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Animado por la eficaz propaganda oficial, concurrí a Tecnópolis, con la idea de encontrarme con “el futuro”, participando de una muestra que prometía transmitir conocimientos tecnológicos e información sobre el mundo y el país que tendremos en breve. Nada de eso fue así. La muestra es una decepcionante sucesión de stands vacíos de contenido y escasa imaginación, en donde se subestima permanentemente la inteligencia del visitante. La exposición presenta numerosos signos de precariedad a lo largo de todo su recorrido, registrándose además interminables colas –algunas de hasta dos horas- para acceder a las escasas atracciones genuinas que la muestra ofrece. En el escuálido pabellón del Ministerio de Educación, pueden accederse a unas pocas netbooks sin Internet, pero no pueden tocarse los libros que se exponen en la biblioteca. Párrafo aparte merece la continua y agobiante propaganda kirchnerista, con las habituales deformaciones históricas en las que incurren sus obedientes operadores mediáticos. Una lástima.
Mariano Rovatti
DNI 16.937.246
Carta de lectores enviada a los principales medios masivos de comunicación social
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