La política después de Nisman



Por Mariano Rovatti 

Más allá de la conmoción que generaron la denuncia y el crimen de Alberto Nisman, los hechos políticos han sido intensos y variados durante el verano, de cara a un crucial año electoral, que entre otras consecuencias, marcará el fin del ciclo kirchnercristinista en el poder.

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En términos políticos, y más allá de todas las hipótesis que se tejen desde distintas posturas, la denuncia y el crimen del fiscal Nisman han dañado principalmente al gobierno, y a sus potenciales candidatos en las próximas elecciones.

La sensación instalada en la sociedad es que el gobierno es el responsable del hecho, por acción o por omisión. Sea por una línea no controlada de aquél, una guerra de agentes de inteligencia, un atentado del terrorismo internacional, o una combinación deliberada de las tres, el costo político de la muerte violenta del fiscal lo paga el gobierno nacional, desacreditándose hacia adentro del país y hacia el mundo.

Para peor, la seguidilla de irregularidades y torpezas cometidas por funcionarios oficiales, empezando por la misma Presidenta, y siguiendo por Jorge Capitanich, Sergio Berni, Héctor Timmerman y Alejandra Gils Carbó; más la desesperada intromisión del Poder Ejecutivo en la investigación y el abandono de tareas hecho por la custodia policial el día del crimen, comprometen al gobierno nacional mas que a ningún otro actor político, alimentando las sospechas de la opinión pública en su contra.

En las últimas horas del ciclo legislativo 2014, el gobierno había logrado sancionar la ley que incluye la elección de diputados al ParlaSur, en el que pretende candidatear a la Presidenta como cabeza de una lista de 19 miembros tomando al país como distrito único. Además, circulaba un proyecto de prohibir las candidaturas por más de una lista a la vez, lo que intenta beneficiar a los actuales gobernadores, frente a la posibilidad que un oponente sea apoyado por varios partidos de la oposición (ejemplo, lo que ocurre en Jujuy, con Gerardo Morales apoyado por Sergio Massa).

Estas dos iniciativas, que en principio están concebidas para proteger al actual oficialismo, pueden volverse en su contra, ya que alientan la polarización. Y ello no representa una conveniencia para el gobierno, ya que cualquier encuesta da un piso del 70% de rechazo a la actual administración.

En las PASO, dentro del Frente para la Victoria, luce Daniel Scioli como el postulante más aventajado, aunque no goza del apoyo de Cristina Fernández. El sector más afín a ella vería con mejores ojos la postulación de Florencio Randazzo. Muy atrás de ambos, y con posibilidades de bajarse están Sergio Uribarri, Agustín Rossi, Jorge Taiana y Julián Domínguez, entre otros.

A Scioli cada vez le cuesta más sostener la estrategia de hacerse el tonto frente a la radicalización que permanentemente propone el gobierno en todos los temas. Si bien mantiene buenos niveles de popularidad, la figura del gobernador resulta poco convincente a medida que se acerca la elección presidencial, y se impone la idea de elegir un líder, más aún en tiempos de tormenta política. El ex motonauta no lidera su espacio político, y quien si lo hace -la Presidenta- corre detrás de los acontecimientos con deseperación y atolondramiento.

Scioli necesita que el año transcurra lo más tranquilo posible. Se especulaba que el 2015 no fuera convulsionado en lo económico-social (lo que aún está por verse), pero la crisis vino por el lado político. Y el que la sufre es Scioli, principalmente.

Para las PASO, Scioli cuenta con el respaldo de la mayoría de los gobernadores, intendentes de la tercera sección electoral bonaerense y de algunas ciudades importantes del interior. Hasta ahora es el predilecto del Papa Francisco, quien salvo su apuesta por Joaquín Piña en 2006 en Misiones, no tuvo grandes aciertos en instancias electorales locales. También lo respalda la CGT de Antonio Caló y numerosos comunicadores sociales beneficiados por la generosa pauta publicitaria color naranja.

Pero la militancia K lo desprecia y -en la opción- terminará jugando para Randazzo, si es que éste no baja a la Provincia. En teoría, el gobernador debería imponerse en la interna, pero...

