Comenzó el poskirchnerismo



Por Mariano Rovatti

El cierre de listas dejó en claro que la Argentina se halla en el fin del ciclo kirchner-cristinista. Días después de una nueva derrota política tras el fallo adverso de la Corte Suprema invalidando la reforma judicial, y frente a la certeza de la derrota en Capital, Córdoba, Santa Fe y Mendoza, necesitaba jugarse con una lista ganadora en Buenos Aires. Además de no encontrar un dirigente de peso que la encabezara, tendrá que confrontar contra Sergio Massa, quien tuvo habilidad y temple para manejar los tiempos, erigiéndose momentáneamente en la estrella del firmamento político. Daniel Scioli terminó entregándose sin luchar. Mauricio Macri rescató un acuerdo con el intendente de Tigre que le permitirá retener el distrito y llegar a la línea de largada del 2015. El peronismo disidente nuevamente dio muestras de su crónica ineptitud para construir un liderazgo. El radicalismo y sus aliados lograron un buen acuerdo en Capital, y aspiran a la victoria en Mendoza y Santa Fe, pero se diluyen en Buenos Aires. La campaña se desarrollará en un año en el que todo le sale mal al gobierno, previéndose mayores complicaciones en el ámbito económico-social.

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Cuando un ciclo político se va agotando, una pregunta que se hace el dirigente político suele ser ¿cuál es el perfil que debe adoptarse? ¿reafirmar la crítica para demostrar coherencia? ¿o apuntar a crear nuevos paradigmas? ¿prometer un giro de ciento ochenta grados o garantizar continuidad de algunas políticas?

En la política moderna, los símbolos son más decisivos que el contenido de un discurso. También son más importantes los candidatos que los partidos, y de aquéllos no tanto los antecedentes, como las sensaciones que transmiten en el aquí y ahora a través de su imagen.

Quienes han progresado en la política argentina de los últimos años, se guiaron por estos principios, y aquellos que los desoyeron, quedaron al costado del camino.

Con una gestión de gobierno aceptable, una excelente tarea de comunicación, un delicado manejo de los tiempos y un silencio impertérrito, Sergio Massa supo convertirse en el político número uno en la consideración social, y luego materializar –a través de esta presentación de listas- uno de los daños más severos en el andamiaje político del gobierno. El que puede marcar el final del ciclo.

Armó una red de referentes en la provincia de Buenos Aires, la mayoría de ambas márgenes del peronismo, y nucleó a una importante cantidad de intendentes: Darío Giustozzi, Joaquín de la Torre, Gabriel Katopodis, Sandro Guzmán, Luis Acuña, Luis Andreotti, José Eseverri, Gilberto Alegre, y recientemente, Jesús Cariglino, entre otros. Sobre el filo del cierre, acordó con Mauricio Macri, y presentó una lista plural integrada por los nombrados Giustozzi y Guzmán junto a Felipe Solá, Juan Ignacio de Mendiguren (ex titular de la Unión Industrial), Mirta Tundis (periodista en temas provisionales del grupo Clarín), Adrián Pérez (ex referente de Lilita Carrió), Guillermo Montenegro, Soledad Martínez y Gladys González (éstos tres últimos del PRO). Recién en el puesto 13 hay un sindicalista, Héctor Daher. También están el empresario de medios Matías Garfunkel (pareja de Victoria Vannucci, socio de Raúl Moneta y Sergio Spolczki), el actor Fabián Gianola –quien criticó reiteradamente al gobierno- y Silvia Vázquez, lo que sugiere un acuerdo con Alberto Fernández, quien apoyaba a Scioli.

Hay quienes dicen que éste es otra jugada más del peronismo para seguir en el poder, simulando cambios que en esencia no lo son, porque al final, sobreviven siempre los mismos. Y que salvo los más expuestos, todos los demás logran reciclarse ante la sociedad para seguir en el candelero impunemente.

Algo de razón tienen, pero el análisis requiere mayor profundidad y conocimiento sobre cómo funciona el poder. Es verdad que muchos de los que hoy se oponen al gobierno, “rompieron” hace poco tiempo. Pero hay que tener en cuenta cómo funciona el ejercicio del poder político en la Argentina, en el peronismo y en el kirchnerismo.

Estamos viviendo una época en que el poder se ejerce brutalmente, atando las voluntades de gobernadores e intendentes con los recursos del Estado Nacional, convertido en la última década en la única caja capaz de financiar los tres niveles del Estado. Son contadísimos los proyectos políticos que han dado frutos en oposición a la conducción presidencial.

Además, ésto se combina con la confrontación cerril como práctica esencial del gobierno, llevando la tensión hasta el extremo como sistema para la construcción de poder.

La cadena de errores presidenciales y la publicidad descarnada de su corrupción estructural que la sociedad ignoraba –o prefería no conocer- marcan un proceso de declinación en el kirchnercristinismo. Y ella es una invitación a abandonar un barco que ya está en proceso de hundimiento, con lo que se abren puertas que antes estaban cerradas. .

