La pelea principal es por las candidaturas, no por las ideas

por Carlos Pagni

Juan Bautista Alberdi afirmaba que las grandes diferencias entre los políticos no se producían porque pensaran distinto, sino porque querían lo mismo. Este es el rasgo más visible de la crisis que atraviesa el Acuerdo Cívico y Social (ACyS). El problema principal entre los socios no tiene que ver con las ideas, que aparecen poco, sino con las candidaturas. Y, como era de esperar, quien con mayor vehemencia lo expuso fue Elisa Carrió. Tiene sus motivos. Los radicales comenzaron a definir su oferta electoral sin siquiera consultarla. Ricardo Alfonsín promete lanzar su candidatura presidencial el 30 de octubre, en homenaje-cábala al triunfo de su padre en 1983. Y Julio Cobos comentó con dirigentes del partido y con un par de peronistas que piensa acelerar el paso de su proselitismo.

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Carrió recordó a esos aliados que todavía está en condiciones de estropearles el sueño: es posible que las elecciones del año próximo sean muy reñidas y, por lo tanto, bastaría con que ella, navegante solitaria, obtuviera un 5 o 10% de los votos para que la UCR y el Socialismo quedaran fuera del ballottage.

La advertencia de Carrió tuvo recepciones variadas entre los radicales. Un grupo, que incluye a las autoridades del partido -Ernesto Sanz, Jesús Rodríguez- y a importantes dirigentes que respaldan a Cobos, se preguntó si no será mejor formalizar la separación y no esperar a que la diputada administre esa dinámica. Esa estrategia se basa en algunas suposiciones. La primera es que Carrió ya resolvió desvincularse y, por lo tanto, agravará con sus querellas las dudas sobre la capacidad del ACyS para gobernar. Además, estos radicales creen que la convivencia forzada hará perder más votos que los que ella pueda arrastrar en la partida, ya que -para esta visión- a Carrió le espera un declive electoral similar al de Ricardo López Murphy.

La separación deliberada de Carrió requeriría un aval unánime. Pero Alfonsín no comparte aquellas premisas. El cree que lo de Carrió es un modo -desagradable, por lo público- de ejercer presión. No una ruptura. Gerardo Morales quiere creer lo mismo. Es natural, ya que fue él el autor de la sociedad que se estaría disolviendo. Es posible que en esta lectura haya también algo de picardía: ¿por qué va a renunciar Alfonsín a que alguien tan elocuente como Carrió recorra los canales de TV denostando a sus competidores de la interna?

La incomodidad de Alfonsín
No será fácil para Alfonsín convencer a sus correligionarios o defender delante de ellos algunas conductas de su aliada. Por ejemplo, la de destacarlo a él como el único interlocutor radical. El propio "Ricardito" se incomoda con esos halagos por un motivo razonable: ¿cómo criticar a los Kirchner porque no reconocen a los partidos como interlocutores, pero admitir que Carrió clasifique entre réprobos y elegidos dentro de la UCR para avanzar en cualquier conversación? "Ya tuvimos radicales K, ¿ahora vamos a tener radicales C?", comentó un insidioso.

Alfonsín está dispuesto a reconocer que la Coalición Cívica debe sentarse en el reparto general de poder del ACyS, pero siempre y cuando se establezca un mecanismo institucional de discusión. En las próximas horas, el diputado le pedirá a Ernesto Sanz que, en calidad de presidente de la UCR, impulse una mesa de autoridades partidarias de ese acuerdo para arbitrar los conflictos en esa instancia y de manera despersonalizada. Es un desafío para Carrió, quien considera que el GEN, de Margarita Stolbizer, es una ONG y que el socialismo de Hermes Binner es un partido provincial. La corrosiva retórica de Carrió no es un factor secundario en este enredo. "Uno de los motivos por los que queremos terminar con esta historia es el hartazgo por la descalificación", comentó uno de los secesionistas, que de a poco fue engranando: "¿Usted puede creer que se pelee con Binner, que es médico anestesista?".

Carrió suele preocuparse por ese aspecto conflictivo, que le da un gran atractivo mediático, la muestra audaz y valiente, pero, a la vez, la devalúa en las encuestas emparentándola con los Kirchner. Para disimular esta propensión ha blanqueado una vieja iniciativa de acordar con Carlos Reutemann y Felipe Solá. Es decir: esta vez destruye la casa para ampliarla. El argumento es que se trata de una forma mucho más correcta de acordar con el PJ que entrando en componendas con Eduardo Duhalde o con Francisco de Narváez. Son acusaciones cifradas contra Cobos, quien conversa con esos otros dirigentes. Son también acusaciones contradictorias: ¿si al vicepresidente se le reprocha haber estado con los Kirchner, no cabe el mismo cargo para Solá o Reutemann? De todos modos, Reutemann no contestó la invitación. Solá, medita, circunspecto.

Hay un reproche de Carrió que tiene más consistencia. Es verdad que los radicales, cualquiera que sea su pelaje, prefieren un acuerdo con Binner. Por eso ayer se saturaron las comunicaciones a Santa Fe para que el gobernador aclare, como lo hizo, que sus declaraciones sobre las retenciones habían sido tergiversadas. Los socialistas proponen que el Congreso establezca topes para las retenciones, pero que el Ejecutivo fije la alícuota; lo mismo piensan los radicales. Binner despejó ante sus amigos de la UCR la incógnita mayor: sigue estando en conflicto con Kirchner.

El conflicto entre el radicalismo y Carrió es muy profundo. En el año 2007 condujo a la UCR a ir a las elecciones con un candidato peronista, Roberto Lavagna, con tal de no plegarse a ella. Sin embargo, este entuerto exhibe las debilidades principales de toda la oposición. La más evidente es que sus dirigentes carecen de un mínimo dispositivo institucional que les evite personalizar las disputas a través de los diarios. Tampoco cuentan con un árbitro, sobre todo desde que falleció Raúl Alfonsín. Pero la mayor flaqueza de quienes enfrentan al Gobierno es que su principal hipótesis es que la mala imagen de Kirchner los llevará, por inercia, al poder, relevándolos de tener una estrategia profesional y un programa inteligente para gobernar. En un pecado similar cayeron en los 90, cuando se constituyó la Alianza contra Carlos Menem. Así les fue.
Publicado en el diario La Nación

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