Por Ricardo Auer
Todos los medios masivos resaltan lo “sorpresivo” del empate técnico obtenido por Martin
Lousteau (ML) ante al enorme aparato del PRO. Sin embargo tal crecimiento del voto de ML no
debería sorprendernos tanto. Veamos.
Mauricio Macri (MM) ha sufrido una doble derrota. La primera es moral, producto de las falsas
expectativas creadas por el sistema de las encuestas semi-truchas, que sólo buscan influir
sobre el votante; la segunda es política, ya que lo votó menos de la mitad de los votantes,
aunque legalmente haya ganado su candidato. Asumimos que los votos en blanco son de
rechazo a MM, por lo tanto los votos de RL son el 49,01 % del total de votos. Son 860.802
sobre un total de 1.756.303 (suma votos de Horacio Rodríguez Larreta (HRL)+ML+”en blanco”).
Si el voto en blanco (rechazo) se hubiese canalizado hacia su opositor, aunque sea en parte
(54.745 +1 votos), hubiese ganado ML. Es decir, puede hablarse políticamente, de “empate
técnico”.
CABA ha mostrado que la influencia del tándem “encuestadoras + medios de comunicación
masiva” no lograron impactar tan decisivamente sobre los ciudadanos, haciendo realidad una
propaganda de Clarín (el ciudadano hizo lo que quiso con la información de las encuestas).
CABA es la más politizada de todas las ciudades argentinas; la más independiente y la más
contestataria; también es la más especuladora. El macrismo logró su pírrico triunfo gracias al
importante caudal de votos en el corredor norte de la ciudad, el de los más altos ingresos: de
Recoleta a Nuñez. Dichos ciudadanos son los más acérrimos opositores del cristi-kirchnerismo.
Sus votantes, algunos ideológicamente identificados con MM, pero otros, más que ponderar
las virtudes de MM (ni hablar las de HLR), han decidido su voto, simplemente por oposición al
régimen kirchnerista actual. Aunque más de alguno, seguramente le ha tirado unas fichas a
ML. Los radicales, que no son pocos en CABA, han votado masivamente contra MM; esto es
bien visible en el centro de la ciudad (Caballito y Flores). Muchos “progres” y la inmensa
mayoría de los peronistas auténticos, también jugaron a favor de ECO. También lo han hecho
muchos independientes, simplemente, porque han ponderado positivamente, que había que
“seguir debatiendo”, mientras HRL y MM rehuyeron asustados el convite.
Si bien hubo muchos votos especulativos “en contra de”, ese hecho no le quita virtudes a ML,
quien ha demostrado sencillez para explicar, conocimiento acabado de los problemas de la
ciudad, proponiendo una estrategia basada en prioridades sentidas por el ciudadano, y
respeto por los compromisos públicos.
MM ha demostrado sus límites (muy estrechos) como líder político: erró en muchas decisiones
personales; se dejó influir demasiado por su gurú político Durán Barba (que sigue sin entender
a la Argentina); se empecinó en designar como sucesor a su mejor gerente de producción ($$)
y no a sus mejores espadas políticas dentro del PRO. Su rechazo a seguir debatiendo
(perdiendo así muchos votos), ha sacado a la luz su inseguridad y a no tener claro que hacer o
decir. Su propuesta se ha vuelto aún más difusa.
MM ha perdido mayor credibilidad al explicitar ayer su defensa de una YPF y una AA estatal,
aunque “eficientes”, ya que su principal “think tank”, la FUNDACIÓN PENSAR, ha sugerido
todo lo contrario. Su corrimiento apresurado hacia el “centro”, hasta copiando algunas
consignas de UNA y de Massa en particular, lo convierten en un político zigzagueante; de
pocas convicciones firmes; con el clásico oportunismo de la “vieja” política, a la que dice
querer sustituir o al menos combatir. Incoherencias que le dicen.
CABA ha demostrado que no hay tal polarización entre dos modelos antagónicos. Daniel Scioli
(DS), dentro del kirchnerismo, es lo más parecido a MM. Así como MM (dentro del liberalismo
económico) es lo más parecido a DS. Ahora el establishment (ó círculo rojo) sigue con más
dudas, sin saber ya qué hacer y a quien apostar. El pueblo está siendo muy racional y
pragmático. Va decidiendo sobre la marcha, a medida que los contenientes van mostrando
quienes son en realidad.
Las alabanzas de ayer a la noche por parte de MM al régimen kirchnerista (que en lo social, y al
inicio, tuvo algunos éxitos), sin diferenciarse por las enormes falencias que nos deja el régimen
(inseguridad, narcotráfico, peor educación, mayor cantidad de pobreza, más villas miserias,
falta de empleo genuino) no es casual. Son casi los mismos problemas que tanto CFK, DS y MM
no pudieron resolver en sus respectivos distritos. Dicha sintonía entre ellos se debe a la
similitud de sus respectivas prioridades: la obra pública (rutas, asfalto, edificios, obras
emblemáticas o mediáticas) y los mega-shows (entretenimiento, futbol para todos, megarecitales,
todo gratis). El modelo “único” simuló resolver problemas básicos, pero no realizó las
tareas que realmente se necesitaban.
Otra coincidencia del “modelo único” es que tanto CFK como DS y MM han utilizado los
recursos del estado para hacer propaganda política partidaria. Esa “apropiación indebida”
debería ser calificada al menos de robo al bolsillo de los ciudadanos que pagan sus impuestos.
La sobresaturación de colores partidarios, como supuesta expresión de los gobiernos, es un
“abuso serial” a la confianza y a la pasividad ciudadana.
Los intereses personales por sobre el Bien Común, son ocultados bajo mantos ideológicos
diversos, que en realidad no son tales. Se habla con la izquierda y se roba con la derecha. El
gran negociado del Juego, mayoritariamente manejado por Cristóbal López, también es un
punto de encuentro entre CFK, DS y MM, enlazados junto con la obra pública, por amigos
comunes entre los tres sectores. La falsificación ideológica y la falsa inocencia institucional le
están haciendo mucho daño a toda la sociedad argentina.
Todos ellos son, de alguna forma, la continuidad del modelo “único”, que naufraga en lo
económico (crisis de todas las economías regionales, problemas de empleo, inflación) y en lo
social y moral: clientelismo, corrupción, educación, seguridad ciudadana, falta de cultura del
trabajo, narcotráfico, inmoralidad pública, ataque a la Justicia.
Debemos preguntarnos dónde están las alternativas reales. Hay que buscarlas por el lado de la
autenticidad de los candidatos y su simpleza en plantear los problemas que existen, que son
muchos y no se los puede esconder bajo la alfombra; tampoco se podrán resolver todos de
golpe. Por ello resulta trascendente escuchar, con detalle, el orden de prioridades que cada
uno de los candidatos plantea.
Ya no importa si son de izquierda o de derecha, sino que al menos sus palabras reflejan
realmente lo que íntimamente piensan. La hipocresía mayúscula, instalada en toda la sociedad,
pero particularmente en la clase política, es uno de los mayores obstáculos para el progreso de
toda la sociedad. Porque de “generalidades”, de “ideologismos” y de “doble discurso”
estamos saturados. Las últimas décadas nos hemos dedicado a “interpretar” lo que se estaba
diciendo en clave confusa. Así nos hemos deslizado en la decadencia. Es hora de hablar más
claro, antes que oscurezca nuevamente.
Nota de ArgenPolitica: en mayo publicamos una encuesta de Aragón y Asoc. en la que se anticipó el escenario de paridad entre Larreta y Losteau. Para volver a verla, cliquear acá
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