Por Orlando Novara
La política es necesaria e inevitable, pero ni por asomo es gratis.
Los bonaerenses irán a las urnas con la foto de Espert o sin ella. ¿Qué más da? El diablo del narcotráfico que bien sabe jugar a las escondidas ya mostró la cola. Lo hizo también cuando aportó a la campaña 2011 del “Frente de la Victoria”, según surgió del “Triple crimen de Bina, Ferrón y Forza”.
Fenómeno transversal y del peor que no puede ocultarse,
porque lo que hoy está en crisis es una forma de financiar la política. Se dirá
de buena fe que hay que agudizar la regulación y control, para limitar donaciones
encubiertas, dibujos contables y otros recursos de simulación. Protocolos
válidos no obligadamente eficaces, porque ellos atañen a la existencia misma de
la “financiación voluntaria de la política”. El problema que hay que eliminar.
El tema no se agota al ocasional aporte de
narcotraficantes. La cuestión es que, detrás del aporte voluntario, a menudo se
esconde el sistema discrecional de favores. Trama de intercambios, permeable al
tráfico de influencias. La realizada por actores políticos junto a distintos
grupos de interés, presión y poder. Nada más ni menos que un engranaje de
estímulos del “capitalismo de amigos”. 
Pese a estas adversidades, la política es un espacio de
convergencia y/o confrontación de las ideas y legítimos intereses que anidan en
los distintos sectores de la sociedad. La política es necesaria e inevitable,
pero ni por asomo es gratis. Sin embargo, no la financia el ciudadano de a pie.
Lo hacen minorías al amparo de estos aportes. Hay que remplazar la vieja
polémica de financiamiento público o privado.
Proponemos debatir otros caminos para resolver el costo
de la democracia que, además, no debe reducirse al acto electoral. Los
partidos, por caso, deben revitalizarse con equipos técnicos estables y
rentados encargados de estudiar los problemas del país. El financiamiento más
adecuado es privado y no voluntario, sino obligatorio. Universal: una persona
un voto, un aporte. Mínimo: por ser extendido a millones de argentinos. 
El aporte privado puede recaudarse, por ejemplo, a través
del consumo individual tal como se hace con el IVA como una alícuota parte del
mismo. La evolución tecnológica actual en el procesamiento de datos permitirá a
su tiempo que cada quien pueda direccionar su contribución impositiva al
partido de su preferencia.
En el epílogo, Espert nos habría hecho un favor. Darle la
espalda al debate sobre la financiación política es negarse a solucionar una
vertiente clave de la corrupción.
Publicado en Clarín (cartas de lectores) 

 
 
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