Nació en Gualeguay (Entre Ríos) en 1891. Su padre, Telémaco Susini, fue profesor de anatomía patológica en la Universidad de Buenos Aires y el primer otorrinolaringólogo del país. Al ser designado el mismo en 1906, como cónsul argentino en Viena, capital del Imperio austrohúngaro, le permitió a Enrique asistir al conservatorio de esa ciudad, donde recibió formación profesional en canto y violín.
Tras realizar estudios de física y
química en Berlín y París,
volvió a Buenos Aires en 1909 para iniciar sus estudios de medicina en la
UBA. En 1913, a la edad de 22 años, recibió su diploma de doctor en medicina.
Luego trabajó brevemente como periodista, ayudando a
fundar la Asociación de la Crítica en 1915. Un año más tarde,
lo contrató la Armada
Argentina, donde realizó investigaciones sobre la
influencia de los estímulos eléctricos y acústicos en el cuerpo humano, e
instaló un laboratorio para la investigación de vacunas veterinarias.
En 1910, Guglielmo Marconi, ganador del Premio Nobel de Física de 1909, viajó a la Argentina para participar de
los eventos por el Centenario de la Revolución de Mayo. Aprovechó su estadía para instalar una estación radiotelegráfica en la localidad de Bernal, desde donde se comunicó exitosamente con Canadá e Irlanda. La publicidad generada por la visita de
Marconi, ayudó a la creación de un grupo de jóvenes entusiastas de la radio,
entre ellos Susini y sus amigos de la escuela de medicina, generando una
comunidad dedicada a su desarrollo.
Susini, junto con su sobrino Miguel Mugica y sus amigos César Guerrico y Luis Romero Carranza formaban parte de esta comunidad y pronto
adquirieron el apodo de Locos de la Azotea debido a que su
hobby involucraba maniobras casi acrobáticas para poder colocar las antenas de
hilo largo que se utilizaban por aquellos días en las terrazas de altos
edificios. Durante este tiempo, el grupo jugaba con la idea de utilizar la
radio como medio de difusión cultural, algo a lo que Susini luego definiría
como su pasión, compartida con el teatro y la música.
Al estallar la Primera Guerra Mundial en Europa, las comunicaciones por radio se
convirtieron en una tecnología de gran importancia militar, y su desarrollo se
aceleró considerablemente en los años siguientes. No obstante, la mayoría de
estos desarrollos se mantuvieron en secreto y el flujo de información escrita y
materiales desde Europa y Estados
Unidos hacia Argentina fue limitándose.
En esta situación, a Susini se le
presentó una gran oportunidad como resultado de su experiencia militar: luego
del final de la guerra hacia finales de 1918, fue enviado a Francia a
estudiar los efectos de la guerra química en el sistema respiratorio y mientras
realizaba sus investigaciones, pudo adquirir equipos de radio militares
excedentes de la guerra, que luego llevó a Argentina.
Luego de volver a Argentina en 1919,
Susini comenzó a trabajar en la conversión de un viejo lugar de espectáculos
circenses del Teatro
Coliseo. Junto con sus amigos, comenzó a planear la
realización de una transmisión de difusión general desde allí, algo que fue
incentivado por los dos dueños italianos del teatro Faustino da Rossa y Walter
Mocchi.
Durante 1920, mientras el grupo
estaba trabajando en el proyecto, llegaron versiones según las cuales Marconi
había realizado exitosamente la transmisión experimental de un concierto de la
soprano Nellie
Melba en Inglaterra.
El 27 de agosto de 1920, finalmente
estaban listos. El teatro presentaría la ópera Parsifal de Richard
Wagner. Susini y sus colaboradores habían instalado
un transmisor de 5 w en el techo utilizando válvulas de origen francés
traídas por Susini, con una antena conectada a la cúpula de un edificio
cercano. Para tomar el sonido del teatro colocaron un micrófono con una bocina
de gramófono en la sala de reflectores.
Aproximadamente a las 20.30, el mismo
Susini tomó el micrófono e hizo la transmisión inaugural, que llegó a escucharse
en Brasil en directo. En Buenos Aires, había pocas radios a galena. El
presidente Hipólito Yrigoyen felicitó a los pioneros de la radiodifusión por su
logro.
Luego siguieron realizando
transmisiones de óperas, hasta el fin de la temporada teatral., tras lo que
fundaron Radio Argentina, la que estuvo en al aire ininterrumpidamente hasta
1997.
Apenas dos años después, hubo otros
proyectos radiofónicos, lo que obligo al Estado a regular las primeras licencias.
En 1925 conoció a Albert Einstein. El padre de la Teoría de la Relatividad no dudó en calificarlo como "una de las
primeras inteligencias de la Argentina".
En 1927, Susini y sus socios crearon
Vía Radar, con estaciones de retransmisión en Paraguay, Estados Unidos y
España. En 1930 le vendieron la compañía a la norteamericana ITT, en U$S 200
millones.
En 1928, crearon Lumiton, compañía
pionera del cine argentino, con estudios en Munro (PBA). Su primer filme sonoro
fue Los tres berretines en 1933. Muy
poco tiempo antes, su competidora Argentina Sono Film había producido Tango. Llegó a hacer 99 películas, destacándose La chismosa, con Lola Membrives,
dirigida por Susini y participante del Festival de Venecia.
A pesar de dirigir varias compañías,
Susini estuvo a cargo del Teatro Coliseo durante la década de 1920 y fue director
técnico del Teatro Colón. Luego se desempeñó en Teatro Reale en
Roma, fue director del Teatro La Scala de Milán. Tiempo después, también
trabajó en el Teatro Argentino de La Plata.
Susini fue además autor de más de 70
obras teatrales, recibiendo el Premio Nacional de Cultura en 1951 por su
comedia En un viejo patio porteño. Incluso fue conocido como un excelente
pianista.
También en 1951, Susini fue Director
General durante la primera transmisión de televisión en Argentina que
realizara Canal 7,
con lo que tiene el privilegio de ser el doble impulsor de la radio y la
televisión en la Argentina.
En 1962, Susini fundó la compañía
cooperativa de teléfonos de Pinamar TELPIN, abriendo camino a toda una
serie de pequeñas compañías locales que seguirían sus pasos en Argentina. La
compañía aún existe ofreciendo un amplio abanico de servicios de telefonía,
Internet y televisión por IP (IPTV) poniéndola a la vanguardia en innovación
tecnológica.
No hay unanimidad en considerar que
la de Susini y su equipo haya sido la primera transmisión radial en el mundo, pero
sí fue uno de los pocos pioneros a nivel global. En la Argentina, se estableció
el 27 de agosto, como Día de la Radiodifusión, habiéndose celebrado
especialmente este año el centenario de dicha gesta de la innovación y la
cultura.
Murió en Buenos Aires en 1972.
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