Hace apenas dos años, Cristina Fernández arrasó con el 54% de los votos, sacando una ventaja jamás vista a sus competidores. En esa elección, la oposición presentó candidatos sin atractivos ni propuestas.

En toda sociedad, los gobiernos tienen ciclos. Limitados por los resultados, y por el nivel de tolerancia social. Aun las gestiones más exitosas, algún día decaen y pierden apoyo popular. Cuánto más las que se equivocan y perjudican al pueblo.

Las puertas que hoy se abren están activadas por la necesidad de “lo nuevo”. En esta coyuntura signada por el hartazgo, el mal humor y la indignación, aquéllos que logren presentarse como “lo nuevo” prevalecerán.

Y aquí es dónde juegan los símbolos y la imagen, más que los antecedentes y la ideología. “Lo nuevo” no es quien demuestra serlo con su foja de servicios, sino quien logra transmitir esa sensación en el aquí y ahora. Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Fernando de la Rúa, Néstor Kirchner y Cristina Fernández lo lograron cada uno a su tiempo.

La sociedad no disfruta cuando asiste a la confrontación sistemática entre sus dirigentes, como los niños sufren cuando sus padres riñen entre sí. Hoy “lo nuevo” comienza por no confrontar.

El arquetipo del político no confrontativo era Daniel Scioli, pero llevó esa condición al extremo y –por la enorme dependencia financiera que su provincia tiene de la Nación- se vio impedido de dar el salto, rindiéndose sin pelear. Tal como lo anticipamos hace meses, ese lugar vacío lo ocupó Sergio Massa.

Las dos primeras definiciones del Massa candidato fueron obvias: un perfil de no confrontación, y el rechazo a la reelección presidencial. Lógico: el sería uno de los beneficiarios del impedimento constitucional.

Quienes esperen muchas más definiciones pueden frustrarse. Sin subirse al ring, viene ganando la pelea por puntos,,,,entonces ¿para qué cambiar? Menos aún en una elección legislativa.

Un triunfo en octubre lo ubicará a Massa en la línea de largada para la carrera presidencial en el 2015. Allí sí deberá exponer cuál es el país que quiere liderar. La construcción de poder sin para qué repetiría la experiencia de la Alianza, que logró derrotar al menemismo y al duhaldismo, pero no supo qué hacer con ese poder conquistado, llevando al país a una hecatombe.

El oficialismo llevará una lista integrada básicamente por hipercristinistas. Llama la atención la ausencia de camporistas en la nómina bonaerense. La impericia política y administrativa demostrada por la mayoría de sus referentes quizás sea la razón de ello.

El primer lugar será para otro intendente del conurbano: Martín Insaurralde, de Lomas de Zamora. Un reconocimiento de Cristina de sus necesidades electorales. Lo acompañan Juliana Di Tullio (nueva presidenta del bloque e hipercristinista), Verónica Magario, (presidenta del Concejo Deliberante de La Matanza e hija del ex tesorero de Montoneros), Héctor Recalde, Remo Carlotto, Teresa García, Carlos Kunkel, Cuto Moreno, Diana Conti, Edgardo de Petri y Dulce Granados. Todos han demostrado lealtad sin límites a Cristina. En el caso del ex abogado de la CGT, traicionando descaradamente al movimiento obrero que lo puso en la lista del FPV hace cuatro años.

La ocasión sirvió a la Presidenta para fulminar a Daniel Scioli. Quizás su carrera política tenga algún futuro, pero su proyecto presidencial fue enterrado el sábado. Tras realizar gestiones con Massa y Macri –luego de días sin que la Presidenta le atendiera el teléfono- ésta le exigió encabezar la lista y renunciar a la gobernación. La negativa de Scioli significó que se quedara sin representación en esta elección. Sus seguidores fueron apartados también de la lista que encabezará Francisco De Narváez, quien tenía un acuerdo con Scioli. Algunos colaron en la lista de Massa, pero cambiaron de jefe.

Scioli se queda con un panorama desolador: relaciones rotas con Cristina, sin reelección en la provincia, con el proyecto presidencial acabado, dos años de gestión muy duros por delante y dando un apoyo gratuito al kirchnerismo en el final de su ciclo.

La lista de Francisco De Narváez lleva a sus leales Gustavo Ferrari, Alfredo Atanasof y Daniel Amoroso junto con Claudia Rucci y Omar Plaini, colocado por Hugo Moyano, quien simbólicamente será candidato en el último lugar de la lista.

La candidatura de Massa es un límite muy fuerte a las aspiraciones del Colorado, quien buscará quedar lo mejor posible de cara a las elecciones para gobernador en el 2015, en donde el principal contendiente sería Darío Giustozzi.

Con escasas posibilidades y sin acordar con los otros frentes quedaron dos listas peronistas: la de Gerónimo Venegas integrada exclusivamente por personas de su cercanía y las de Compromiso Federal -impulsadas por los hermanos Rodríguez Saá- lideradas cada una por Zulma Faiad y Eduardo Amadeo. Celebrarían si en octubre meten un diputado cada una.

