Los principales atentados terroristas en la Argentina



por Alberto Oswald


Un repaso sobre los principales atentados terroristas de la historia argentina, tanto de aquéllos cometidos por organizaciones armadas, como los protagonizados por el Estado. A título de ejemplo, recordamos también otras matanzas y hechos de barbarie que no consideramos como atentados, ya que han sido producidos en una sucesión de actos en el tiempo. 





1) Plaza de Mayo 1955

Muertos: 308; heridos: más de 700

Transcurría el segundo gobierno del Gral. Juan Domingo Perón. El 11 de junio de 1955, se realizó la procesión de Corpus Christi, un evento litúrgico católico que habitualmente congregaba a un puñado de religiosos y devotas. Pero en esa ocasión, dentro de un marco de creciente enfrentamiento entre gobierno y oposición, miles de militantes del radicalismo, el socialismo, la democracia progresista y el conservadorismo coparon el acto, convirtiéndolo en una marcha opositora, aprovechando la tensión entre el gobierno justicialista y la cúpula de la Iglesia Católica argentina. 

Cinco días después, el 16 de junio de 1955, fuerzas de la aviación naval intentaron asesinar al presidente Juan Domingo Perón y llevar adelante un golpe de Estado. Si bien fracasaron en su propósito, durante el mismo varios escuadrones de aviones pertenecientes a la Armada Argentina bombardearon y ametrallaron con munición aérea de 20 mm la Plaza de Mayo y la Casa Rosada, así como el edificio de la Confederación General del Trabajo y la entonces residencia presidencial, matando a más de 308 personas e hiriendo a más de 700.

El insólito ataque sorprendió a muchas personas que se hallaban en camino a sus lugares de trabajo Perón se había retirado al Ministerio de Guerra ―ubicado a doscientos metros de la Casa Rosada―, por lo cual logró salvar su vida milagrosamente. El operativo se realizó con un altísimo grado de violencia, enmarcado en un clima de odio político y social que atravesaba el país. 

Tres meses después se concretó el golpe de Estado derrocando al Gral. Perón, quien se marchó a un exilio de dieciocho años. La dictadura emergente de dicha acción se llamó a sí misma Revolución Libertadora, y garantizó la impunidad de los responsables del bombardeo. 

En 2010, el Archivo Nacional de la Memoria de la Secretaría de Derechos Humanos publicó una investigación oficial en la que identificó a 308 muertos, aclarando que a esa cantidad debían sumarse «un número incierto de víctimas cuyos cadáveres no lograron identificarse, como consecuencia de las mutilaciones y carbonización causadas por las deflagraciones».

Hasta el día de hoy pueden verse las marcas de los impactos de bombas en el edificio del actual Ministerio de Economía, y en la sede de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP). 



2) AMIA 1994

Muertos: 85; heridos: 300

El 18 de julio de 1994 fue atacada la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina ( AMIA), ubicada en el barrio porteño de Balvanera, presumiblemente utilizando un coche bomba. 

El saldo del atentado fue de ochenta y cinco muertos y más de trescientos heridos, además de la destrucción total del edificio y de graves daños a inmuebles vecinos. Constituyó el mayor ataque a objetivos judíos ubicados fuera del territorio israelí, desde la Segunda Guerra Mundial. La comunidad judeo-argentina es la sexta más numerosa del mundo.

El crimen hasta el día de la fecha no ha sido esclarecido, permaneciendo impune. 

Tras años de investigación, se realizó el juicio oral a los acusados de conformar la conexión local. En 2004, se declaró la nulidad del mismo, tras comprobarse la obtención de pruebas de manera ilegal por parte del ex juez Juan José Galeano, ordenándose la liberación de los procesados, la mayoría policías bonaerenses. 

Luego quedó al descubierto un amplio encubrimiento en el que habían participado el juez de la causa, dos de los tres fiscales, altos funcionarios del gobierno de Carlos Menem y los servicios de inteligencia. Fruto de ello fueron destituidos el juez Galeano, y dos de los tres fiscales, José Barbaccia y Eamon Muller. 

