Argentina entró en recesión

El diario El Cronista informó recientemente que la economía argentina entró en recesión en noviembre del 2011, siendo ésta la octava fase contractiva de la actividad económica desde enero de 1970, según estudio de Juan Marío Jorrat, investigador y director del proyecto Ciclos Económicos y Crecimiento de la Universidad Nacional de Tucumán. (para leer la nota completa, cliquear en el título)

El trabajo explica que para establecer las fechas de inicio de las recesiones (picos) y del fin de ellas (valles), “se utiliza un indicador mensual de actividad económica, conforme a la metodología establecida por el National Bureau of Economic Research (NBER)”, de los Estados Unidos. 


 Define como recesión “un periodo de caída en el Indice de Actividad Económica con una duración mínima de cinco meses y que, con la expansión anterior y la subsiguiente, constituya un ciclo de por lo menos quince meses de extensión”. De manera similar se especifican las expansiones. Al estudiar los ciclos económicos, el objetivo lo constituyen ciclos que no se confundan con los movimientos estacionales anuales y que persistan más de un año, pudiendo durar hasta 15 años. 


 El autor ahonda en el análisis preguntando ¿Cómo se puede hacer, entonces, esta aseveración que la Argentina ya entró en recesión cuando recién llevamos cuatro meses de caída, hasta marzo de 2012, inclusive? Para contestar a esta pregunta, que puede parecer temeraria, hay que considerar varios factores: En primer lugar, el ICAE, construido para determinar puntos de giro en la economía (picos y valles) brinda también información sobre un eventual cambio brusco en la tendencia. La extensión metodológica desarrollada en el CEC-UNT permite comparar mensualmente las variaciones interanuales del ICAE con el crecimiento potencial anual de Argentina y verificar estadísticamente (científicamente) la hipótesis de cambio brusco. Esta señal anticipa los giros en tres meses.


 Agrega que en segundo lugar, además del ICAE, en el proyecto CEC-UNT se tuvo éxito en desarrollar el Indice Compuesto Líder, construido como índice compuesto de quince series líderes, que anticipa en ocho meses y con el 90% de éxitos los giros del nivel de actividad económica, en promedio. Así que, como se anunció en los medios de comunicación social a fines del año 2011, el Indice Compuesto Líder de la Economía Argentina (ICLE) tuvo un pico en febrero de 2011, desde junio de ese año tomó valores inferiores al crecimiento potencial anual (2,5% anual) y desde octubre de 2011 presenta tasas de cambios anuales negativas. En este caso particular, el líder anticipó en nueve meses el giro del nivel de actividad económica. 


En tercer lugar, conforme a la primera metodología del NBER que consistía en “contar series que crecían” y definir puntos de giro cuando esos porcentajes pasaban por el 50%, se puede definir los Indices de Difusión de Series Coincidentes y Líderes como el porcentaje de indicadores que contribuyen positivamente al índice compuesto en cada grupo de series, coincidentes o líderes. Para los indicadores coincidentes, en marzo de 2012, el porcentaje es de 42%, con una marcada tendencia negativa. Para las series líderes, el porcentaje de aquellas que contribuyen positivamente al ICLE es del 27%. Esta ausencia de señales promisorias en ambos indicadores nos lleva a inferir probabilidad nula de un cambio brusco de tendencia. 


 Además, reflexiona sobre los ciclos argentinos verificados en los últimos cuarenta años, periodo en el que se han detectado ocho recesiones y ocho expansiones. ¿Qué hizo diferente en esta oportunidad la Argentina en su política económica para que el pasado se torne irrelevante para predecir el futuro? Por supuesto que sería naif suponer una conducta determinística de los agentes económicos y sociales que constituyen la Argentina, pero el método científico-econométrico viene en nuestra ayuda, como se mencionó en los párrafos anteriores. Señala que las recesiones se reflejan en caídas en el PBI, producción industrial, construcción, recaudación total por impuestos, importaciones, inversión, ventas y consumo, consumo de bienes durables, empleo privado, remuneración total real de los asalariados de la economía, incluyendo sector industrial, y en aumentos en el desempleo y subempleo. En el caso argentino, las recesiones son mejoradoras de la balanza de pagos ya que deprimen las importaciones y aumentan las exportaciones como una consecuencia natural del gran efecto ingreso sobre las importaciones…. tienen una duración, en promedio (mediana), de 15 meses, su amplitud (cambio pico-valle) en el PBI es del -7,8%, con una gran variabilidad y la velocidad promedio en el PBI es de -6,5% anual. Asimismo, arriesga que no habrá cambio de tendencia en la actividad económica hasta fines del año 2012 (marzo 2012 + 8 meses liderazgo=noviembre 2012).


Entre los datos negativos, destaca que la inflación y la disparidad entre la tasa de inflación INDEC y del Congreso han dejado a los agentes económicos sin una referencia para restablecer los precios relativos que son importantes para asignar los recursos. Otras variables negativas la constituyen el gasto público real y la necesidad de ajuste o de financiamiento ante la caída de los recursos tributarios reales, y la situación vivida con el tipo de cambio, a partir de la serie de medidas restrictivas tomadas por el gobierno nacional.


 Por el contrario, estima positivamente si continúa la actual tendencia, que los precios internacionales se tonificaron desde noviembre de 2011 a marzo del 2012 en un 8% en dólares de 1993, aunque todavía están un 20% por debajo del máximo de marzo de 2008. … pero eso depende de las circunstancias internacionales: EE.UU. recuperándose, la zona euro cayendo en recesión, BRICS desacelerándose, etcétera. Todas cuestiones sin evidencia empírica como para estimar el efecto neto.

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