José A. Oca Balda



Nació en San Antonio de Areco el 15 de abril de 1887. Ingresó a la Escuela Naval Militar en 1903 y egresó en 1907, destacándose por su gran inteligencia, capacidad de análisis, espíritu de inventiva, clara exposición de ideas y rápida comprensión de las situaciones.



Se desempeñó en diversos buques de la Armada. Tuvo destinos en la Patagonia y en Tierra del Fuego. En 1915, fue felicitado por sus trabajos de hidrografía a bordo del balizador Mackinlay. Publicó un manual de navegación para los cadetes embarcados en la fragata Sarmiento y diversos artículos sobre torpedos. Fue director de la Escuela de Náutica (entonces, Escuela de Pilotos y Maquinistas Navales).

En 1920, produjo el estudio Fletes Marítimos en la Patagonia; en 1921, otros sobre astronomía y submarinos. Al año siguiente, realizó otros tantos sobre hidrografía y sobre la batalla de Jutlandia. Artillero devenido submarinista, fue enviado a los EE. UU. a capacitarse en esta última arma. Entre 1920 y 1923, patentó allí y en nuestro país más de quince inventos de su autoría, entre ellos, planchas eléctricas, cocinas, etc. En 1925, ya como Capitán de Fragata, sorprendió por la vastedad de sus trabajos y propuestas en Ingeniería, Electricidad, Hidráulica, Oceanografía y Astronomía.

Admiraba a Mariano Moreno, Manuel Dorrego, Juan Manuel de Rosas y Carlos Pellegrini. Dejó una obra inconclusa sobre este ultimo, El Último Libertador, que de todos modos fue editada.

En 1931, bajo el gobierno del General Félix Uriburu, solicitó su retiro para dedicarse a sus estudios sobre economía y el desarrollo de los recursos naturales. Fundó, en 1934, la Escuela de Estudios Argentinos y la revista Servir para divulgar sus ideas. Allí escribieron, entre otros, José María Sarobe, Héctor R. Ratto, León Scasso y Segundo R. Storni. También aparecieron los primeros artículos de Raúl Scalabrini Ortiz sobre los ferrocarriles británicos, recopilados, luego, en un libro. Fue colaborador del General Mosconi en la creación de YPF.

Promovió una política de sustitución de importaciones creando y desarrollando industrias en virtud de la crisis económica del año 1929 y propuso, también, la creación de un banco industrial para construir caminos y elevadores de granos, y contrarrestar, así, el monopolio de empresas acopiadoras de granos.

Dos de sus artículos publicados en el Boletín del Centro Naval reflejan sus preocupaciones económicas: El sistema de conversion sobre los desequilibrios del balance económico, y Bases comerciales de una corporación de productores para mejorar las condiciones de la pesca en el puerto de Mar del Plata.

Embistió contra la emisión de moneda con el folleto El fantasma de la emisión y en sendos artículos del Boletín del Centro Naval: en 1936, La riqueza se sustenta en el cabotaje marítimo nacional y en 1937, La autonomía del poder naval, que trata de la unidad de la doctrina y el principio ético de colaboración frente a la unidad de comando.

Polemizó con Juan B. Justo y los socialistas por acusarlos de no ver la doble plusvalía de producción y de exportación que se abatía sobre los productos nacionales por no disponer de una flota para su transporte. De este modo, fue el ideólogo de la creación de la futura flota mercante concretada por los Almirantes Abel Renard y Francisco Steward, entre otros.

De especial relieve es su propuesta para crear una usina mareomotriz en la Península de Valdés. Como existe una diferencia de nivel en el terreno entre el golfo Nuevo y el de San José, propuso construir entre ambos un canal de 7 km de ancho, que, dado su declive, podría generar una energía de aproximadamente 1 300 000 kilovatios hora por día, o sea, seis veces lo que produce la actual usina de El Chocón-Cerros Colorados.

En 1975 el Congreso Nacional aprobó la Ley Nº 20.956, por la que adjudicó el estudio de las mareas de la Península Valdés a la Empresa Agua y Energía, determinando que las obras deberían comenzar en 1978. Esta Ley de la Nación jamás fue cumplida.

Dicho proyecto, hoy choca con otra circunstancia: Península Valdés uno de los mejores lugares del planeta para el avistamiento de ballenas. La UNESCO lo declaró Patrimonio Natural de la Humanidad, en 1999. Las ballenas francas pueden observarse de junio a diciembre, época en que miles de turistas de todas partes se acerca a esta porción de la Patagonia para verlas en plena actividad de apareamiento, reproducción y junto a sus crías.

José A. Oca Balda falleció a los 52 años, el 9 de mayo de 1939.

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