Drogas para todos


La Cámara de Diputados de la Nación trata en comisión el proyecto de despenalización del consumo personal de drogas. El mismo había sido pensado al principio, limitado a la marihuana, pero finalmente, el Frente para la Victoria, La Unión Cívica Radical y el Frente Amplio Progresista extendieron el alcance del proyecto a toda la gama de estupefacientes. De todos modos, aún no se han puesto de acuerdo en la redacción de un dictamen único.

 En la Argentina, la última década ha sido la edad de oro para la producción, tráfico y consumo de drogas. Se desconoce cuál es el plan que lleva el gobierno para el combate de este flagelo social, así como resulta una incógnita cuál sería el plan alternativo de la oposición al respecto.

Hoy, la Argentina en toda su extensión social es un campo fértil para el narcotráfico. Drogas blandas y duras, baratas y caras, están al alcance de niños, jóvenes y adultos; ricos, pobres y clase media. La inoperancia de las autoridades, la acción de los medios de comunicación y el estilo de vida contemporáneo lleno de vacíos, favorecen el aumento exponencial de la oferta y la demanda de drogas.

 Todas ellas –sin excepción- generan daños irreversibles en la salud física de quienes la consumen, con el agravante que la adicción que las mismas provoca lesiona el bien máximo de las personas: la libertad.

 Es obvio que criminalizar el consumo no es la solución, y que conviene mucho más tratar al adicto como un enfermo, aunque el consumidor no se considera como tal.

 También es cierto que hoy el consumo de marihuana ya es libre de facto en las calles de nuestro país, ya que se generalizó sin ninguna consecuencia legal ni social en su contra.

 Quienes estimulan la despenalización, arguyen que en los países que se ha practicado, el consumo de drogas ha bajado. Sin embargo, nadie muestra estadísticas confiables que certifiquen esa afirmación.

 De aprobarse, esta ley constituirá un doble triunfo para el narcotráfico: su mercado estará más liberado, e impondrá culturalmente la idea de que drogarse no es malo. La naturalización del consumo de drogas –tendencia apoyada claramente por los medios de comunicación- encontrará un aliado firme en la legislación vigente.

 El Congreso Nacional deberá trabajar con responsabilidad y valentía este tema, encarándolo como una prioridad de Estado. El programa para combatir el narcotráfico, reducir el consumo y recuperar a los adictos, debe ser elaborado por los tres poderes del Estado, con participación de los especialistas en la materia, desde el ángulo legal, sanitario y social. La despenalización va en el camino contrario.

 Buenos Aires, 14 de junio de 2012

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