de centroizquierda. Aparentemente, Cristina llevará a un cuadro del PJ: Daniel Scioli, José Luis Gioja, Eduardo Fellner... De ser así, deja a su izquierda un andarivel libre que lo podría aprovechar el veterano cineasta.

8. Medios en contra: tal como analizamos en nuestro artículo Cuesta abajo, Kirchner perdió la batalla contra los multimedios, que seguirán concentrados durante la campaña del 2011, en virtud del fallo que dictara la Corte Suprema de Justicia. Por ello, el trato de la prensa será hostil hacia el oficialismo, atacando pertinazmente la figura presidencial. Quedará por verse la credibilidad de los grupos mediáticos, que ha quedado herida tras la gran batalla dada en los dos últimos años.

Buenos Aires, 6 de diciembre de 2010


(1) Intención de voto según los distintos encuestadores: 


a) Poliarquía: 
 1: Cristina Fernández (46%); Ricardo Alfonsín (19%) Mauricio Macri (15%) y Pino Solanas (10%)
2. 
Cristina Fernández (48%); Julio Cobos (19%) Mauricio Macri (13%) y Pino Solanas (11%)
3. Daniel Scioli (35%), Julio Cobos (19%) Mauricio Macri (19%) Pino Solanas (13%)

b) Juan Germano:
Cristina Fernández (36,9%); Julio Cobos (7,8%); Pino Solanas (7,6%) Ricardo Alfonsín (6,9%); Mauricio Macri (6,5%); Daniel Scioli (6%); Eduardo Duhalde (4,6%); Carlos Reutemann (4,1%); Alberto R Saá (4%); Elisa Carrió (3,3%); Mario Das Neves (2,1%) Felipe Solá (0,6%)

Nota: si se sumaran idealmente estos guarismos, agrupándolos darían estos resultados, que son hipotéticos, ya que en política dos más dos nunca da cuatro:
Frente para la Victoria (42,9%); PRO-Peronismo Federal (21,9%); Radicalismo (18%); Centroizquierda (7,6%)

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