El gobierno de Néstor Kirchner impulsó la formación de una unidad fiscal especialmente dedicada al esclarecimiento del hecho, cargo de Alberto Nisman, el único de los fiscales no destituidos. En 2006, la misma acusó formalmente al gobierno de la República Islámica de Irán de planificar el atentado y al partido libanés Hezbolá, de llevarlo a la práctica. 

La justicia argentina imputó a ocho funcionarios iraníes y un ciudadano libanés de ser los autores, contra los que ordenó alertas rojas de captura de la Interpol que fueron aprobadas. Según la investigación, basada en informes de inteligencia, la Argentina fue elegida como blanco del ataque tras la decisión del gobierno de suspender un acuerdo de transferencia de tecnología nuclear. 

Desde entonces, los distintos gobiernos argentinos han requerido a Irán, sin éxito, la extradición de sus ciudadanos acusados por el ataque para ser juzgados por un tribunal argentino o extranjero.

En 2005 los fiscales Nisman y Marcelo Martínez Burgos informaron que el conductor suicida había podido ser identificado como Ibrahim Hussein Berro, pero doce años después el FBI realizó el análisis del ADN perteneciente al terrorista muerto en la AMIA y estableció que no pertenecía a Berro. Ese mismo año él juez Claudio Bonadío fue removido como titular de la causa AMIA por "falta de imparcialidad".

En 2013, el Congreso argentino ratificó un Memorándum de entendimiento Argentina-Irán, firmado por el gobierno argentino con el fin de destrabar la causa estableciendo un mecanismo para tomar declaración indagatoria a los iraníes acusados en su país. En enero de 2015, el fiscal Nisman, presentó una denuncia contra la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, el ex canciller Héctor Timerman y otros funcionarios, considerando que el Memorándum constituía parte de un plan delictivo orientado a encubrir a los iraníes acusados en la causa. En marzo de 2018 se elevó a juicio la causa, y la iniciación del mismo depende de la declaración previa del ex jefe de la Interpol, Ronald Noble, solicitada por la defensa y prevista para este año.

El 18 de enero de 2015, horas antes de tener que presentarse ante el Congreso para informar sobre la denuncia presentada el miércoles anterior, y poco antes de iniciarse el juicio por encubrimiento Nisman fue encontrado muerto de un disparo en la cabeza en su departamento. Hasta el momento, no se demostró que dicha muerte haya sido un homicidio. 

Pocos meses después de la muerte de Nisman se llevó a cabo el juicio de encubrimiento dictándose sentencia en 2019, siendo condenados el ex juez de la causa, Juan Carlos Galeano, el exjefe de los servicios de inteligencia Hugo Anzorreguy, el ex procesado Carlos Telleldin y otros funcionarios del Estado argentino. El ex presidente Carlos Menem y el ex titular de la DAIA, Rubén Beraja fueron absueltos. Los ex fiscales fueron condenados por incumplimiento de los deberes de funcionario público, resultando absueltos de todos los cargos formulados por Nisman al elevar la causa. El fallo fue apelado.




3) Fátima 1976

Muertos: 30

En la madrugada del 20 de agosto de 1976 veinte hombres y diez mujeres fueron secuestrados por fuerzas militares dependientes del Cuerpo de Ejército I. Las víctimas fueran atadas, vendadas y ejecutadas mediante disparos en la cabeza desde una distancia menor a un metro, según acreditó en 1985 la Cámara Federal de la Capital. 

Las víctimas se hallaban detenidas en un centro clandestino a tal efecto, en el campo de la Superintendencia de Seguridad Federal de la Policía Federal Argentina. 

Los cuerpos fueron apilados y dinamitados en un camino vecinal cercano a la localidad de Fátima, a la altura del km 62 de la Ruta 8 Panamericana Ramal Pilar, en la Provincia de Buenos Aires, con la intención de simular que las muertes habían sido fruto de un enfrentamiento. 

