Kirchnerista y liberal: ¡se puede!

por Carlos M. Reymundo Roberts

Los pocos amigos liberales que me quedan (la mayoría dejó de saludarme cuando pedí el pase al kirchnerismo) me llamaron esta semana para disculparse. Reconocieron que estaban equivocados, que yo tenía razón. ¡Bastardos! Tuvieron que aparecer los cables de WikiLeaks para que descubrieran que Cristina ama a Estados Unidos y es una "fanática del american way ". Tuvieron que revelarse esas conversaciones privadas de la señora con el embajador Earl Anthony Wayne para que estos ignorantes se diesen cuenta de algo que yo les venía cantando desde hacía tiempo: que ella es una de las nuestras, que abraza nuestra misma causa, que organiza actos para honrar al Tío Cámpora pero que su corazón está con el Tío Sam. (para leer el artículo completo, cliquear arriba sobre el título)
Bueno, acaso estoy siendo excesivamente duro, porque hasta el propio Wayne pareció sorprenderse cuando, el 27 de mayo de 2009, Cristina le confió, en una charla a solas en la Casa Rosada, que estaba "fascinada" con Obama y que su intención era mantener "relaciones más estrechas con los Estados Unidos". Generosa anfitriona, no se conformó con esas declaraciones de amor al gran país del Norte, sino que le regaló definiciones que el embajador seguramente no esperaba; por ejemplo, sobre Hugo Chávez, de quien dijo que "a menudo habla sin pensar" y que se deja llevar por su "mentalidad caribeña". Cris, my friend , cómo admiro tu franqueza: ¡ni Macri se hubiese animado a tanto!
No es difícil imaginar la reacción de Wayne al dejar la Casa de Gobierno: salir corriendo, llamar al Departamento de Estado para contar la buena nueva y sentarse a escribir el cable, con el corazón todavía trepidante, habrá sido todo uno. Es probable que sus jefes en Washington lo hayan premiado aquel día con un "¡good job, Earl!".
¿Buen trabajo? No estoy seguro. Ahora sabemos, por los cables confidenciales, que todos los funcionarios kirchneristas que hablaban con la embajada decían las cosas que la embajada quería escuchar. Todos, aunque quizá nadie tanto, después de la señora, como Amado Boudou. Gran anfitrión también él, recibió a la embajadora Vilma Martínez (sucesora de Wayne) con su mejor sonrisa y con los mejores recuerdos de su paso, "cada temporada", por las pistas de esquí de Aspen y por las playas de San Diego. "Simpático y locuaz" -así lo describió su visitante-, el ministro le confió que el Indec era un problema y que muchas políticas económicas del Gobierno también lo eran, pero que hacerles frente era imposible dado el "enorme costo político" que eso tendría.
Qué interesante debe haber sido para la señora embajadora, desde el punto de vista sociológico, psicológico y político, oír que quien criticaba la política económica era el ministro de Economía. Pero Amado -hay que decir en su defensa que poco y nada tiene que ver con la economía- le tenía reservada una última sorpresa: le contó que era "desenfadadamente pro-Estados Unidos".
Haciendo cuentas: Boudou, liberal de toda la vida, se desplaza en una Harley-Davidson, esquía en Aspen, surfea en San Diego, es pro-norteamericano a muerte y no piensa hacer nada contra las mentiras del Indec ni contra las dificultades económicas. Bingo: es un kirchnerista consumado.
Eso es lo que no entienden mis amigos liberales. Creen que yo, pasándome al oficialismo, traicioné la causa. ¡No! ¡Lean los signos de los tiempos! ¿No se dan cuenta de que ahora está bien todo lo que antes nos decían que estaba mal? El kirchnerismo es un paraguas de acero al que no le entra una gota. Con los K, ser presidente y rentista multimillonario está bien; amar el capitalismo yanqui está bien; pagarle al contado al FMI lo que el FMI no te pide que le pagues está bien; pedir de rodillas que Obama reciba cinco minutos a la Presidenta está más que justificado por la foto; decir que Chávez es un colorido caribeño al que no hay que tomarse en serio está muy bien; esquiar en Aspen es una experiencia inolvidable; que Estados Unidos haya sido el país más visitado por la señora fuera del Mercosur está recontra bien?
Ex amigos liberales, ¿qué hacen allí afuera, muriéndose de frío? Vengan, súmense. ¿Se imaginan el escándalo en toda la progresía si hubiesen sido ustedes los que reivindicaban a Ramón Saadi? Acaba de hacerlo el kirchnerismo y no pasó nada. Vengan. Les aseguro que podrán seguir defendiendo el capital, podrán seguir veraneando en Miami (San Diego es bastante más caro) y hablando de amigo a amigo en la embajada de la avenida del Libertador. ¿Que Timerman cargó contra los gringos? Ok, pero, ¿cuánto hace que no oyen hablar de Timerman?
Ex amigos liberales, ¿insisten en quedarse afuera? Allá ustedes. No saben lo bien que se la pasa acá.

Publicado en La Nación el 19 de marzo de 2011

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