El maniqueísmo de Carta Abierta

por Héctor Blas Trillo




Supongo que muy pocos argentinos se han tomado el trabajo de leer íntegramente la última “carta abierta”, llamada “la diferencia”, elaborada por el grupo de personas que se califican a sí mismas de “intelectuales” y conforman en verdad un grupo afín al actual gobierno, por lo que al excluir al resto de los “intelectuales” que pudieran querer formar parte de este grupo, están circunscribiendo la intelectualidad al pensamiento único. Lo cual de intelectual tiene bastante poco.Yo hice el esfuerzo de leerla íntegra, y debo confesar que lo conseguí parcialmente. Porque hay partes en las que literalmente me distraje de tal forma que vinieron a mi mente aquellos dulces años de escuela secundaria donde concentrarme en más de una página me resultaba imposible. Sobre todo si desde la ventana de mi cuarto veía pasar alguna señorita más o menos pulposa por la vereda. (para leer la nota completa, cliquear en el título)

La “carta” está cargada de neologismos y de elaboraciones semánticas lo suficientemente densas como para hacerla, en algún punto, inentendible. Tal vez eso forme parte de la intencionalidad subyacente. Por lo general quienes se autodefinen como “intelectuales” muestran “chapa” de complejidad al tratar de expresar las cosas más simples. La complejidad parece ser sinónimo de conocimiento, de inteligencia. Cuando es exactamente al revés.

Voy a llamar a sus autores “el grupo”, no en el sentido lunfardo del término “grupo”, sino en el sentido de que se trata de una cantidad de personas que firman un documento con el cual todos coinciden. Y por supuesto para simplificar.

Despierta mi curiosidad, desde el vamos, que el Grupo se refiera nuevamente a la acción del gobierno kirchnerista en lo que se refiere al llamado terrorismo de Estado. Como es sabido, el gobierno de los Kirchner ha adoptado una política en tal sentido tendiente a juzgar a los militares que ocuparon el poder, y exculpar a quienes aplicaron métodos violentos y terroristas desde bandas armadas sostenidas y apoyadas por otros Estados. Aparte de esto, resulta llamativo que ponga la justicia en manos de un matrimonio político la cuestión, cuando como sabemos depende del Poder Judicial de la Nación.

Luego se hace una referencia a que el kirchnerismo es un sentido de la historia (sic) basado en el “igualitarismo político, social y de género (sexo)”. La verdad es que cuando menos en el plano económico, y simplemente con observar las declaraciones juradas de ciertos funcionarios, el tal “igualitarismo” no está implícito y mucho menos explícito. Más bien todo lo contrario. Dan vergüenza ajena las multiplicaciones de fortunas que hemos podido ver en los diarios.Desde el punto de vista social, la igualdad no se consigue con reparto de dádivas sino con generación de trabajo genuino e inversiones a gran escala. Es obvio que tal reparto no hace sino anquilosar la pobreza y genera dependencia del poder político; humillante de parte de la población menos pudiente. Todos hemos visto miles de veces a las personas que acompañan las “marchas” y “piquetes” por un mendrugo. Ni qué hablar de los actos públicos de los políticos o de los sindicalistas.

Por supuesto no voy a analizar toda la carta porque sería más cansador que leerla. En general tiene una tendencia parecida a la de los ejemplos que he elegido y que son los iniciales de la carta. Es decir, no es que seleccioné párrafos a lo largo de todo el texto, sino que tomé el principio. Y en pocas líneas puede verse que, por un lado se habla de la política seguida en materia de condenas a los militares, obviando absolutamente la situación de los grupos de tareas terroristas amparados por otros Estados; y de inmediato se habla de un “igualitarismo” que no existe, a menos que se pretenda que es tal cosa el matrimonio entre personas del mismo sexo, que pretende que es igual lo que en verdad no lo es. Y no digo peyorativamente ni muchísimo menos. Un hombre no es una mujer y una mujer no es un hombre, y por lo tanto pretender lo contrario es generar confusión y sumar controversias inútiles. ¡Y esto justamente mencionado en una “carta” que se titula “la diferencia!.

Para que se tenga una idea de la pesadez de un texto francamente difícil de desentrañar, tomo un párrafo que sigue a continuación. Es decir, nuevamente sin seleccionar, sino casi a renglón seguido.Brecha, pausa, fisura, hendija, diferencia. Quedémonos con esta última palabra, aunque las demás son parecidas. En todos los casos se desea significar la figura de una innovación en la espesura de hechos, y como se ha dicho, de una peculiaridad irreductible que subsiste en el movimiento político que gobierna el país a pesar de que se lo quiere ver inmerso en el manejo de arbitrariedades, como disuelto en retrocesos y pequeñas maniobras de subsistencia. Para el Grupo, el kirchnerismo es un modo de tomar decisiones “ante severas circunstancias políticas”. Se pretende que es el kirchnerismo el que ha venido a “desfondar el núcleo…de creencias” que produjo una dañina “revolución conservadora indefendible”.