Esta fue la matanza más brutal que se conoce de la última dictadura militar.

Posteriormente, se determinó que las víctimas eran personas muy jóvenes, incluso algunos de ellas adolescentes, de las cuales sólo se identificó originalmente a una mujer y cuatro hombres.

Los cuerpos no identificadas fueron enterrados como NN en el Cementerio de Derqui, aunque años más tarde fueron exhumados para identificarlos.

Poco antes de la masacre de Fátima había sido asesinado el general Omar Carlos Actis, por lo que, al descubrir el médico forense de la policía de Pilar que una de las víctimas tenía una nota en el bolsillo en la que se leía "30 x 1" se llegó a la conclusión que esta masacre sería una respuesta del gobierno de facto a este asesinato.

En 2008, el Tribunal Federal número 5 juzgó y condenó a prisión perpetua a los policías Juan Carlos Lapuyole y Carlos Gallone, absolviéndose a Miguel A. Trimarchi. 





4) Embajada de Israel 1992

Muertos. 22; heridos: 242

El 17 de marzo de 1992 fue atacada la Embajada de Israel en la Argentina, ubicada en la zona de Retiro. El saldo fue de 22 muertos y 242 heridos, quedando destruido completamente su edificio, y ocasionando daños a edificios vecinos. 

El atentado fue investigado por la Corte Suprema de Justicia, sin identificar ningún sospechoso y sin que hasta 2020 se haya elevado la causa a juicio, por lo que el mismo permanece impune. 

El atentado se relaciona cronológicamente con otros atentados terroristas cercanos, como el mencionado atentado a la AMIA de 1994, y el asesinato del primer ministro de Israel Isaac Rabin, en 1995, a manos de un terrorista judío de derecha.

Conforme la investigación realizada, el ataque fue perpetrado por un coche bomba conducido por un suicida, creyéndose que los autores habrían ingresado al país por la triple frontera argentino-brasileña-paraguaya. 

Tanto este atentado como el de AMIA pueden haber sido respuestas del terrorismo a la política exterior argentina del gobierno de Carlos Menem, abiertamente alineado con los Estados Unidos e Israel, llegando a enviar tropas a la Guerra del Golfo en 1991. 

Investigaciones realizadas en los Estados Unidos –cuyos resultados no fueron publicados- han servido a la justicia norteamericana para condenar a Irán a la indemnización de familiares de una de las víctimas, atribuyendo el atentado a Hezbollah. 

El estado de Israel también investigó el atentado y tampoco dio a conocer los resultados. No obstante su embajador en la Argentina declaró que Israel ya había eliminado a los autores del atentado.






5) Comedor Policía Federal 1976

Muertos: 21; heridos: 65

El 2 de julio de 1976 fue atacado con explosivos el comedor de Seguridad Federal, produciéndose un saldo de 21 muertos y 65 heridos, 12 de ellos mutilados de por vida. El atentado fuer realizado en el horario del almuerzo, resultando víctimas policías (varonbes y mujeres), empleados civiles administrativos y ciudadanos comunes que efectuaban trámites. 

Su autor fue un ex agente de apellido Salgado, dado de baja una semana antes por considerárselo vinculado a Montoneros. Habiendo retenido su credencial policial, concurrió a almorzar con una bomba "vietnamita" de 9 Kg. de trotyl, bolillas de acero y clavos, en un maletín, retirándose del lugar minutos antes de la explosión. 







6) Trelew 1972

Muertos: 16

El 5 de agosto de 1972 se produjo un intento de fuga del penal de Rawson, de un grupo de presos integrantes del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) y Montoneros, que habían sido condenados por la Cámara Penal, por acciones terroristas. 