En el Frente Renovador se han producido altas y bajas. Llegó Francisco De Narváez, lo que consolida a Massa en la PBA, sumándose a la lista de precandidatos a gobernador: Dario Giustozzi, Felipe Solá y Mónica López. Gustavo Posee se va con la alianza del PRO con Elisa Carrió y Jesús Cariglino fue tentado a seguirlo.

Massa cerró acuerdos con postulantes provinciales de la UCR como Gerardo Morales, Luis Naidenoff, José Cano, Nito Artaza y puede hacer lo mismo con Martín Lousteau en la Ciudad de Buenos Aires y Eduardo Costa en Santa Cruz. En Santa Fe, donde ya tiene a Eduardo Buzzi y Cachi Martínez como precandidatos y Carlos Reutemann como principal referente, conversó con María Eugenia Bielsa, ex vicegobernadora y distanciada de la presidenta. ¿Será su compañera de fórmula?

Massa eligió la difícil posición de ser un opositor moderado dispuesto a mantener ciertas políticas del actual gobierno y a reformar de raíz otras como la seguridad o la lucha contra la inflación. Su posicionamiento halla fundamento en cómo pondera la sociedad al actual gobierno, del que rescata aspectos y critica otros, rechazando enfrentamientos cerrados.

Claro que ello es la foto actual, pero hay que ver cómo evoluciona la película, y todo indicaría que marcha hacia un final complicado, por lo que a medida que se acerque la elección, Massa quizás deba acentuar un perfil crítico tal como hizo en 2013.

Pero hay otro aspecto a considerar, que es que así esta disputando votos sólo con la oposición, dejándole incólume al gobierno su 30% de fierro. ¿No le convendría a Massa salir a pelearle también al gobierno ese 30%? Algunas declaraciones suyas sugerirían ello, con la idea de rescatar lo mejor del Kirchner de 2003, agregándole calidad institucional y reforzando su propuesta en materia de lucha contra la corrupción. En esa ambivalencia, el riesgo que corre el ex intendente de Tigre es el de diluir su imagen.

Otro aspecto interesante del Frente Renovador es la anunciada -pour la galerie- incorporación de Martin Insaurralde. El retorno del novio de América a la intendencia de Lomas de Zamora parecería ser el primer paso de su transferencia al FR, hecho que debilitaría el armado de Scioli en la PBA. Obviamente, todos los dirigentes de nivel distrital están ansiosos de que produzca la confirmación de la noticia para cerrar las respectivas listas. Lógicamente, éso pasará cuando le convenga a Insaurralde, ni un minuto antes. Quienes son refractarios al pase son los actuales precandidatos en especial Darío Giustozzi. Si bien Insaurralde tiene un altísimo grado de conocimiento en la opinión pública, también su credibilidad puede verse afectada por conductas que aquélla pueda considerar como zigzagueantes.

Según lo que surge de la mayoría de las encuestas, y de llegar al ballotage, Massa es el candidato que ganaría en cualquier escenario. Scioli y Macri son concientes de ello, por lo que seguramente le pegaran ambos a la vez y evitaran hacerlo entre si.

En el campamento del PRO, las novedades más importantes las aportan dos mujeres.

Elisa Carrió blanqueó su pase al equipo amarillo, anunciando junto a Mauricio Macri que competirán en la misma PASO. No es una sorpresa, y aunque Macri sea el favorito, la chaqueña puede darle un disgusto. El tema es que hará Carrió luego de una derrota en la interna. Si repite sus antecedentes, rompería el pacto con Macri.

A este acuerdo, le falta el aporte de la Unión Cívica Radical, que competiría con la candidatura de Ernesto Sanz. Por ahora, prima en los cuadros intermedios del radicalismo la idea seguir en el frente UNEN junto al socialismo y fuerzas de centro izquierda, sin contar a los que ya arreglaron con Massa. La convención de marzo será la que decida. Pronóstico reservado.

El otro hecho importante es el no de Gabriela Michetti a ser la segunda en la fórmula presidencial del PRO. El mismo sugiere distintas interpretaciones. Según todos los especialistas, para Mauricio Macri era crucial que fuera Gaby y no otro quien lo acompañara. La diferencia de rendimiento entre una fórmula integrada por ambos y cualquier otra encabezada por el Jefe de Gobierno es abismal.

