Un nuevo sistema político



por Ricardo Auer


Existe un viejo debate del PODER entre la representatividad política y los intereses sectoriales. Su resultante temporal presenta distintos escenarios. A)Los intereses sectoriales dominan al gobierno y a la representación política, favoreciendo excesivamente a los grupos concentrados de poder (mediáticos o financieros): poca o parcial justicia social.

B)Predominio absoluto de un grupo político por sobre la representación política, en ausencia del estado: clientelismo, sectarismo, divisiones, falta de estrategias, negociados y corrupción.
C)Existencia de un estado fuerte no burocrático + respeto pleno de la representatividad política, alentando el crecimiento y la justa distribución = democracia plena y fortalecimiento estratégico de la Nación en su conjunto. (para seguir leyendo, cliquear en el título)



El peronismo, siempre dominante, mimetizado dentro los primeros escenarios (A y B), no ha logrado plasmar sus ideales tradicionales en el marco del tercer escenario ( C ). Si ello fuese posible, la Argentina sería más predecible y más confiablepara propios y para extraños. En particular para los restantes actores políticos. Si el peronismo se renovara adecuadamente podría resolverse uno de los principales problemas de la democracia argentina: la construcción de un nuevo sistema político argentino, estable, complementario, adecuado a esta etapa del mundo, y capaz de articular las demandas cortoplacistas con las estratégicas de más largo plazo. Eso significa ponerse de acuerdo, primero dentro del peronismo, y luego con el resto de los actores políticos, sobre los límites, en uno y otro sentido, del alcance del Estado, y de algunas pocas políticas básicas, como empleo, educación, seguridad y relaciones externas. El continuo vaivén errático de políticas básicas deteriora a toda la Nación y beneficia muy parcialmente a los grupos temporalmente dominantes (internos y externos).

Si el peronismo fuese capaz de encuadrar doctrinariamente algunos contenidos políticos, el resto de los actores políticos podrían complementarlo, resultando en un renovado diálogo político bajo formas amigables, descartando la actual antinomia amigo-enemigo (interno) que tanto le hace daño a todos los argentinos y que beneficia, de última, a los poderes económicos más concentrados.

Las experiencias vividas en las dos últimas décadas muestran que el caudillismo personalista, producto de la falta de un Sistema de Partidos Políticos respetado y que se haga respetar, no ha traído grandes beneficios y si mucha división, decadencia y crisis cíclicas. La política se ha canalizado casi exclusivamente en los medios de comunicación y no en los lugares apropiados. Las ideas, tan depreciadas por las imágenes, deben volver a ser parte de la realidad política. Dicho de otro modo, la construcción de imágenes no deberían sobreponerse o soslayar el debate de ideas, de contenidos profundos y no de mero hechos o acciones circunstanciales. Sólo así se puede hacer grande una Nación. Solo así se puede generar una esperanza estable y predecible.

La renovación del peronismo debe sustentarse en votos, pero también en nuevos contenidos. Los grupos ideologistas no modifican la realidad del conjunto. La confrontación ideológica no resuelve los problemas, sino que a veces los aumenta. Al discurso pseudo-progresista no le interesa la realidad. Se conforma con estar encerrado dentro de un autocomplaciente caparazón, donde se tiene siempre a mano, una épica antigua, o un bagaje de ideas abstrusas, o una confabulación en su contra. El esquema liberal, tan teórico como el anterior, es su contracara. Para ambos, el pueblo nunca “entiende”.

En un marco democrático, los contenidos de cada política, votada por el pueblo es la que legitima y produce cambios estructurales. Pero si los contenidos son demasiado cambiantes y no están en línea con un rumbo estratégico claro, el producto resultante es la confusión, que retroalimenta el debate ideológico; lo cual vuelve a atrasar las agujas del reloj. La gran “falla” de la política nacional es la falta de diálogo (no hay partidos políticos) y de voluntad de síntesis (divisionismo extremo), beneficiando a los grupos concentrados de poder, que a favor de la confusión del rumbo estratégico, van sacando sus ventajas sectoriales. Esta es la historia de las últimas décadas argentinas.

Por ello es necesario darle un marco doctrinario al peronismo; para determinar los nuevos contenidos de las políticas básicas principales. Esto debe pensarse y proponerse desde las estructuras partidarias y no desde las empresas o gurúes de asesoramiento mediático, que han crecido en las últimas décadas a favor del agotamiento doctrinario delos partidos políticos.