Sólo seis de ellos -todos miembros de las conducciones de sus organizaciones- lograron el objetivo de huir en un avión secuestrado a Chile. Diecinueve fueron recapturados y llevados a la Base Almirante Zar de Trelew, con la excusa de que el penal se había amotinado. Tras una gran militarización de la zona ordenada por el gobierno encabezado por el Gral. Alejandro A. Lanusse, el 22 de agosto dieciséis de los apresados fueron ejecutados por los militares a cargo de la represión. 

Años después, Lanusse declaró que había ordenado la vuelta de los presos al penal, pero que su orden no fue cumplida. No obstante, sostuvo la versión original de que el hecho constituyó un enfrentamiento.  

Los tres sobrevivientes dieron testimonio de lo sucedido y fueron asesinados años más tarde, por la siguiente dictadura, el llamado Proceso de Reorganización Nacional. 

En 2012, el Tribunal Federal de Comodoro Rivadavia condenó a prisión perpetua a Emilio Del Real, Luis Sosa y Carlos Marandino como autores de los homicidios, declarándolos como crímenes de lesa humanidad.





7) Plaza de Mayo 1953

Muertos. 6; heridos: 90

El 15 de abril de 1953, en ocasión de un acto de la Confederación General del Trabajo (CGT) en la Plaza de Mayo, fueron detonadas dos bombas, causando seis muertos y más de noventa heridos. 

Los terroristas colocaron las bombas en la plaza, en la estación del subte A, y sobre la azotea del edificio del Banco de la Nación, con la intención de que la mampostería se desplomara sobre la multitud apiñada en sus cercanías. Estas últimas no llegaron a estallar. 

Conforme al investigación posterior, el grupo terrorista estuvo conformado por Roque Carranza (años después Ministro de Defensa del presidente Raúl Alfonsín), Carlos Alberto González Dogliotti, y los hermanos Alberto y Ernesto Lanusse, apoyados por el capitán Eduardo Thölke, que les proveyó los explosivos. El jefe del operativo fue el diputado radical Arturo Mathov. Los responsables -jóvenes profesionales y universitarios pertenecientes a familias de clase media alta, activistas de la FUBA- fueron detenidos y procesados por la Justicia. Algunos admitieron parcialmente la autoría del hecho y otros denunciaron ser víctimas de torturas durante la investigación. La dictadura Revolución Libertadora los amnistió años después. El periodista Mariano Grondona admitió haber tenido alguna participación en el grupo, tras una imputación en ese sentido realizada por el diputado peronista Carlos Kunkel. 

Posteriormente al hecho, grupos de militantes justicialistas atacaron locales partidarios de la oposición y el Jockey Club, incendiando sus instalaciones. En estos hechos no se registraron muertos ni heridos.





8) Círculo Militar 1976

Heridos: más de 50

El 17 de octubre de 1976 se produjo un atentado con explosivos en el cine del Círculo Militar, en el centro de la Ciudad de Buenos Aires, durante una función con familiares civiles y oficiales, generándose un saldo de más de 50 heridos. Se atribuye la autoría al hijo del Gral. Alberto Numa Laplane, ex Comandante en Jefe del Ejército, aprovechando su condición de socio. 


Otras matanzas

Aunque no podemos considerarlas técnicamente como atentados, dado que se trata de ataques o represiones ejercidos durante un período de tiempo, es destacar las siguientes matanzas, seleccionadas como ejemplos de barbarie, no siendo esta lista de ninguna manera taxativa. Semana Trágica 1919

Fue un período de represión y masacre sufrida por el movimiento obrero argentino, en la que fueron asesinadas cientos de personas en Buenos Aires, en la segunda semana de enero de 1919, bajo el gobierno radical de Hipólito Yrigoyen. La misma incluyó la matanza de judíos registrada en América. 

El conflicto se originó a raíz de una prolongada huelga declarada en la fábrica metalúrgica Talleres Vasena, en reclamo de mejores condiciones laborales. El conflicto se agravó impulsado por la intransigencia patronal y de la FORA del V Congreso, de tendencia anarquista, así como el accionar violento de rompehuelgas. 

