Big Mac & big lies (*)

Por Mariano Rovatti


Era lunes o martes de Carnaval sobre San Telmo. Un calor pesado invitaba a una siesta en defensa propia. Antes, tenía que comer algo, en un lugar con aire acondicionado. Recalé en la sucursal de Mc Donald´s ubicada allí donde el pasaje Giuffra cae sobre el Paseo Colón. (para leer el artículo completo, cliquear en el título)

Comencé a mirar las promociones de comida chatarra y ninguna era inferior a los $ 35.-. Allí mismo, recordé el dato que algún amigo me había pasado. Le pregunté a la cajera ¿Tenés un Big Mac…? Me respondió. ¡Sí, claro…!, con suficiencia. El combo incluye una gaseosa y papas fritas. Cuando lo pagué, comprobé que el dato era bueno: $ 21,90. Casi la mitad que el promedio de las otras promociones. Claro que ésta tiene una rara particularidad: está incluída formalmente en los menúes, pero no es publicitada por la empresa franquiciante. Cosas que pasan sólo en la Argentina: una promoción que no se promociona.

Hace algo más de un año, seguramente con la fina delicadeza que lo distingue, Guillermo Moreno, le solicitó a Arcos Dorados SA que mantuviera fijo el precio del Big Mac. La empresa accedió, pero no publicita el precio del mismo porque los valores de venta no le resultan redituables. Para el que lo quiera pedir, allí está, pero no le es ofrecido publicitariamente al cliente.

La razón del insólito pedido es que siendo esta hamburguesa, la más famosa y estandarizada de Mc Donald´s en el mundo, es motivo de un índice creado por el semanario inglés The Economist. Pocos bienes y servicios son tan consumidos en todo el mundo como este producto.

El índice Big Mac mide el precio de esa hamburguesa en todo el mundo, sirviendo de indicador sobre si una moneda puede estar sobrevaluada o depreciada con respecto al dólar estadounidense. También se utiliza para comparar los costos de vida de los distintos países entre sí, cotejando el poder adquisitivo de cada moneda y de los salarios de cada nación.

El índice basa su sistema en la teoría de la paridad del poder adquisitivo (PPA), que sostiene el concepto de que el dólar debe comprar la misma cantidad de bienes o servicios en todos los países.

Es evidente que Moreno no deja cabo sin atar, y al mantener al Big Mac a raya, logra que la Argentina aparezca en ese índice con una moneda más fuerte que la de Brasil o Chile, por ejemplo, con un poder adquisitivo de los argentinos mayor que el que realmente tenemos.

Recientemente, el mismo semanario The Economist, publicó una nota titulada No me mientas, Argentina (en inglés, Don’t lie to me, Argentina, frase sonoramente similar al Don’t cry for me Argentina, de la ópera rock Evita), cuya ilustración reproducimos.

El contenido del artículo dice que desde 2007 el Gobierno argentino ha publicado cifras de inflación que casi nadie cree. Muestran que los precios han aumentado entre un 5% y 11% en un año. Lejos de esto, economistas independientes, instituciones provinciales y encuestas de inflación han puesto esas cifras a más del doble de los números oficiales. 

En la nota también anuncian que dejarán de publicar las cifras del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).

Esta revista, muy reconocida en el mundo de la economía y las finanzas, publica más de 1000 datos cada semana de temas relacionados con el PBI, los precios y los empleos de varios países.
The Economist lamenta el proceso de degradación que sufrió el INDEC, que comenzó como un deseo de evitar malas noticias en los medios de comunicación, pero terminó con lo que una vez fue uno de los mejores institutos de estadísticas de América Latina
.
Agrega que en un abuso extraordinario de poder de un gobierno democrático, los economistas independientes, se han visto obligados a dejar de publicar sus propias estimaciones de inflación por las multas impuestas y las amenazas de enjuiciamiento por parte del Estado Se queja asimismo por las cifras que han engañado a los tenedores de bonos, quienes reciben información falsa.

La publicación comunica así que ha decidido abandonar las cifras del Indec por completo desde esta semana, acusando al organismo de intentar deliberadamente de engañar a los votantes y estafar a los inversores.

Tratándose de una publicación británica, no va a faltar el iluminado que deduzca que si estamos mal vistos por ellos, es porque estamos en el camino correcto. Obvia conclusión de una mente perezosa.

Además del cuestionamiento ético que implica recurrir al engaño como política de Estado, para la Argentina, la fama de mentirosa aleja todo tipo de inversión en el aparato productivo nacional, y retrasa la posibilidad de cerrar las cuentas abiertas con orden financiero mundial.

El actual ministro de Economía Hernán Lorenzino, es uno de los principales impulsores de la vuelta del país a los mercados financieros, sabiendo de las dificultades intrínsecas que hoy presentan las finanzas estatales para no caer en déficit. Esta situación se opone a sus intenciones.

Así como el aislamiento es negativo para las personas, también lo es para las naciones.

De todo esto, lo único que rescaté es que después de almorzar por cinco dólares y monedas, me fui a dormir una siesta de aquéllas.

Buenos Aires, 25 de febrero de 2012


(*) “big lies”: en inglés, “mentiras grandes”

www.argenpolitica.com.ar

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno, muy bueno. Me hizo acordar a la nota donde comparaste a Duhalde con el Roña Castro en México.
Un abrazo. Pdta: excelente CD

Anónimo dijo...

Gracias Mariano por mencionar mi aporte en tu artículo. Te comento que, como Argentina no es el único país que está intentando manipular el "índice Big Mac", actualmente hay un índice paralelo, que se basa en el precio del "Cuarto de Libra con Queso", que es otro de los combos estandar de Mc Donalds. Abrazo! GD

Anónimo dijo...

Muy bueno amigo muy bueno! FGR