Que no nos hipotequen el futuro

Preocupados por el futuro de la economía y, en particular, por la
situación social, hemos analizado cuidadosamente sus principales
tendencias y queremos manifestar públicamente la inquietud que nos
genera advertir que, mas allá del actual crecimiento, existen indicadores
que señalan hasta qué punto la administración Kirchner está
comprometiendo el futuro.
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Estamos convencidos de que la esencia de un buen gobierno
consiste en alcanzar la justicia social. Esto requiere armonizar los diversos
componentes del funcionamiento de la sociedad y el justo equilibrio entre
las distintas opciones temporales. La historia argentina está plagada de
episodios transitorios de crecimiento que terminaron en rotundos
fracasos. Por ello, la sustentabilidad económica, la estabilidad política y la
integración social son una obligación ética del sistema político.
En especial, advertimos que:
• El ritmo de crecimiento estimado para 2010 pasó de 4% a 7%, y
eso es, en sí mismo, muy positivo; pero se están incubando graves
desequilibrios hacia el futuro.
• La alta inflación nuevamente está instalada en el escenario
económico y social argentino. El gobierno insiste en ignorarla y en
desconocer que las principales víctimas de la inflación son los más
pobres.
• En línea con esta negación, el gobierno intenta disimular sus
propios errores exhibiendo aumentos en diversas variables sociales.
Así, por ejemplo, el nuevo piso de los ingresos de los trabajadores,
fijado en 1840 pesos por el Consejo del Salario Mínimo Vital y Móvil,
no alcanzará para compensar el deterioro en sus condiciones de
vida; en especial, por el nuevo impulso del precio de los alimentos.
Aumentos interanuales del 40% en alimentos demuelen la capacidad
de los más pobres -en particular el 40% que trabaja en el mercado
informal- para satisfacer sus necesidades más elementales. Lo
mismo ha de suceder con los aumentos otorgados a las jubilaciones
y la asignación por hijo, que serán diluidos prontamente por los
precios. Con inflación sin freno, los aumentos puntuales son una
estafa a las necesidades de los trabajadores.
• La burla social que representa los números del INDEC ha contribuido
a consolidar un alto piso de inflación. La nula credibilidad que la
sociedad tiene en el instituto de estadísticas oficial hace que el
rango de remarcaciones sea más rápido. Pero, además, este INDEC
intervenido nos impide sostener una política antiinflacionaria.
• La sociedad sufre una presión impositiva récord, que asfixia a las
pymes, que financia básicamente gasto corriente; se diluye en obras
de infraestructura plagadas de sobrecostos y no satisface las
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necesidades básicas de la sociedad, como seguridad, salud y
educación.
• El BCRA, por su parte, lleva adelante un programa monetario
errático, que agrega más incertidumbre a la economía. Ante la
necesidad de intentar esterilizar su propia emisión a través de la
colocación masiva de títulos –por la carencia de recursos fiscales
para hacerlo- ha hecho reaparecer la amenaza del déficit cuasifiscal,
que agregará inestabilidad e incertidumbre a las proyecciones
macroeconómicas. La decisión de emitir 18.000 millones de pesos
en concepto de ganancias es como utilizar por segunda vez las
“reservas excedentes” y se trata de un verdadero abuso del Poder
Ejecutivo que generará más inflación.
• La apropiación de los recursos de la ANSES para financiar proyectos
carentes de sustento social o consumo suntuario es una agresión
inaceptable a los recursos de la seguridad social. Mientras se
manifiesta que no se cuenta con los fondos para mejorar de manera
sostenida el haber jubilatorio, el Tesoro se apropia de ingresos
previsionales, prostituyendo de esa manera las promesas de mayor
justicia social que se efectuaran al estatizar el sistema. De
continuarse con esta exacción, el futuro gobierno se encontrará con
graves dificultades para sostener las justas demandas de los
jubilados; y aún para pagar las prestaciones corrientes del sistema.
• Mes a mes avanza el agotamiento de nuestras reservas energéticas;
la ausencia de exploración en hidrocarburos y la insuficiente
inversión en generación eléctrica equivalen a una
descapitalización en estos recursos estratégicos, que ya triplica el
valor de nuestras reservas de divisas en el Banco Central. Cada vez
dependemos más de importaciones a costos que cuadruplican los
valores locales. Intentando evitar un freno masivo a la actividad
productiva, el gobierno se ha visto obligado a reasignar partidas y le
cedió $1.350 millones más a CAMMESA, la compañía administradora
del mercado mayorista eléctrico. Así, se resta dinero destinado a
necesidades urgentes de la sociedad para pagar el fruto de la
irresponsabilidad.
• La insuficiencia de la inversión es la muestra más evidente de la
falta de confianza que los operadores económicos tienen en el
futuro, ante la posibilidad que esta seudo-política económica siga
adelante. Aún utilizando los datos oficiales del INDEC, la inversión
en el primer trimestre de 2010 es menor que la registrada en 2008.
