Un cambio histórico



Por Emilio Cárdenas

Una serie de noticias con ritmo de vértigo, anunciaron la normalización de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos. Esto es el fin de más de 50 años de ruptura en las relaciones diplomáticas y exclusión del diálogo.

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Primero llegó el anuncio de la liberación y devolución recíproca de prisioneros. Entre ellos, dos norteamericanos. Alan Gross, que estuvo detenido por espacio de cinco años y un oficial de inteligencia cuya identidad se mantiene en reserva, que llevaba 20 años preso en la isla. A cambio, tres espías cubanos pertenecientes a la denominada "Red Avispa", que cumplían largas condenas en los Estados Unidos. Segundo, el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países, hoy conducidas a través de Suiza, desde 1977. Y tercero, el comienzo del proceso necesario para levantar las sanciones impuestas por los Estados Unidos a Cuba, hace ya 54 años.

Para Barack Obama las sanciones son obsoletas y no han obtenido el propósito perseguido, resultando, en cambio, en toda suerte de dificultades para el sufrido pueblo cubano.

En el camino a los recientes anuncios medió, evidentemente con gran éxito, el papa Francisco. Una vez más, merece el reconocimiento de todos.

En el camino a los recientes anuncios medió, evidentemente con gran éxito, el papa Francisco. Una vez más, merece el reconocimiento de todos

La tarea de acercamiento entre ambos países habría comenzado hace ya un año. Y culminó con una larga conferencia telefónica entre ambos mandatarios, que se habría extendido por casi una hora. Como consecuencia de ella, se acaban de hacer los anuncios referidos.

Raúl Castro -que coordinó meticulosamente su mensaje sobre esta cuestión con el del presidente Obama- sujetó la normalización de las relaciones bilaterales al levantamiento de las sanciones norteamericanas. Por su parte, el presidente de los Estados Unidos anunció que se dirigirá al Congreso de su país con el propósito de que se adopten las medidas que permitan el acercamiento entre ambos países, deshaciendo una maraña de normas sobre las que se edificaron las sanciones. Lo que puede tomar algún tiempo.

La rigidez del esquema sancionatorio será ahora reemplazada por la flexibilidad de un diálogo positivo en busca de reconstruir la relación. El primer objetivo probablemente será el regreso a la normalidad en materia de vínculos comerciales, turísticos y financieros. Además, los Estados Unidos han manifestado su intención de exluir a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo.

Para Obama, el objetivo del acercamiento incluye la posibilidad de una "Cuba más libre y más próspera", que pueda, voluntariamente, modernizar sus instituciones y su economía, permitiendo así una mejora del deprimido nivel de vida en que está sumergido el pueblo cubano.

El acercamiento se produce cuando las encuestas sugieren que el 56% de los ciudadanos norteamericanos está a favor de un cambio de política respecto de Cuba. Ese porcentaje es -cabe destacar- superior entre los habitantes de la Florida, donde la comunidad cubana expatriada es particularmente importante, alcanzando el 63%. Considerando a los hispanos en todo el territorio norteamericano, el apoyo es del 62%.

Se abre ahora una nueva etapa. Distinta. El presidente Obama, después de rectificar el rumbo, deberá navegar sin contar con el apoyo de algunos líderes republicanos, lo que seguramente hará que, en el Congreso, el avance necesario pueda ser complejo. El opositor más frontal es el senador Marco Rubio, que ha anunciado que no apoyará el proceso, ni facilitará los acuerdos necesarios para las designaciones diplomáticas.

El presidente Obama, después de rectificar el rumbo, deberá navegar sin contar con el apoyo de algunos líderes republicanos

De todas maneras, el cambio es histórico. Y ya es una realidad. La apuesta descansa ahora fundamentalmente sobre la herramienta tradicional de la diplomacia: la del diálogo constructivo. Y esto es ciertamente para festejar.

Para la región toda, que ha insistido en la necesidad del levantamiento de las sanciones norteamericanas, es momento de apoyar el acercamiento. De cooperación, sin retaceos. Reconociendo la complejidad de la tarea. Con ánimo sincero de apoyarla. Sin buscar réditos, ayudado a obtener resultados.

La Cumbre de las Américas prevista para el 10 y 11 de abril de 2015 tendrá ahora -previsiblemente- un clima distinto. Positivo. El que siempre se requiere para construir.

Publicado en La Nación

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