Grupos parapoliciales amparados por el gobierno comenzaron la represión, asesinando, deteniendo y torturando a miles de personas, mientras la población respondía con una pueblada generalizada.

El gobierno osciló entre su política de mediación en los conflictos laborales y la adopción de una política altamente represiva, que además del apoyo a grupos parapoliciales, incluyó la acción de Ejército, a través de torturas y la simulación de ataques contra objetivos gubernamentales.

La represión dejó un saldo de cerca de 700 muertos, decenas de desaparecidos -entre ellos gran cantidad de niños-, miles de heridos y decenas de miles de detenidos. Si bien no es técnicamente un atentado, constituyó un episodio de barbarie.

Patagonia 1921

La Patagonia Rebelde fue el nombre que se dio a una serie de sucesos producidos en el entonces territorio nacional de Santa Cruz en el año 1921. Un conjunto de huelgas, protestas y tomas de haciendas protagonizadas por trabajadores anarcosindicalistas, derivó en una feroz represión realizada por tropas del Ejército Argentino, por orden del presidente Hipólito Yrigoyen. 

El conflicto se había originado en la crisis económica desatada tras finalizar la primera guerra mundial, que derivó en la baja del precio de la lana. Esto afectó a las haciendas ovejeras de la región patagónica, en especial a las ubicadas en Santa Cruz. 

La situación derivó en una serie de despidos ordenados por los estancieros, y un deterioro profundo de las condiciones laborales, ya de por sí desfavorables para los obreros. Las acciones gremiales iban acompañadas de una campaña convocando a la sindicalización de los trabajadores. 

Los trabajadores estaban agrupados en la Sociedad Obrera de Río Gallegos, integrante de la Federación Obrera Regional Argentina (FORA), principal agrupación de trabajadores del país. Su líder era el anarquista español Antonio “Gallego” Soto. 

La respuesta militar se desató a medida que se iban produciendo los hechos de protesta. La cifra total de víctimas oscila de 300 a 1.500 obreros que fueron fusilados por la misión encabezada por el Coronel Héctor Benigno Varela, como respuesta a cada una de las sucesivas rebeliones. 

En la represión también intervinieron fuerzas paramilitares como la Liga Patriótica, cuyos integrantes tenían estrecho contacto con los estancieros.

Por la mecánica de los hechos, no fue en sí un acto terrorista, pero sí constituyó uno de los más graves procesos violentos contra los trabajadores durante un gobierno democrático argentino. Basada en una obra de Osvaldo Bayer, la película La Patagonia Rebelde (1974) dirigida por Héctor Olivera y protagonizada por Luis Brandoni, Héctor Alterio y Pepe Soriano, inmortalizó estos hechos y se convirtió en un clásico del cine argentino. 

Ezeiza 1973

Apenas 25 días después de asumido el gobierno de Héctor J. Cámpora, el 20 de junio de 1973 volvía al país el Gral. Juan Domingo Perón, luego de su largo exilio de dieciocho años. Más de un millón de personas lo esperaban sobre la Autopista Riccheri, frente al palco ubicado a metros del Aeropuerto de Ezeiza.

La seguridad del palco había sido confiada al Coronel Jorge Osinde, hombre cercano a José López Rega, quienes instruyeron a un conjunto de referentes del ala derecha del peronismo sobre cómo llevar a cabo su cometido. 

Mientras el ala izquierda del peronismo, integrada por la juventud y las organizaciones armadas, buscaban acumular poder en el gobierno, el ala derecha se oponía a tal intención. En medio de esta tensión, cuál de ellas copaba el acto era considerada una cuestión vital en ese conflicto. 

En circunstancias difíciles de explicar, grupos de francotiradores se trenzaron en feroces enfrentamientos provocando doscientos muertos, y el desvío del avión que traía a Perón a la Base Militar de Morón. 

