Cómo huir de un destino mediocre e irrelevante

Por Rodolfo Gil


Para volver a ser un jugador importante en la escena internacional y atractivo para la inversión, nuestro país necesita un shock de confiabilidad extendido en el tiempo. Argentina ha perdido peso relativo en el teatro regional y en el internacional. La falta de confianza hacia el país ha influido en este proceso. ¿Esto tiene que ver con queArgentina sea un lugar menos atractivo para las corrientes económicas, tecnológicas, comerciales, financieras, migratorias, culturales? Sí. ¿Tiene relación con que progresivamente somos menos consultados sobre las problemáticas regionales porque se nos visualiza más como parte del conflicto que de la solución ? Sí. ¿Es éste un proceso común al conjunto de América latina? No. ¿De continuarse así podríamos afirmar que nuestro destino sería el la de la irrelevancia y la mediocridad ? Sí ¿Esta situación es reversible? Sí.
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La respuesta está en el simple sentido común: debemos transitar por el camino inverso al que hemos recorrido , salvo esporádicas y honrosas excepciones (el período 2002/2006, entre ellos) desde 1975.

Argentina está indudablemente mejor que cuando la gran crisis de fines del 2001, pero peor de lo que debería estar .

Nuestro país es comúnmente visualizado en la escena mundial como uno quetiende a transgredir un orden mundial que, nos guste o no, es el que disciplina la vida del sistema internacional. En los últimos treinta y cinco años violamos los derechos humanos a escala masiva, fuimos a la guerra contra Inglaterra y la OTAN y declaramos el mayor default que registra la humanidad. Ello, sin contabilizar otros hechos ¨menores¨, ha minado el respeto, la confianza y la influencia del país en la arena internacional .

Argentina necesita -amén de la pública- de una fuerte corriente de inversión privada, nacional y extranjera, para llevar adelante un vigoroso y sostenido proceso de desarrollo. El proceso de creación de proletariados y clases medias en China e India, principalmente, guarda un símil con lo que ocurrió con el proceso de industrialización europea que tanto influyó en el boom argentino de 1870-1920.

Está en nosotros subirnos, o no, al tren del progreso.

Pero el camino por el que hemos optado no es el correcto y el tiempo de oportunidad tiene un horizonte extendido, pero no infinito.

Las decisiones de inversión, sobre todo la extranjera, no se toman sólo por los indicadores duros de la economía, sino también por lo que sobre el país expresan los formadores de opinión política internacional .

Ellos nos asimilan más a Chávez y a sus políticas agresivas hacia el sector privado que con aquellos gobiernos que demuestran conductas responsables. Argentina necesita, para volver a ser un jugador relevante en la escena internacional, y por ende atractivo para la inversión, de un shock de confiabilidad extendido en el tiempo.

Debemos transformarnos en un país predecible . Un país del cual se pueda tener certeza de sus respuestas ante problemas conocidos e indicios fuertes de las mismas ante los desconocidos. En una palabra, someternos a la ley y a las reglas de juego internacionales . El recorrido de este camino no insume tiempos larguísimos.

Veamos el ejemplo de los BRIC´s. China, a principios de los 80, comenzó un nuevo proceso económico que dejó atrás el descalabro de la Revolución Cultural y la llevó a convertirse en la segunda potencia económica mundial. India dio inicio a su proceso de reformas en 1994. Brasil pasó de ser la “promesa permanente e incumplida” a la realidad de hoy cuando Fernando Henrique Cardoso, como ministro de Finanzas, implementó el Plan Real. Con Rusia y Putin pasó algo similar aunque en el marco de un proceso inverso.

Estos casos contienen características comunes.

Liderazgos firmes que llevan adelante procesos de transformación con continuidad y persistencia obtienen resultados positivos en tiempos cortos.

En nuestro caso ello requiere de un espíritu de unidad nacional, en un clima político de concordia y de acuerdos sustantivos entre las fuerzas políticas , que se traduzcan en el diálogo y la búsqueda de soluciones consensuadas que trasciendan los tiempos de un mandato presidencial.

Muchos gobiernos de nuestro vecindario (Chile, Brasil, Perú, Colombia, El Salvador, Costa Rica, entre otros) mantienen las políticas de sus predecesores que consideran exitosas, sin cambios “fundacionales” a los que son tan afectos los gobernantes argentinos.

Tendrán distintos pelajes políticos, pero un conocimiento claro de en qué dirección marcha el mundo . Todos ellos tienen un común denominador: a partir de la generación de certidumbre y confiabilidad en sus conductas domésticas e internacionales, han podido amasar un capital simbólico que ha permitido atraer inversiones, construir progreso material y mejorar, en muchos casos dramáticamente, las condiciones sociales de sus sectores populares.

Una de las claves para entender los procesos de construcción de relevancia es recordar que los países que han podido conjugar progreso material, justicia social y libertad se han basado en la vigencia plena del derecho de propiedad, en buenas instituciones de gobierno y en una sociedad civil donde la observancia y la promoción de los derechos individuales como los de libertad de expresión y de prensa, han sido respetados . Canadá, Suecia, Australia, entre otros, son buen ejemplo de ello.

A los que toman el otro camino e imitan la vocinglería autoritaria e ignorante de los Castro, Chávez y demás, así les va. A ellos, a sus mentores y a sus ciudadanos, que tienen que sufrirlos.



Publicado en diario Clarín 09/09/10
y en www.planlavagna.com

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