Pero el hecho de que una parte importante de ese crecimiento esté
explicado por la recuperación de la construcción residencial, que no
amplía la capacidad de producción y la oferta de bienes y servicios,
lleva a que la inversión con fines productivos crezca este año
aproximadamente 7%, el nivel más bajo del período 2003-2007. Por
ello, el stock del capital reproductivo está apenas un 10% por
encima de los niveles de 1998, mientras que el de capital no
reproductivo ya supera en un 40% los niveles de ese año.
• Estas cifras confirman una de nuestras principales preocupaciones:
la economía está creciendo impulsada por la demanda, pero ningún
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nuevo ciclo de inversión se avizora. Gran parte de las empresas
operan con alta utilización de su capacidad técnica y ello acentúa la
tendencia a completar el abastecimiento del mercado con productos
importados. Esto ocurre porque prevalece un mal clima para los
negocios, entre otras razones por el estilo autoritario y arbitrario en
la aplicación de las herramientas de política económica.
• También advertimos que, como consecuencia de la incertidumbre
generada por el desorden en el manejo de precios y señales de la
economía, este aumento del PBI no se traduce en una equivalente
generación de empleos, ni mejora la calidad del empleo existente.
Costos financieros que no se reducen; intervenciones espasmódicas
en los mercados; incertidumbre fiscal y fuga de capitales
contribuyen a reducir la decisión de ampliar la generación de
empleos, afectando especialmente a los más débiles.
• La política agropecuaria ha sido errática y contraria al sostenimiento
y expansión de la producción, lo cual ha provocado graves
distorsiones estructurales. La inducida caída en la producción
ganadera ha resultado en que el consumo por habitante retrocediera
desde 70,3 kilogramos/año en enero-abril de 2009 hasta 56,3
kilogramos/año en enero-abril de 2010 (-20% anual). Ello es una
expresión clara del fracaso de la política agropecuaria de este
gobierno, y del consecuente impacto que esto ha tenido sobre
producción, consumo y exportaciones. Como consecuencia de tal
improvisación y terquedad, estamos enfrentando una disminución
del stock ganadero, que costará mucho tiempo revertir; y que
afectará por un largo plazo al bienestar, el empleo y las divisas de
nuestro país.
También la producción agrícola carece de señales sólidas a largo
plazo, con el resultado de una masiva sojización por el desaliento a
producciones alternativas.
• En estos últimos años la industria nacional ha dado una respuesta
extraordinaria al crecimiento económico. La ausencia de
financiamiento y el deterioro de la competitividad han inducido a
una caída en el nivel de inversión que –una vez más- pone en tela
de juicio nuestra vocación nacional por el desarrollo industrial.
Debemos afirmar, entonces, que no nos hallamos frente a
situaciones generadas por causas externas o que no puedan ser
controladas por una buena política. La Argentina ya conoce cuánto se
paga por tratar de alimentar artificialmente el crecimiento con inflación:
se paga con pobreza, baja inversión y pérdida de competitividad, que se
sentirán con mayor fuerza a medida que pase el tiempo.
Lamentablemente, creemos que la combinación de avidez política,
carencias técnicas y negación del valor del diálogo que caracterizan a este
gobierno hará muy difícil reducir este nuevo piso inflacionario que se está
consolidando entre nosotros, y generar los incentivos necesarios para
aumentar la inversión y el empleo a los niveles suficientes para sostener
el crecimiento de largo plazo.
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Es falso que la condición necesaria para frenar la inflación sea un
ajuste o el “enfriamiento” de la economía. Para derrotarla se requiere, en
cambio, una tasa creciente y sostenida de inversión, consensos sociales y
políticos, e incentivos a la competencia en el mercado interno, en el marco
de una política de sostenibilidad fiscal y monetaria.
Por lo tanto, en lo inmediato, confiamos en que nuestros
legisladores puedan encauzar este gasto público desbocado elaborando un
Presupuesto 2011 racional y controlando el uso de recursos que -como la
caja de la ANSES- escapan a toda sensatez económica y legal, de modo
de iniciar un cambio de expectativas que al menos modere las tendencias
actuales.
Estamos convencidos de que sólo con un gobierno que ponga el
control de la inflación en sintonía con el crecimiento de la inversión, la
transparencia del gasto público y la reducción de la pobreza, será posible
frenar definitivamente este grave problema de los argentinos que los
Kirchner han logrado reinstalar.
Nuestra preocupación central consiste en asegurar que el
crecimiento actual sea sólido, equitativo y se proyecte hacia el futuro.
Por ello es que seguimos trabajando intensamente en el desarrollo
de nuestras propuestas técnicas y buscando los consensos políticos que
sostengan las políticas públicas necesarias para cumplir con este objetivo
social básico, que es el de un país con crecimiento estable y mejor
distribución de la riqueza. Invitamos, una vez más, a todos aquellos que
compartan nuestro compromiso por una Argentina grande, estable y
equitativa a trabajar con nosotros.
FIRMANTES:
ALBERTO ABAD
EDUARDO AMADEO
LISANDRO BARRY
JAVIER GONZALEZ FRAGA
ALIETO GUADAGNI
MARCELO KOHAN
GERARDO OTERO
ALDO PIGNANELLI
JORGE SARGHINI
JORGE TODESCA

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