Una campaña sin gente, sólo focalizada en las redes sociales



Por Alan Soria Guadalupe

Los candidatos porteños no hicieron actos ni grandes convocatorias; se dedicaron a encuentros mínimos destinados a generar imágenes para difundir

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"¿Hay más globos?", "Chicos, que el cartel lo tenga Horacio", "Esta foto es la de las redes, ¿no?", "Vos, el de los globos de la punta, correte más al centro porque no entrás en la foto." A toda velocidad, una mujer del equipo de campaña del candidato a jefe de gobierno de Pro, Horacio Rodríguez Larreta, daba indicaciones a las pocas personas reunidas en Figueroa Alcorta y La Pampa, en Palermo, para que el encuentro con el dirigente fuera lo más fluido posible.

Eran las 11.40 de la mañana del miércoles y el candidato no había llegado. Quince minutos más tarde, tras un brevísimo discurso con una propuesta de gobierno junto al cantante de reggae Dread Mar I y tomarse una foto con unos 20 militantes, ya se había ido. Lo único que quedaba en esa esquina eran los globos de colores perdiéndose de vista en su camino al cielo.

Si hay algo que caracteriza a la campaña electoral de este año en la ciudad de Buenos Aires es la poca gente, la fugacidad del ostentado contacto con el vecino, la economía de recursos y la presencia cada vez mayor de los candidatos en las redes sociales, como reemplazo de los costosos actos políticos con arengas ante miles de militantes.

La manera de hacer política cambió. "Son campañas que se hacen en taxi, que no tienen mucha logística y que están basadas en generar hechos para las redes sociales", dijo a la nacion el politólogo Julio Burdman.

Enterarse de las recorridas de los candidatos es poco menos que un milagro. Los comités de campaña de cada partido eligen lugares estratégicos de la ciudad a la espera de que haya gente interesada en hablar con los postulantes. Cuando los dirigentes llegan, saludan a los militantes -que sí están enterados de la visita-, responden preguntas de algún curioso que se acerca, son fotografiados y filmados por su equipo y se van. A las pocas horas, aparece un video o una foto de la recorrida en la página de Facebook del candidato, al que siguen desde 200.000 hasta 470.000 personas. "Muchos de los encuentros son plataformas para sacarse fotos. Se generan hechos de cinco minutos con una catarata de selfies que después repercuten en miles de personas. Son puestas en escena", sostuvo Burdman.

Los rulos del candidato de ECO, Martín Lousteau, eran lo único que se distinguía entre la gente en el centro del parque Centenario. El ex ministro de Economía se disponía a empezar a caminar alrededor de la laguna del predio con su compañero de fórmula, Fernando Sánchez; su primer candidato a legislador, Roy Cortina, y el diputado nacional Manuel Garrido. También lo acompañaban militantes y su equipo de fotógrafos. "¿Acá hay que apretar, no?", dijo Lousteau antes de tomarse una selfie con el celular de una vecina. El candidato acababa de presentar una "máquina lanzapropuestas" con forma de tragamonedas que imprimía folletos con ideas para su gobierno.

Comenzó la recorrida. "Dale, pedile otra foto", le dijo una joven a otra que tenía una campera de viento blanca con la inscripción "Evolución" en azul. "Ay, vení, sentate y portate bien porque, si no, no te votamos", bromeó una señora mayor desde uno de los bancos frente a la laguna. Otra foto. "Mirá, tengo $ 22 nada más, te compro una porción de torta, pero yo ya comí", le dijo el candidato a un vendedor ambulante. Una foto más.

La caminata terminó y, antes de despedirse, Lousteau se tomó una nueva imagen con los militantes. Todo había durado media hora. Lo suficiente para preparar un spot de 56 segundos publicado esa misma noche en Facebook y compartido por cientos de usuarios.

Que el peronismo siempre movilizó a mucha gente no es novedad. Aunque sí lo es cuando se supone que un candidato va a hacer una recorrida por los barrios para hablar con los ciudadanos y, en vez de vecinos, lo rodean cientos de militantes. Eso ocurrió ayer por la mañana, cuando el postulante del Frente Para la Victoria estuvo en los alrededores del parque Centenario en lo que fue el inicio de una recorrida en caravana por la ciudad. Hubo al menos diez agrupaciones que rodearon al candidato en su breve paso por el lugar. Los militantes de La Cámpora, Kolina, el Partido Comunista y otras organizaciones escucharon un discurso que brindó desde un camión, en el que comparó la "operación" del caso de la vedette Victoria Xipolitakis en la cabina de un avión de Austral con la muerte del fiscal Alberto Nisman. Tras esas palabras, Recalde dedicó unos minutos a las fotos con sus seguidores y se despidió desde una camioneta. De los vecinos, ni noticias.

El negocio de los tres principales candidatos cierra perfecto. Se trasladan por sus medios a un lugar elegido por su equipo, las cámaras hacen su trabajo y luego se difunde el material. En la calle, vieron al candidato unas pocas personas; en las redes, miles.

"A veces las campañas más baratas son las más efectivas. Este tipo de campaña es económica y eficiente. Uno busca que el mensaje llegue. No siempre la campaña cara es efectiva", dijo a la nacion el legislador radical Hernán Rossi, parte del armado de la campaña territorial de Lousteau. "El acto masivo tenía sentido cuando la gente se movilizaba sola. Era barato porque sólo se instalaba el sonido y el candidato hablaba. Hoy, un acto masivo sin contratación de colectivos como forma de movilizar es muy difícil. La única manera de sostener eso es con plata", agregó.

Los actos masivos quedaron en la historia. Lo que hoy vale, según los políticos, es el ingenio para difundir su mensaje a la mayor cantidad de gente al menor costo posible.

Publicado en La Nación

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