Hannah Arendt, la musa ideológica de Marina Silva



por Juan Arias


La crítica a la “vieja y arrogante política” de los partidos o la predilección por la democracia directa son algunas de las influencias

¿En quién se inspira intelectualmente la candidata, Marina Silva? ¿En la lectura de qué textos ha bebido sus reflexiones que a muchos le parecen enigmáticas, crípticas, “soñáticas”, diferenciadas del lenguaje común de los otros políticos?

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Una de sus fuentes es la pensadora alemana de origen judía, Hannah Arendt, fallecida en 1975, que perdió, durante la Segunda Guerra Mundial su nacionalidad alemana y sus derechos políticos por diez años. Tras haber sido enviada a un campo de concentración nazi del que consiguió huir, acabó recibiendo la nacionalidad norteamericana y fue catedrática en la Universidad de Chicago y en la New School of Social Reserche en Nueva York.

Conceptos políticos barajados por Marina, se encuentran en los escritos, por ella citados, de esta filósofa alemana, como la crítica dura a la “vieja y arrogante política” de los partidos, la predilección de la democracia directa a la representativa, el uso de plebiscitos para dar voz a la gente, la puja por reunir a los diversos, y hasta la idea de conjugar política con sueños, milagros y hasta religión.

En Francia, donde se exilió huyendo del nacismo, Arendt conoció a los grandes intelectuales de la época, como Walter Benjamin. Antes, en Berlin, estudió teología y filosofía con Soren Kierkegaard. Fue también alumna de Martin Heidegger, y Rudolf Bultmann.

Su rechazo de los totalitarismos de izquierdas y de derechas y su defensa del pluralismo político hizo que sus escritos sobre la filosofía existencial y su reivindicación de una discusión política en total libertad, le otorgaron en Europa y América un papel importante en el debate de ideas de mediados del siglo pasado. Por su contribución al análisis de la política recibió el Premio Lessing de 1959 y el Sonning de 1975 otorgado por la Universidad de Copenhague en Dinamarca que ya habían sido otorgados a personajes como la escritora Simone de Beauvoir y al cineasta Ingmar Bergman.

Arendt se ha negado siempre a ser vista como filósofa. Ella se considera una “analista política”. Y son muchas de sus ideas sobre política las que justamente ha asimilado la ecologista brasileña, Silva, que pretende serla segunda mujer que llegue a la Presidencia de la República.

El título de un artículo de Marina que llamó la atención, sobre lo “improbable e imprevisible”, en política y en la vida, que reflejaba ya una especie de profecía de lo que le tocaría vivir en estas elecciones que ella ha llegado a considerar como una especie de milagro, aparece literalmente en los escritos de la pensadora judía.

Interrogándose sobre la política, Arendt escribe: “Si el sentido de la política es la libertad, es en este espacio- y no en ningún otro- donde tenemos el derecho de esperar milagros. No porque creamos en ellos, sino porque los hombres, en la medida en que pueden actuar, son capaces de llevar a cabo lo improbable e imprevisible, lo sepan o no”. Y añade: “ La pregunta de si la política tiene aún algún sentido, aún cuando acabe en la fe en los milagros- ¿Y donde deberían acabar sino?-nos conduce inevitablemente de nuevo a la pregunta por el sentido de la vida”.

Marina, inspirándose en esas palabras de la pensadora judía escribió hace seis años en su artículo citado: “El sentido de la política es la libertad. Los ciudadanos y ciudadanas están creando una política libre, viva, en la academia, en los movimientos culturales, en el consumo consciente, en internet, en las empresas, en las ONGs, en las iglesias. El grande desafio de la democracia es crear espacios múltiples de participación polìtica, en los que los partidos sean partícipes y no guias. Los hombres son aptos a realizar lo improbable y lo imprevisible. Es lo que la sociedad brasileña está haciendo. Y los partidos aún no se han enterado”.

La candidata que creó el significativo partido llamado “Red sustentabilidad”, es decir una “red”, más que un partido, donde caben todas las ideas se inspiró seguramente en la idea filosófica de Arendt cuando defiende que el poder es aquello que “nace de la acción conjunta, concertada, de manera que pertenezca a un grupo”. Esa idea nace, según la pensadora judía, de la conciencia de que “somos un hacerse”, no algo del todo concluido, sino algo que nace de la “duplicidad original de cada individuo”. Nos vamos realizando, según ella, a través de un diálogo de todos que al final puede darnos la impresión de que hemos acabado cambiando de opinión”.

De Marina se ha dicho, en efecto, que suele llevar con los suyos el dialogo sobre un tema hasta el agotamiento y que al final ella puede acabar cambiando de opinión arrastrada por lo que Arendt llama “la fuerza de la deliberación común”.

Existe hasta una coincidencia en la identidad religiosa de Marina y Arendt. Esta última a pesar de su origen judía, estudió con dos grandes pensadores y teólogos protestantes, los luteranos, Soren Kierkegaard y Rudolf Bultmann, y llegó a defender su tesis sobre la idea de amor del Padre de la Iglesia Católica, San Agustín.

Marina, fue católica, seguidora de la teología progresista y social de la Teología de la Liberación y después ingresó en el protestantismo por manos de la Iglesia Evangélica. Hay hasta quién vee en algunas de las ideas económicas de Marina una inspiración del protestante Calvino, como el aprecio por la austeridad de vida y por la idea clave de que el “esfuerzo personal” agrada a Dios hasta el punto que que acabaría bendiciéndolo hasta con el triunfo económico.

De Marina siempre se ha dicho que es más una cultivadora de la “espiritualidad” que de la “religión”, por lo que es vista como una evangélica discreta, despojada de fanatismo. Y fue el luterano Kierkegaard, en quién se inspiró Ardendt, quién acuñó la idea de que “la espiritualidad está por encima de la fe religiosa”.

El fuerte acento ético en el pensamiento de Marina aparece muy evidente en los escritos de Arendt que resume la moral polìtica en el sentido de “coherencia”. La ética, la pensadora judía la extrae del filósofo Socrates cuando afirma que “es preferible padecer una injusticia que cometerla” y que “es mejor ser víctima que autor de una injusticia”.

Las ideas de la pluralidad de la política, de la fuerza de “unir a los diferentes”, que aparecen en el repertario marianista, están todas ellas en evidencia en la obra de Arendt. Marina habia ya escrito hace seis años cuando aún era Ministra de Medio Ambiente de Lula: “Si tengo un ejemplo que dar en mi trayectoria es el del coraje, que no es la fuerza bruta si no el saber manejar sueños y catalizar energías”.

La política Marina está llevando hasta el extremo la idea de Arendt de “unir a los diferentes” cuando afirma querer en un futuro gobierno por ella dirigida tener juntos a Lula y a Cardoso. El mantra de Marina de que es posible en política conciliar “pragmatismo y sueños” es también otra de las ideas claves extraída de la pensadora judía, referencia intelectual y hasta religiosa de la candidata evangélica.

Quién desee conocer mejor todo aquello de que hoy es acusada Marina, que lea a la pensadora existencialista judía, Hannah, una especie de musa intelectual de la Juana de Arco brasileña. Hay quién se pregunta ya, como Elio Gaspari si la guerrera Marina, no acabará también en la hoguera que quitó la vida a la santa francesa. O bien, perseguida como la judía Arendt, porque sus sueños y profecías políticas infunden aún miedo a la “vieja política”.

Publicado en El País, de Madrid

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