El viernes 22 estuvimos en Plaza de Mayo reclamando por el fin de la impunidad de funcionarios y empresarios responsables de la tragedia de Once, ocurrida hace un año; y por la implementación de un plan integral de reconversión de los ferrocarriles y del sistema de transporte público. 

La corrupción no es sólo una cuestión moral: también es causa de muerte, de inseguridad, de pérdida de calidad de vida y de abandono de la salud y la educación. Por ello, los delitos vinculados a la corrupción en la función pública son equiparables a los de lesa humanidad. El próximo gobierno deberá promover el procesamiento masivo de todos los funcionarios que hayan incurrido en esta clase de delitos.

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