Nadie tiene dudas de que el Grupo es ultra oficialista y representa y defiende, como tal, los intereses de los actuales gobernantes. Sobrevuela todo el texto de esta “carta” la sensación de que el gobierno si tiene culpas es porque no le quedó más remedio; y si no, lo único que tiene son virtudes. Y enfrente, lo que llama la “revolución conservadora” y luego, confundiendo conceptos y términos, “neoliberalismo”. Enfrente está el Averno, más o menos.

El Grupo apunta a una reforma constitucional que establezca una “barrera antineoliberal” (concepto que en ningún momento define), un reconocimiento de la multiculturalidad (sic), la reconstrucción de la geometría (sic) del Estado, la “inclusión de nuevas formas de propiedad”, y otras cuestiones más o menos por el estilo. Un genuino galimatías.

También habla por allí del “bonapartismo mediático” (claramente aludiendo a los llamados “medios” opositores) , de las “acciones desestabilizadoras que son un acecho permanente” y que “las fuerzas del conservadurismo” y sus “agentes de la repetición” habrán de conjurar lo actuado, a menos que el kirchnerismo gobierne también entre 2015 y 2019. Todo un magma semántico de mala calidad y sumamente encarajinado (si se me permite) para terminar diciendo que lo que quieren es modificar la Constitución Nacional para posibilitar la reelección de Cristina Fernández. Porque es obvio que el kirchnerismo, como tal, no requiere que la misma persona vuelva a ser presidenta. El resto de las cuestiones que intenta este Grupo incorporar como “debate” para tal reforma, es en realidad un intento de imponer la idea de que el kirchnerismo es lo bueno y el resto es lo malo. Por eso las barreras, por eso la negación de la existencia de otras vertientes ideológicas.Y todo esto en nombre de la intelectualidad, que se confunde con sabiduría, o pretende confundirse, para ser más preciso.

Observen por favor la manera que tiene este Grupo insólito de decirnos que hay que abrir el camino de la reelección. Y espero que no se les crucen los ojos durante la lectura:Los pueblos y los gobiernos de Suramérica son navíos en la tormenta que asumen la responsabilidad de rediseñar las magnas normas para que coincidan con los procesos de transformación que suceden en varios países de la región viabilizando, en algunas de esas experiencias populares, la eventual continuidad democrática de liderazgos cuando estos aparecen como condición de esta inédita etapa regional. Ello configura un “momento constitucional”, apropiado para ligar las transformaciones en curso y el andamiaje legal. No se trata de imponer normas, sectorizar gobiernos, arbitrar en causa propia en cuestiones de grave significación institucional, sino de pensar en forma completa el decurso de una historia. Si las formas más relevantes de los cambios deben ser protegidas, un armazón novedoso de normas debe legislar a una escala constitucional admisible y nueva las relaciones entre el Estado y la sociedad, entre la producción y el consumo, entre la economía y la política, entre la república y la nación, entre los derechos particulares y los derechos sociales.

Dicho cortito y al pie: me nefrega lo que está escrito y votado por esta misma presidenta en 1994 cuando era legisladora. Me importa un rabanito todo: la corrupción, la inseguridad jurídica, la patología discursiva en cadena, etc. Todo me importa nada. Hay que “viabilizar” la “eventual continuidad democrática”. Chan chan.

Esta tendencia a no soportar lo que piensa el otro, a intentar descalificarlo acusándolo de cualquier cosa. Intentando borrar sus ideas de la faz de la Tierra. Buscando anular de raíz la participación democrática, intentando eternizar a una persona en el poder (podemos recordar, ya que estamos, a Violeta Parra y su “miren cómo se olvidan que son mortales”). Todo el conjunto de parrafadas vacuas, complicadas, inconsistentes, no definitorias con pelos y señales sobre lo que se quiere decir. Esta tendencia es la que más me asusta. Borrar de la existencia el disenso, terminar con quien piense que es mejor ser conservador, neoliberal o lo que fuera. Acabar de una vez por todas con el diferente, es lo que lleva el sugestivo título de LA DIFERENCIA. Una pintura de la época que me toca vivir, a mí y a todos Uds.

El maniqueísmo politiquero. La cerrazón intelectual a cargo de “intelectuales”. La negación de lo evidente bajo el disfraz de lo conveniente.

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