Asignaturas pendientes en la ciudad

Por Mariano Rovatti
El conflicto de los subterráneos puso de manifiesto uno de los temas críticos en la ciudad de Buenos Aires, como es la cuestión del transporte. En esta nota intentaremos analizar los asuntos más problemáticos que afectan al distrito. La ciudad de Buenos Aires tiene una extensión ideal y otra real. La primera está comprendida dentro del área limitada por la Av. Gral. Paz, el Riachuelo y el Río de la Plata. Es lo que formalmente conocemos como Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Pero la verdadera dimensión de la ciudad abarca todos los partidos del conurbano bonaerense, más allá de los límites formales.(para leer la nota completa, cliquear en el título)

Esto determina el primer paso para resolver los problemas de la ciudad: considerar a todo el Area Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) como una unidad, compleja y diversa. Ello exige la elaboración de políticas de Estado, para lo que se requiere la implementación de un ámbito permanente de discusión y decisión integrados por la Ciudad, la Provincia de Buenos Aires y la Nación. Y consecuentemente con ello, la deposición de actitudes rupturistas por parte de todas ellas, cesando los permanentes boicot que se prodigan entre sí.

 La inseguridad, el caos del tránsito, el colapso del sistema de transporte público, la salud, la educación y el medio ambiente son cuestiones que deben ser abordados tomando al área metropolitana como un conjunto, aportando cada jurisdicción sus respectivos planes para solucionarlas.

 Más allá de todo ello, la Ciudad de Buenos Aires presenta varios problemas estructurales, en los cuales tiene diferentes grados de responsabilidad. Analizaremos aquí los que ponderamos como prioritarios:

 Inseguridad: 

 Más allá de los datos estadísticos, es el tema que más preocupa a los porteños. La seguridad de la ciudad se parece cada vez más a la del conurbano, borrándose paulatinamente las fronteras entre ambas jurisdicciones.

La actual gestión de la Ciudad Autónoma creó la Policía Metropolitana , a la que sostiene con fondos propios. La Constitución Nacional, en su art. 75 inc. 2, prevé que la transferencia de servicios y funciones del ámbito nacional al provincial debe hacerse con la correspondiente cesión de recursos. En este caso, no se trató de una transferencia propiamente dicha, sino de una autorización concedida por el gobierno nacional al de la ciudad para contar con una policía propia.

 La coexistencia de la Policía Federal Argentina, responsable primaria de la seguridad en el distrito federal, con la Metropolitana, requiere de una política común, en donde se conjuguen los esfuerzos para enfrentar al delito. Ello no ocurre. No hay colaboración planificada, ni división de tareas.

La PM se halla ubicada territorialmente sólo en dos comunas, en donde, según lo informado por diferentes entidades vecinales, la inseguridad ha decrecido. Lamentablemente, para el resto de la ciudad no hay previsto un plan de expansión relevante. Para el corto y mediano plazo, sólo se prevé la vigilancia a través de móviles salidos de las bases existentes.

 ¿Qué puede hacer la ciudad en materia de seguridad? Mientras no se aborde el tema desde la perspectiva integral del AMBA, tiene un limitado ámbito de acción, el que de todos modos, debe agotar: trabajar con planes de prevención del delito, con participación de las entidades vecinales; mayor iluminación en la vía pública, instrumentación de una red de cámaras de video y desarrollo de un plan de inteligencia para detectar redes delictuales organizadas, son ejemplos de las tareas que debe abordar. Algunas de ellas ya se han comenzado, pero falta mucho aún.

 Conceptualmente, entendemos que no debe caerse en falsas antinomias en el debate público sobre este problema, entre el garantismo y la mano dura . Sin tinturas ideológicas, el Estado en todos sus niveles debe promover la revisión de las leyes de fondo, la reforma de la legislación procesal, dotar al Poder Judicial de los recursos necesarios, reformular los criterios jurídicos de numerosos magistrados, jerarquizar moral, económica y técnicamente a las fuerzas policiales, trabajar en conjunto con las ONGs especializadas en función de prevenir el delito, reestructurar los sistemas carcelarios, y mejorar la infraestructura urbana para evitar la proliferación de delitos y la impunidad de quienes los cometen.

También pueden intentarse soluciones novedosas, como la implementación del juicio por jurados, previsto en la Constitución Nacional, o la elección de fiscales y comisarios con participación popular a través del sistema de audiencias públicas.

 Las autoridades responsables deben –simplemente- actuar dentro de la ley, sin hacer la vista gorda frente al delito. Asimismo, sería positivo que los medios de comunicación social eviten ser utilizados como agentes propagadores de mensajes de muerte, odio e intolerancia, aumentando el clima de violencia social.