Para pelear el tercer lugar, el Frente Progresista Cívico y Social unió al radicalismo, el socialismo, el GEN y la Coalición Cívica. Encabezan su nómina Margarita Stolbizer, Ricardo Alfonsín y Héctor Gutiérrez.

Las distintas versiones de la izquierda presentarán listas encabezadas por Marta Maffei, Néstor Pitrola y Héctor Heberling. Si logran que entre uno, sentirán que tocan el cielo con las manos.

En la ciudad de Buenos Aires, la elección de senadores generaba una gran expectativa. Las aspiraciones presidenciales de Mauricio Macri le exigían ganar la elección por amplio margen.

La posibilidad de que Roberto Lavagna fuera de la partida como candidato a senador ponía a Macri frente a un dilema: si le ofrecía estar en la lista, con una victoria se creaba a sí mismo un fuerte competidor para el 2015. Si Lavagna iba por fuera del PRO, podía ganarle a Gabriela Michetti, la elegida por el Jefe de Gobierno. Finalmente, logró lo que mejor respondía a sus intereses: que Lavagna no participara de las elecciones. El acuerdo con Sergio Massa quizás haya sido el marco de esta deserción del ex Ministro de Economía.

El PRO llevará a Michetti y Diego Santilli en la fórmula de senadores, y a Sergio Bergman como cabeza de la lista de diputados, que casi no incorporó extrapartidarios. Federico Sturzenegger, Laura Alonso, Jorge Triaca, Silvia Majdalani, y Álvaro González están en los lugares expectantes. Si no cometen errores, tienen las mayores probabilidades de triunfo en el distrito. Así, crecerían las posibilidades de Michetti de ser la candidata a suceder a Macri en la gobernación porteña.

La novedad es la conformación del frente UNEN, integrado por el radicalismo, el socialismo, Libres del Sur, la Coalición Cívica y Proyecto Sur. Tres listas que competirán entre sí en la primaria:

Una lleva a Alfonso Prat Gay y Victoria Donda para senadores y Ricardo Gil Lavedra, Humberto Tumini, María Soledad Gutiérrez Zaldívar y Sergio Abrevaya para diputados. Si tenemos en cuenta lo dicho párrafos arriba respecto de “lo nuevo” ésta es la lista más competitiva del UNEN.

Otra lista es la de Fernando Solanas como senador y Elisa Carrió para diputada, que competirá junto a la Rodolfo Terragno senador y Martín Losteau diputado. En las primarias, cada una de estas tres listas tendrá un caudal relativo de votos, pero la integración en una única nómina en octubre les dará chances de figurar con un porcentual interesante, peleando el segundo lugar.

El Frente para la Victoria recurrirá nuevamente a Daniel Filmus y Paula Español como como postulantes al Senado, y Juan Cabandié (aquí sí La Cámpora logró figurar) Liliana Mazure, Carlos Heller y Ricardo Forster como diputados. No les espera una elección exitosa. La izquierda ofrece listas encabezadas por Claudio Dellacarbonara y Jorge Altamira; y otra más moderada con Claudio Lozano e Itai Hagman. Pocas posiblidades les asisten a ambas. En el resto del país, sobresalen las siguientes postulaciones:

Córdoba: el gobernador De la Sota .con ambiciones nacionales para el 2015- impulsa a Juan Schiaretti; frente a él, estarán Carolina Scotto (FPV), Oscar Aguad (UCR), Héctor Baldassi (PRO), Olga Ruitort (ex mujer del gobernador) y Domingo Cavallo, impulsado por los Rodríguez Saá para restarle votos a Schiaretti, uno de sus ex colaboradores. El triunfo de Unión por Córdoba mantendría vivas las aspiraciones de De la Sota.

Santa Fe: Las principales candidaturas son las de Hermes Binner y Ricardo Barletta (FPCyS) y Miguel del Sel (PRO), quien acordó con Carlos Reutemann. Final abierto sin despreciar la lista del FPV encabezada por Jorge Obeid.

Mendoza: esta elección puede significar el relanzamiento del proyecto de Julio Cobos (UCR), quien con una victoria vuelve a ser presidenciable. Alejandro Abraham (FPV) Daniel Cassia (CF) y Carlos Aguinaga (PD-PRO) serán sus rivales.

Santa Cruz: Alejandro Victoria (PJ) será apoyado por el gobernador Daniel Peralta, quien también tendrá ambiciones nacionales si derrotan al radical Eduardo Costa y al kirchnerista Mauricio Gomez Bull. La importancia del distrito es obvia por ser la cuna del gobierno nacional.

En otros distritos, se destacan la presencia de Alfredo Angelis (PRO Entre Ríos), Juan Manzur (FPV Tucumán) y Mario Das Neves (PACH Chubut), quienes podrían volver a la instalación nacional.

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