Decisiones estratégicas

por Mariano Rovatti

Tal como habíamos anticipado, Cristina Fernández será candidata y eligió a Amado Boudou como su compañero de fórmula. Una vez más, el armado de las listas -distrito por distrito- estuvo diseñado al detalle desde la Casa Rosada, pasando por alto las necesidades e intereses de los caciques territoriales, con excepción de la provincia de Córdoba. (si no se visualiza todo el artículo, cliquear en el título)

Se consolida así el cristinismo, fase reciclada del kirchnerismo, cuyo estado puro va llegando a su fin.
Cristina representa -a la vez- la continuidad y la ruptura con el movimiento político que lideró su marido. Busca poblar el congreso de leales que no la condicionen, respondiendo a intereses sectoriales o localistas. Exige la total entrega a su proyecto creando una red de funcionarios y legisladores alineados sin fisuras a su liderazgo.

De triunfar en octubre, la principal tarea que tendrán será preparar el camino para una reforma constitucional que remueva la prohibición de la reelección indefinida de la presidenta. Si bien será difícil lograr las mayorías requeridas, el objetivo del gobierno será acumular dos victorias consecutivas en 2011 y 2013, para generar una mayoría nueva que le permita intentar esa modificación.

También se prevé para el próximo año legislativo -siempre en el caso de una victoria oficialista y con el mismo objetivo- una amnistía política para los dirigentes que intentaron formar en el peronismo federal un polo opositor importante. Algo así hizo Néstor Kirchner cuando le abrió las puertas de su casa a José María Díaz Bancalari y un buen número de referentes duhaldistas.


A esa convocatoria procurarán sumar a los dirigentes de Proyecto Sur, quienes funcionales al gobierno, rompieron el Frente Amplio Progresista antes de su nacimiento.


Cristina retomaría así el proyecto iniciado por su marido de formar una corriente de centroizquierda pasando por arriba a las estructuras tradicionales, licuando dentro de ella al peronismo, el movimiento obrero,  partidos de orientación socialdemocráta, organizaciones sociales subsidiadas e intelectuales del progresismo ilustrado.


El sábado. al destacar las cualidades que encontró en Amado Boudou, señaló que necesita alguien que no le tema y enfrente a las corporaciones. Estas no serían sólo las Fuerzas Armadas, la Sociedad Rural, Techint o Clarín. Está claro que para la presidenta, el Partido Justicialista y la Confederación General del Trabajo también entran en esa categoría.


Envalentonada por las encuestas y las buenas perspectivas de la economía, Cristina acomete contra el PJ, en especial el gobernador Daniel Scioli y el conjunto de intendentes del conurbano. Estos rechazan la capitulación del Manco que ha permitido mansamente la formación de una colectora en su contra y la imposición de Gabriel Mariotto como candidato a vicegobernador. Además, en las listas nacionales, casi no hay leales al gobernador, destacándose las candidaturas de Julián Domínguez -propuesto para presidir la Cámara de Diputados- y Aníbal Fernández, un Ave Fénix que revive con una candidatura a senador nacional que le garantiza seis años más de vigencia política.


En 2009, los intendentes jugaron a dos puntas, debilitando al Frente para la Victoria, mostrándole a Néstor Kirchner quién mandaba en el territorio. Quizás planeen algo similar para esta ocasión. ¿Qué les convendrá más? ¿Un gobierno central fuerte con el poder concentrado que tarde o temprano los desafiará? ¿U otro más débil y dependiente de sus armados territoriales?


Los intendentes habían acordado con Scioli, pero éste fue débil a la hora de pelear los espacios, por lo que les ha demostrado una relativa utilidad. ¿Seguirán bancándolo al gobernador? ¿O harán la suya en octubre, preservando sus liderazgos territoriales?


De todos modos, la simultaneidad de las elecciones y la falta de hábito en el corte de boleta de los bonaerenses, conspiran contra cualquier movimiento secesionista de los intendentes. Recién en una hipotética segunda vuelta, podrá ser decisiva una eventual caída de brazos de los jefes distritales.

La partida de Jesús Cariglino hacia el duhaldismo, y el amague de Sandro Guzmán, Joaquín de la Torre y  Luis Acuña, son muestras de un descontento general, que en algunos casos es hartazgo del estilo de conducción hegemónica del kirchnerismo y de la mansedumbre sciolista.

El otro ninguneado es el sindicalismo. Lejos quedó en la historia, el tercio de candidaturas que se le garantizaba al movimiento obrero. ¿Cuál será la su actitud a partir de ahora? ¿Cómo encararán las futuras negociaciones paritarias? ¿Se incrementará la conflictividad? Como a los intendentes ¿qué les conviene más, un gobierno con el poder concentrado que los desafía, u otro más débil que les teme?

Es cierto que muchos sindicalistas alineados al kirchnerismo, sostienen que nunca lograron tanto como en este período. Pero, ¿cómo será el próximo ciclo? ¿La perspectiva es seguir acumulando conquistas o empezar a ver amenazado su poder?

Dentro de esta lógica, Cristina nombró a Amado Boudou como su compañero. Además de la estrecha relación personal que los une, el Ministro de Economía demostró una lealtad política absoluta, sin exhibir ningún proyecto propio. Su breve aventura  en la ciudad de Buenos Aires fue a pedido de la presidenta para ensanchar la base electoral de Daniel Filmus. La nominación de Boudou sugiere un ensimismamiento en la construcción política, ya que éste no le aporta un solo voto que ya no sea de la cosecha de Cristina.

Por el lado de la oposición, la presentación de listas materializa la dispersión que se vislumbraba. Salvo la izquierda extrema -que presenta un inédito frente aglutinador- el arco opositor ofrece dos candidatos presidenciales por cada espacio político: el panradicalismo y aliados, a Ricardo Alfonsín y a Elisa Carrió; el peronismo federal, a Eduardo Duhalde y Alberto Rodríguez Saá; y la centrizquierda a Hermes Binner y Alcira Argumedo.

Vacante quedó la franja de la centroderecha, que hipotéticamente habría representado Mauricio Macri. La misma se repartirá entre Duhalde, Carrió y Alfonsín.

Precisamente, su alianza con Francisco De Narváez es el dato más relevante generado por la oposición. Su resultado está por verse, dada la atomización de la oferta electoral. Pero, la realización de las primarias, que pueden convertirlas en una primera vuelta anticipada, y a ésta en un ballotage adelantado, pueden generar una sorpresa, tal como analizamos en nuestro anterior artículo.

La nominación de Boudou, el ninguneo al PJ y la CGT, y la ratificación de las primarias son decisiones estratégicas de un gobierno que se siente ganador de una carrera, antes de producirse la largada.

Luis Elías Sojit decía carreras son carreras. Y hay que correrlas.

Buenos Aires, 27 de junio de 2011

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