 Tránsito y transporte público: 

 La ciudad ya ha colapsado hace tiempo en esta materia. Esta es otra cuestión que la ciudad debe abordarla desde una perspectiva integral de toda el AMBA. Mientras tanto, puede desarrollar algunas soluciones:
a)  Hacer peatonales la mayor cantidad posible de calles del área Microcentro (Río de la Plata, Av. Córdoba, Av. Nueve de Julio, Av. Belgrano) para quitar estímulos a la llegada de automóviles al centro.
b) Ensanchar veredas en las calles del macrocentro (área lindante con la anterior con límites externos en Av. Santa Fe, Av. Callao, Av. Entre Ríos y Av. Independencia) , con el mismo objetivo;
c) Construir estacionamientos subterráneos en cabeceras, estaciones importantes o cercanías de la red de subterráneos (Parque Patricios, Constitución, tramos del FC Sarmiento entre Plaza Miserere y Caballito, Retiro/Plaza San Martín, Parque Las Heras, etc.)
d) Desviar líneas de colectivos a avenidas y/o calles especiales cada 4 ó 5 arterias, dejando libres a las demás; sacar las líneas del área céntrica;
e) Construcción de vías de transporte multimodal por sobre la traza de vías del ferrocarril;
f) Ampliación de la actual red de subterráneos llegando hasta los límites de la ciudad;
g) Darle a la ciudad la posibilidad legal de autorizar nuevas líneas de colectivos, cuyos recorridos se ubiquen íntegramente dentro del territorio de la misma;
h) Implementación de mayor cantidad de metrobuses (al estilo del desarrollado en la Av. Juan B. Justo), en avenidas como Rivadavia, San Juan/Juan de Garay, Libertador/Figueroa Alcorta;
i) Implementación de minibuses (unidades rápidas de hasta 15 butacas) para recorridos cortos en áreas céntricas con carácter exclusivo, a un valor mayor que el común;
j) Implementación de una red de tranvías como líneas complementarias y transversales a la red de subterráneos existente, como funciona el Premetro en la zona de Villa Lugano y Villa Soldati:
I. Extender el actual tranvía turístico hasta la Boca y Retiro, tal cual era su traza prevista (enlaza líneas ABCDE)
II. Desde Retiro, por Av. Libertador, Callao, Entre Ríos, hasta Caseros (enlaza líneas ABCDE)
III. Desde Canal 7, por Libertador, Coronel Díaz, Honduras, Medrano, Castro Barros, Boedo, Sáenz hasta Puente La Noria (enlaza líneas ABDE)
IV. Desde el Rosedal por Av. Sarmiento, Santa Fe, Scalabrini Ortiz, Corrientes, Río de Janeiro, Av. La Plata hasta Puente La Noria) (enlaza líneas ABDE)
V. Desde el Hipódromo Argentino por Av. Dorrego, Warnes, Acoyte, José María Moreno, hasta Av. Cobo. (enlaza líneas ABDE)
En estos trazados, las avenidas o calles que son de mano única deben convertirse a doble mano, o dejar una franja exclusiva de la calzada para el paso del tranvía.

 Con relación al meneado asunto de los subterráneos, es evidente que el Jefe de Gobierno cometió un error al no hacerse cargo de los mismos. Debió hacerlo, y en caso de verificarse incumplimientos por parte del Estado Nacional, recurrir a la Corte Suprema de Justicia. Políticamente, perdió la oportunidad de mostrar al país capacidad de gestión, y finalmente, pagó un costo mayor que el quería evitar.

 Uso del espacio público: 

 En los últimos años, éste es un problema que ha ido en aumento. El espacio público debe ser defendido por el Estado como un área de uso común, gratuita y accesible para todos los vecinos.

 Lamentablemente, crece el uso del mismo en beneficio de particulares u organizaciones mafiosas, afectando a las población en general. Ubicación de carteles, venta de ropa, electrodomésticos, comida, baratijas y hasta medicamentos se desarrollan impunemente en veredas y calles de la ciudad, por donde deben circular libremente transeúntes y vehículos.

Se perjudica además a los comerciantes que cumplen con la ley y pagan los tributos correspondientes. Las áreas más comprometidas son Plaza Miserere y adyacencias, Retiro y la calle Florida.

 La ciudad debe usar la Policía Metropolitana como disuasiva para evitar la ocupación ilegal del espacio público, dentro de un plan integral que incluya a sus organismos de control, y a la justicia contravencional, en donde el Estado tenga presencia territorial y capacidad de sancionar a los infractores. No hace falta modificación alguna en la legislación, sino la decisión política suficiente.

 También está relacionado con ésto la limpieza del espacio público, que es manejada en forma concentrada para toda la ciudad, con resultados variados según la época y el lugar. Barrios como Balvanera, Parque Patricios o Constitución presentan falencias notables en esta cuestión. No puede aplicarse el mismo sistema de recolección de residuos en toda la ciudad, sino que hay lugares en donde se necesita una intensidad mucho mayor.

 Estos son algunos de los temas pendientes en la gestión porteña. También hay otros para trabajar duro, como la vivienda, la salud, la educación, el medio ambiente, la descentralización, la cultura, la producción y el empleo. La ciudad de Buenos Aires es un distrito difícil y dinámico, pero dispone de recursos como ningún otro en el país para encarar una política con éxito.

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