Ésta es la propuesta de Néstor Kirchner, más una propina

                                                                                                Paul Singer


por Juan José Cruces

La mejor forma de comprender el problema de los holdouts son los álbumes de figuritas de futbolistas que teníamos de niños. De un álbum de 100 figuritas, ya tenemos 93. Si conseguimos las 7 restantes, lo podemos llevar al quiosco, cambiarlo por la pelota y empezar a jugar el partido. Nos faltan las figuritas más difíciles: Messi, Maradona, Masche... Sus dueños pretenden mejor precio que el que en su momento pagamos por cada una de las otras 93 figuritas. La justicia que las autoridades democráticas de la Argentina eligieron para dirimir este tema les dio la razón. Más allá de la irritación que esto pueda causarnos, la decisión conveniente es pensar en el valor de la pelota y en el placer de jugar el partido contra el costo de las siete figuritas. La economía argentina está en recesión hace varios años y este pendiente ha sido uno de sus determinantes importantes. Lo más caro de todo es no arreglar, y desafiar la justicia que en su momento elegimos.

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Imagine la reacción del directorio de una multinacional cuando el presidente de su sede argentina propone un plan de inversión para instalar una planta en Rosario, Córdoba o Jujuy. "¿Cómo vamos a poner plata fresca en un país que está en desacato de la justicia? ¿Quién defenderá nuestro derecho si luego el gobierno anfitrión lo viola?" Por eso hace mucho que no viene nueva inversión que cree una significativa cantidad de puestos de trabajo aquí. Así lo entendió Cristina Kirchner cuando autorizó el acuerdo de YPF con Chevron en 2014.

Las ofertas que hizo el Gobierno esta semana a los holdouts en Nueva York y en Italia son grandes avances. También es muy importante el reconocimiento del mediador a los esfuerzos de la Argentina por resolver el tema. Esto es así porque, si el juez levanta la medida cautelar de pari passu (que desde 2014 impide que la Argentina pague normalmente a quienes aceptaron los canjes de 2005 y 2010), diezma el poder de los holdouts en la negociación.

Por cada 100 dólares que debíamos en 2001, hoy debemos mucho más que 100. La deuda inicial fue creciendo por los intereses no pagados desde 2001 y por la pena por mora sobre esos intereses impagos. Si yo le debía a usted una vaca en 2001, ahora no le debo una vaca: le debo la vaca original, más todos los terneros que tuvo desde 2001, más la leche que dio en estos 15 años, más una pena por mora. Así lo establecen los contratos que rigen nuestros bonos. La Argentina hizo default sobre 150 bonos, y cada bono es un contrato independiente, con su propia fracción de holdouts. En un trabajo reciente con Tim Samples, profesor de derecho de la Universidad de Georgia, estudiamos el valor a hoy de los siete bonos con más holdouts. Por cada 100 dólares de deuda original, hoy se deben entre 256 y 419 dólares, dependiendo del momento en que el acreedor haya obtenido sentencia. Fue el costo de no cerrar el problema a tiempo.

¿Lo que ahora ofrece Mauricio Macri es mucho más que lo que le costó a la Argentina lo que ofreció Néstor Kirchner? En el trabajo con Samples computamos también ese número. Por una deuda original de 100 dólares a diciembre de 2001, en 2005 se ofreció un paquete de bonos y cupones PBI que en ese momento valía 37 dólares. Pero ese paquete le costó muy caro a la Argentina, porque los cupones no valían casi nada en 2005, pero hubo que pagar mucho por ellos y todavía deberemos seguir pagando más aún hasta 2035. Por ejemplo, el cupón PBI en dólares ha tenido un rendimiento muy superior a la acción de Apple, el arquetipo del éxito, la innovación y la rentabilidad capitalista de esta década. Sí: ¡los Kirchner les dieron a los tenedores del cupón PBI más de lo que Steve Jobs les dio a los accionistas de Apple!

La contracara es que el valor a hoy de la oferta de 2005 es de 133 dólares por cada 37 dólares que valía dicha oferta en 2005. Este número resulta de reinvertir cada pago que hizo la Argentina en el instrumento que lo pagó, al precio de cada momento. Dicho más fácil: el kirchnerista más intransigente debería acordar gustoso en pagar 133 dólares por cada 100 de deuda original, porque esto es exactamente lo que nos costó la oferta de Néstor, Lavagna y Nielsen. A los litigantes no les gustó la oferta de Néstor y piden más para cerrar. Macri ofrece 150, que es la oferta de Néstor más una propina de 17 dólares. Parece razonable si logramos con esto conseguir las 7 figuritas, canjear el álbum por la pelota y comenzar a jugar el partido de la inversión productiva y la creación de trabajos de calidad.

El autor es profesor de Economía y Finanzas en la UTDT

Publicado en La Nación

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