Sin olvidarnos que el debate entre ideología y estrategia se resuelve finalmente con votos, debemos recordar que tampoco sólo con los votos se garantiza un rumbo sustentable para la nación y para el sistema político. El mejor reaseguro para los políticos es depender poco del poder concentrado, de los medios de comunicación, de los gurúes y expertos. Un buen debate público y amplio, la sinceridad y la honestidad en el accionar y mucho trabajo y estudio, son las mejores herramientas para el futuro de cada político. Los votos surgidos del apriete, de la coacción, del soborno, de la prebenda, del negociado, no son la base para el mejoramiento de las estructuras políticas ni para el avance de la Nación.

A su vez, los nuevos contenidos, no son la repetición más pulcra y ordenada (reciclado) de viejos esquemas, o una versión más sensata y seria de fracasos conceptuales o éticos anteriores, sino deberían ser el producto de la innovación, del debate y de la creatividad colectiva, sujetos a la más amplia transparencia pública, sin prejuicios previos ni teniendo otros límites que la ética y las buenas costumbres. Los nuevos contenidos deberían premiar las buenas políticas y deben castigar las negligencias gestionarías. El fracaso no debe disfrazarse de victimización, ni de responsabilidades abstractas. Los cambios bruscos muestran las incoherencias; no de las circunstancias, sino de la concepción, es decir muestran una debilidad doctrinaria o estratégica. Casi una patología, lindante con la hipocresía de echarle la culpa al otro, sea éste fascista o comunista. El clásico guiño a la izquierda, mientras se dobla a la derecha, no debería ser parte de los nuevos contenidos.

La renovación del peronismo no se puede realizar con los eternos reciclados. Si las caras eternas de la política son siempre las mismas aunque cambien los gobiernos; si los actores del melodrama político nacional cambian cíclicamente en forma superficial su discurso; si solo culpamos al mundo externo de los fracasos propios; si se sigue sosteniendo esta enorme ineficacia política, mediante las cajas del Estado; poco podemos esperar de un futuro con esperanza. Es justo decir que esta clase política supérstite es la resultante de la falta de participación colectiva de la política. Por ello un nuevo sistema político participativo es un imperativo de la época.

El instinto de supervivencia de todos los políticos ocurre en casi todos los partidos, aunque sea más visible y “dramático” en el peronismo, por su mayor capacidad de tomar el poder. La experiencia indica que los peronistas parecen estar muy entrenados para migrar hacia el futuro, aunque éste sea contradictorio de sus anteriores ideales. En un descarado intento de reciclado alguien se atrevió a decir "Yo nunca fui kirchnerista, siempre fui peronista”. Ya no “vamos por todo”, sino que ahora, en los tiempos de cambio, “vale todo”. Si se cambia tan fácilmente de ideas, es que nunca hubo una verdad, una afirmación sostenible, una doctrina, un contenido. Entonces nunca hubo errores, ni habrá responsabilidades y por lo tanto no se puede sacar conclusiones de los criterios políticos. No se puede acumular experiencia. Por este camino, se continúa en la adolescencia política.

Una renovación implica también un cambio generacional. No porque los jóvenes tengan toda la verdad o estén impolutos; sino fundamentalmente porque permite crear el clima apropiado a un auténtico recambio político.

La renovación del peronismo - Interrogantes

Las crisis muchas veces ayudan a que las cosas se ordenen. Implica renovación de dirigentes; de contenidos; de estructuras partidarias. La Liga de Gobernadores frente a un Liga de Intendentes. Espacios de Gestión más local. Desde dónde se visualiza el rumbo estratégico?

La política macro económica y la política externa se visualizan desde la gestión local ? Los nuevos contenidos necesitan la validación de un partido político o volvemos a otro caudillismo ?.

Es totalmente prescindible un partido político ?.

Escenarios • Postergación elecciones del PJ -

• Elecciones dentro del PJ c/ Massa dentro de la interna del PJ

• Elecciones sin Massa adentro – Massa alianza con el PRO

• División del peronismo en 3 variantes: pro KK- Renovadores- Liga de Gobernadores (De la Sota)

• División del peronismo en 2 variantes: pro KK – Peronismo Federal (gob e intendentes divididos)

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