Ni Ivo ni Damián



Por Mariano Rovatti

Las posturas de Damian Szifron e Ivo Cutzarida en materia de inseguridad, exhibidas últimamente en los medios de comunicación con una brutal polarización, expresan una banalizacion del tema, mas útil para llenar espacios en televisión que para aportar soluciones al problema. Aquí proponemos un manojo de acciones para implementar.

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La tesis de Szifron es la típica postura que concibe la delincuencia como un fenómeno económico social, fruto de la concentración de la riqueza y la pérdida de oportunidades en el ámbito laboral. Así se considera al delincuente como una victima del sistema, y surge la idea abolicionista de la pena. Es la misma concepción que inspiró el delirante proyecto de reforma penal promovido por el gobierno nacional con apoyo de la UCR y el PRO (aunque éste luego se retractó). El mismo fue abortado este año tras la reacción de periodistas, especialistas y referentes políticos.

La postura de Cutzarida, es la tradicional expresión emocional frente al avance del delito y la impunidad. La misma se expresa a través de reclamos de mano dura, exteriorizados generalmente con un tono de bronca e intolerancia. Esta tesis recuerda la cruzada de Juan Carlos Blumberg que culminó con una desprolija reforma penal, en la que se aumentó el quántum de numerosas penas, sin generar resultados positivos para la sociedad.

Ambas son pobres maneras de abordar la cuestión. La inseguridad es un mal creciente y complejo, con múltiples causas que lo alimentan, y cuya solución requiere de una multiplicidad de acciones coordinadas entre los tres niveles del Estado (nacional, provincial y municipal), los tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial), y otros organismos públicos y privados como el servicio penitenciario, las universidades, entidades especializadas en la cuestión y organizaciones vecinales.

Sin tinturas ideológicas, el Estado debe impulsar las siguientes acciones, entre otras:
a) promover la revisión de las leyes de fondo,aumentando el rigor las penas por narcotráfico, corrupción, y delitos organizados;
b) la reforma de la legislación procesal, haciendo más ágiles las causas, y siendo más reticente para las excarcelaciones;
c) dotar al Poder Judicial de los recursos materiales necesarios;
d) reformular los criterios jurídicos de numerosos magistrados; los Consejos de la Magistratura deben realizar un seguimiento de las sentencias de cada tribunal, y de la evolución posterior de los presos que recuperan su libertad, con consecuencias para los magistrados que fallen con negligencia;
e) jerarquizar moral, económica y técnicamente a las fuerzas policiales, creando mecanismos eficaces de control de sus agentes y de sanciones categóricas en casos de corrupción y/o de connivencia con delincuentes; lo mismo debe correr para el personal del sistema penitenciario;
f) trabajar en conjunto con las ONGs especializadas y entidades vecinales en función de prevenir el delito;
g) reestructurar los sistemas carcelarios, orientándolos a la reeducación y reinserción social del convicto;
h) mejorar la infraestructura urbana para evitar la proliferación de delitos y la impunidad de quienes los cometen, a través de mayor iluminación e instalación de cámaras de televisión, entre otras medidas;
i) designar a los fiscales y a los comisarios con participación ciudadana, a través del mecanismo de audiencias públicas;
j) implementar el juicio por jurados, previsto en la Constitución Nacional, integrados 50% por legos y 50% por letrados;
k) en el caso del Area Metropolitana de Buenos Aires, encarar un tratamiento integral del tema, considerando a la región como un distrito único, coordinando políticas y uso de recursos de la Nación, la Provincia de Buenos Aires, los municipios del conurbano y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Asimismo, sería un gran aporte que los medios de comunicación social eviten convertirse en agentes propagadores de mensajes de muerte, odio e intolerancia, aumentando el clima de violencia social.

El tema exige considerar a la seguridad como una política de estado, en la que hace falta grandeza para su elaboración, y compromiso para su sostenimiento en el tiempo.


Buenos Aires, 15 de septiembre de 2014

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno,Mariano. Siempre me gustó tu análisis.
En gran parte, comparto tu opínión. En Nueva York no solamente triunfó la famosa "tolerancia cero" que es lo que muchos políticos nos quieren hacer creer, sino que estuvo articulada con otras políticas: construcción de viviendas en zonas como el Bronx, muy deprimidas; combate total al tráfico de drogas y los funcionarios políticos y policiales que apañaban; mucha, muchísima acción social para mejorar la situación de los más perjudicados y postergados. Hoy, podés circular por el otrora peligrosísimo Bronx casi casi sin problemas, igual que por el resto de Nueva York. Amigos nuestros estuvieron parando en ese barrio sin ningún tipo de problemas paseando normalmente a cualquier hora y tomando los recaudos lógicos. En lo puntual de tu comentario, estoy totalmente de acuerdo con Ivo Kutzarida: el que las hace, las paga; si hay prisión perpetua, que sea PERPETUA; no jodamos.
Un gusto leerte

Anónimo dijo...

Mariano, cuando tengas un minuto en Google: Mundo narco. Y después seguimos conversando.

Anónimo dijo...

Mariano. Por ahí suelen decir que no hay peor ciego que aquel que no quiere ver. Respecto a ello, salvo mejor opinión recomiendo: mundo narco. Y después seguimos conversando.