Las versiones sobre quién comenzó el ataque no son coincidentes, por lo que no cabe encuadrar el hecho como atentado terrorista, pese a la gravedad de su saldo. 

Masacre de Napalpí 1924 

El 19 de julio de 1924 se produjo la matanza de más de 200 indígenas de las tribus Qom y Mocoví, a manos de la policía chaqueña y grupos estancieros, en la Colonia Aborigen Napalpí, Chaco, durante la presidencia de Marcelo Torcuato de Alvear.

Entre los muertos y los heridos, el total de víctimas superó las 700, siendo en su mayoría mujeres, ancianos y niños. Aquellos que no morían a manos de los policías, eran degollados sin piedad con machetes y hachas.

Fue una de las masacres de mayor magnitud cometida en Argentina durante el siglo XX. En 2014 el Estado argentino, a través del Ministerio Público, investigó durante cuatro años los eventuales delitos de lesa humanidad cometidos en Napalpí, para luego solicitar la apertura de un juicio por la verdad; puesto que todos los culpables ya habían muerto.


Semana roja 1909 

El 1º de mayo de 1909, en la Plaza Lorea de la Ciudad de Buenos Aires, se desató una feroz represión durante la celebración del Día del Trabajador. 

A manos de la Policía, que disparó indiscriminadamente sobre la multitud, incluso cuando ya se hallaba dispersa, murieron 14 personas y 80 resultaron heridas. 

El operativo estuvo a cargo de Ramón L. Falcón, quien arrestó además a 16 líderes sindicales. Las fuerzas de seguridad denunció que los hechos constituían un complot ruso-judaico.

Luego de la matanza, FORA convocó a una huelga general, a la que se sumó la central socialista UGT, sintiéndose el impacto de la misma en el transporte y en la circulación de personas en Buenos Aires. Las manifestaciones fueron reprimidas por el Ejército, decretándose el Estado de Sitio, por orden del Presidente José Figueroa Alcorta. 

Al poco tiempo, el militante anarquista Simón Radowitzky asesinó a Ramón L. Falcón. Fruto de ello, se incrementó la represión, con episodios de violencia xenófoba, atacando inmuebles relacionadas con el socialismo y el judaísmo. 


Margarita Belén 1976

Tomamos este caso como ejemplo de lo que fue la represión ilegal durante el Proceso de Reorganización Nacional, considerando que un sinnúmero de casos similares se reprodujeron en dicho período. 

Entre el 12 y el 13 de diciembre de 1976, cerca de Margarita Belén, Chaco, fuerzas del Ejército y de la Policía chaqueña torturó y mató a 11 personas, la mayoría militantes de la Juventud Peronista, desapareciendo otras cuatro. 

El hecho fue presentado originalmente como un enfrentamiento ocasionado tras una huida de prisioneros. Fue uno de los casos analizados en el Juicio a las Juntas, que derivó en la condena a los principales jerarcas de la dictadura 1976-83. 


Organizaciones armadas

Entre 1970 y 1978, las organizaciones armadas Montoneros, Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y la Alianza Anticomunista Argentina (AAA) entre otras, produjeron actos violentos que provocaron cerca de setecientos muertos en total. 

Algunos de ellos, los que generaron mayor cantidad de víctimas, se hallan en la lista que antecede, pero la mayoría se focalizaron en una víctima cada uno, preferentemente militar, policía, empresario, sindicalista o dirigente político, alcanzando a veces a miembros de su entorno. 

Si bien no hay una definición unánime de terrorismo, sin duda que este concepto incluye el ataque a la población civil con el objetivo de sembrar el terror en la sociedad. La acción de las organizaciones armadas, sobre todo en el período 1973-76, en el que gobernó el peronismo elegido democráticamente, entra dentro de este marco conceptual, más allá de las discusiones doctrinarias sobre los alcances de los crímenes de lesa humanidad, considerados imprescriptibles por el Derecho Internacional. 





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