Esta negativa implica una bifurcación de los proyectos políticos de Macri y Michetti.

Posiblemente, Gabriela estime -o tenga el dato- que Macri está tercero en la carrera presidencial. Si él no entra en el ballotage, y ella gana la jefatura de gobierno, lo desplazará del liderazgo de su espacio político, pudiendo tener a la ciudad como base para un eventual salto hacia las presidenciales del 2019.

Si ponderase mejor las chances de Macri, quizás apostaría a ser vicepresidenta de la Nación. Pero el PRO no logró sentar bases en la Provincia de Buenos Aires, lo que le da pocas posibilidades de ganar la elección nacional. El crecimiento del partido en Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, más algunas operaciones en las que se difunden encuestas favorables, no resultan suficientes para derrotar al peronismo en cualquiera de sus versiones. Desde el punto de vista de Michetti, aceptar la candidatura a vicepresidente y perder, haría que su perfil se desdibujara considerablemente.

Algo parecido evalúa Gustavo Posse: de ser uno más de los precandidatos massistas, pasa a ser el candidato que Macri no tenía en la Provincia. Aunque no supere el 20% de los votos, Posse se hará de un caudal propio muy superior al de cualquier otro referente distrital del PRO, la CC y la UCR. Si Macri queda en el camino, Posse se puede quedar con el liderazgo nacional de ese espacio.

Volviendo a la ciudad, en las encuestas locales, Gaby supera claramente a Horacio Rodríguez Larreta, pero Macri lo prefiere a su actual Jefe de Gabinete porque implica continuidad en la gestión, y en la relación con el poder político y económico. Michetti probablemente modifique ese esquema.

Rodríguez Larreta además tiene la fortaleza de contar con el sólido armado político que construyó desde la gestión, dentro del GCBA y a través de las quince comunas, lo que le permite disponer de un aparato territorial muy difícil de enfrentar. La actual senadora no ha sido capaz de armar ninguna estructura política propia.

De todos modos, la próxima implementación del voto electrónico le da una chance a Michetti frente al aparato larretista, más allá de algunas picardías dispuestas para la implementación de aquél, tendientes a mejorar las posibilidades del premier porteño. Ambos saben que en esa PASO se decide quién gobernará la ciudad, ya que ningún espacio opositor ha logrado generar una alternativa al PRO en el distrito, cuyo electorado tiene una evaluación favorable de la gestión.

La interna porteña del PRO está enmarcada a su vez por la primaria nacional, en la que el PRO competirá contra Elisa Carrió, vieja amiga de Michetti. El único distrito en el que Carrió es competitiva es –justamente- la ciudad de Buenos Aires.

Si analizamos los antecedentes de la chaqueña, no sería extraño que tras el cierre de listas, y las fotos del comienzo con besos y abrazos con el macrismo, Carrió desarrolle una campaña agresiva contra el Jefe de Gobierno, tendiente a ganarle la interna y ser ella la representante del acuerdo. ¿de qué lado se sentiría más cómoda Michetti?

También hay que considerar que va a hacer Martín Lousteau, el candidato opositor que mejor mide en el orden local. Si bien conserva un acuerdo con Carrió, seguirá en el frente UNEN como candidato de la UCR porteña y sus aliados de centroizquierda.¿Le dará la boleta a Massa?

¿Le puede ganar Carrió a Macri una interna? La lógica diría que no, de acuerdo a lo que miden ambos hoy, y a los armados partidarios que ambos disponen. Pero la clave va a estar en cómo va a actuar el votante histórico del radicalismo, cuyo peso electoral ronda el 25%. ¿Lo seguiría a Sanz, si éste es segundo de Macri? ¿o se vería más fielmente representado por Lilita? ¿o, como ocurrió en 2011, migraría hacia el candidato socialista, disconforme con pactos que no lo representan? ¿o seguirían a los intendentes y gobernadores radicales que ya cerraron con Sergio Massa…?

Buenos Aires, 4 de febrero de 2015

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