Salvemos nuestro fútbol

por Matías Ambrosio

A menudo nos preguntamos acerca de cuáles son causas del bajo nivel futbolístico exhibido en el fútbol argentino, tanto en el torneo local como en las selecciones nacionales ya sean mayores o juveniles. Sin duda, uno de los motivos preponderantes de este pobre nivel es la venta prematura de jugadores, algunos de ellos ni siquiera llegan a debutar en la máxima categoría de nuestro futbol.(para leer el artículo completo, cliquear en el título)
Desde luego, esta sangría de talentos no se da por casualidad, los jugadores emigran en busca de progreso económico y deportivo y sería desatinado e injusto condenar a estos chicos por ello. Es más, muchas veces no son los jugadores los que toman las decisiones, pues son incitados por representantes, apoderados y parientes que buscan salvarse. Sabida es la diferencia económica que existe entre el fútbol doméstico y el del viejo continente y demás ligas de alrededor del mundo que pagan en Euros y dólares, mejor organizadas y sin tanto dramatismo y locura por el resultado. Encima, muchas de esas ligas no sufren la violencia de las barras bravas y de esta manera la brecha se agranda y se torna prácticamente imposible retener a los futuros crack.
En este sentido es para tener en cuenta el proyecto que está emprendiendo el Club Atlético Boca Juniors junto con sus pares catalanes del Barcelona formando un vínculo entre las divisiones menores de ambos monstruos del fútbol mundial con el objetivo de potenciarlas y mejorarlas por medio del intercambio de jugadores y formas de trabajo. Es inteligente que un club como Boca quiera emular la gran labor realizada por el FC Barcelona ya que el club español se ha destacado ampliamente sobre el resto en lo estructural y en lo deportivo.
La aspiración del club de la rivera es que dentro de unos años todas las categorías jueguen con el mismo sistema y que la primera sea abastecida por el semillero, un método de enseñanza y una filosofía idéntica a la de La Masía, el centro juvenil que tanto resultado le dio al conjunto Culé. El mayor objetivo es lograr que seis de once titulares hayan surgido de la cantera y así, dándoles prioridad a los juveniles, evitar que emigren antes de tiempo. Este “seis de once” es mucho más terrenal si lo comparamos con el utópico “nueve de once” que anunciaba el ex presidente de Boca y actual intendente Mauricio Macri hace más de 15 años.
Asimismo sería importante trasladar esta unidad de conceptos a las selecciones nacionales, tal vez con la inclusión de Marcelo Trobbiani se logre, ya que Trobbiani trabajará para proveer de información y sobre todo de futbolistas a la selección mayor dirigida por Alejandro Sabella. Trobbiani estará a cargo de jugadores menores de 20 años y su meta es poder depositar al menos un jugador en el plantel argentino en el mundial que se jugará en Brasil en el año 2014. Es un proceso a largo plazo y es menester armarse de paciencia tanto hinchas como periodistas y sobre todo dirigentes para poder cristalizar este proyecto.
En definitiva de lo que se trata es de contener, acompañar, aconsejar y motivar a los jóvenes para que jueguen a la pelota, enriquezcan su técnica y se diviertan practicando este maravilloso deporte, sin obviar la disciplina del trabajo y el estudio como ítem primordiales de la formación. Si se logra que sus mentes se liberen de tantas presiones internas y externas los chicos podrán disfrutar del fútbol y los millones de aficionados tendrán un espectáculo de más nivel sin la fuga prematura de esos talentos. Para exigencias y presiones ya van a tener tiempo.
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