Vuelve el bipartidismo



por Mariano Rovatti

En pocas horas más, el gobierno nacional estará lanzando su proyecto de reforma política. Han trascendido algunos datos sobre el mismo, que tiende al fortalecimiento de los partidos tradicionales, y brindarle a Néstor Kirchner las mejores condiciones posibles para la próxima contienda electoral.

El punto central es la obligatoriedad de celebrar elecciones internas abiertas en los partidos para la consagración de candidaturas a cargos nacionales (presidente, vicepresidente, senadores y diputados). Los modelos inspiradores son los de Uruguay y Santa Fe, que en décadas atrás tenían la Ley de Lemas, y tras varias elecciones en donde no ganaba el candidato que más votos obtenía, logró modificarse por el método de primarias abiertas.

Se desarrollarían todas el mismo día en todo el país, descartándose la posibilidad de dividir el país en cuatro regiones. Lo más probable es que se elijan los candidatos por voto directo, dejándose de lado la opciòn de un colegio electoral integrado por una cantidad de delegados equivalente al doble de diputados nacionales por distrito. .
También se estima que no se votaría una fórmula sino sólo al candidato a Presidente, y el elegido determine con la aprobación de la convención o congreso partidario el nombre de su acompañante.
Otros temas que trataría la ley, sería la prohibición de publicidad política fuera de las campañas electorales, teniendo el gobierno la potestad de cuantificar y cuotificar el volumen de aquélla; y la exigencia de un piso del 2% del padrón de votos totales en cada interna partidaria, para que el candidato ungido en ella pueda participar enj la general
El proyecto tiene como motor la vuelta al bipartidismo, beneficiando claramente a los partidos tradicionales, el Justicialista y la Unión Cívica Radical. Transfiere poder de decisión hacia sus órganos, por lo que ganarán peso las estructuras. Por lo que se pone en juego, la elección primaria sería casi tan importante como la general.
En este tipo de elecciones, el peso de los aparatos gana en importancia, quedando en la general sólo el puñado de candidatos sobrevivientes del corte de la interna. En una elección general, se diluye el peso de los aparatos partidarios, y gana en importancia el peso de la opinión pública, influido por la acción de los medios de comunicación social.
Con este método, y teniendo en cuenta el estado de actual de cosas, Néstor Kirchner no tendría mayores problemas en ser ungido candidato a presidente por el PJ. El peso del aparato partidario jugaría para él, de la mano de los gobernadores, intendentes del conurbano y sindicatos. El argumento excluyente es el manejo de los cuantiosos recursos del Estado Nacional, y la dependencia financiera de las provincias y municipios.
El proyecto perjudica claramente al peronismo federal o disidente. Sus alternativas serìan las siguientes:
a) Enfrentar a Kirchner en la interna: casi sin estructuras, el candidato que se oponga al Pingüino irá a la inmolación. Así, el sector habrá quedado absorbido por el kirchnerismo para la general. El sentido de esta opción sería poner un pie en la nueva estructura de un PJ fortalecido de cara al futuro, y esperar que Kirchner pierda las elecciones generales.
b) Ir por afuera del PJ: deberían crear un partido o utilizar una estructura existente, para hacer su interna. Teniendo en cuenta que hay varios candidatos posibles (Reutemann, Solá, Romero, Rodríguez Saá, Puerta, Busti, de Narváez, Duhalde...) esta sería la opción más lógica para resolver la interna y evitar las fugas. Conspira contra esta posibilidad la falta de un liderazgo que contenga a todos, abriéndose la posibilidad de fragmentaciones. Además, se expone a salir tercero y que el ballotage sus votantes –por simpatía peronista- se inclinen por Kirchner sin que medie un acuerdo con él, o peor aun, acordando con Cobos
c) Apoyar a Mauricio Macri: es la opción más difícil de concretar, ya que no es tradición del peronismo entregar la cabeza. Además, lo más probable es que es el Jefe de Gobierno porteño ponga sus fichas en su reelección, dada la falta de estructura propia a nivel nacional.
El otro gran beneficiado es el radicalismo orgánico, que se quedó dentro de la estructura de la Unión Cívica Radical. El proyecto presionaría a Julio Cobos y Elisa Carrió a volver al partido o a profundizar su alianza. Carrió había anunciado la formación de un nuevo partido, el que se tendría que formar ya con la nueva legislación, obligándolo a cumplir los nuevos mínimos. El proyecto la desalienta a cortarse sola, debiendo ajustarse a alianzas y acuerdos, que le permitirán crecer, pero la van a limitar en su ámbito decisorio.
Julio Cobos tendría que modificar su agenda respecto a su decisión de volver al partido. La convención radical había aceptado su reafiliación, siempre y cuando se desvinculase del gobierno. En el cobismo estimaban que la renuncia a la vicepresidencia se materializaría en la segunda mitad del año que viene. Quizás, el nuevo escenario lo obligue a anticipar esa idea, a fin de que Cobos se instale plenamente en la vereda opuesta al oficialismo, sacándose de encima el incómodo de rol de vicepresidente opositor. Además, las perspectivas políticas, económicas, sociales e internacionales alejan del escenario la posibilidad de una salida anticipada de la Presidenta, por lo que la hipótesis sucesoria pierde consideración para el mendocino.
Cobos acumula más de un año a la cabeza de la preferencia en la opinión pública. Pero para ser Presidente aún necesita dos cosas: volver plenamente al radicalismo para usar su estructura, lo que está en vías de concreción, y obtener apoyos externos, especialmente de algún sector del peronismo bonaerense, lo que aún está lejos de madurar.
Otro espacio afectado es el que responde al PRO. Sus dos principales referentes, Francisco de Narváez y Mauricio Macri, deberán replantear sus proyectos personales.
Lo que primero deberán definir es su ubicación a nivel nacional, ya que el PRO es una fuerza básicamente porteña, y bonaerense, gracias a la alianza con el peronismo disidente.
Además, ambos deberán definir en cuál territorio jugarán sus aspiraciones: la falta de estructura nacional los empuja a sus territorios locales, quedando el escenario nacional para la puja Kirchner-Cobos, con la eventual participación de un tercero que podría ser Reutemann o Solá. En ese esquema, De Narváez iría por la gobernación, pero necesita un acuerdo nacional que lo cobije, ya que las elecciones nacionales y bonaerenses suelen ser el mismo día, lo que beneficiaría a los actuales oficialismos. Si el Colorado no tiene un candidato presidencial fuerte, sus posibilidades van a disminuir. Si él va por la presidencia –más allá de las dificultades legales que encontraría su candidatura- corre el riesgo de quedar tercero y sin nada.
La candidatura de Macri tiene similares inconvenientes, y menor margen de acción que De Narváez, que por su condición de afiliado al PJ tiene siempre una opción más. El líder xeneize sólo puede encabezar un espacio de centroderecha, y difícilmente sea aceptado por el peronismo.
En la izquierda pasan cosas similares, aunque la fragmentación es mayor y las posibilidades de construir una alternativa de poder son nulas. El único referente capaz de dar un salto es Hermes Binner, siempre y cuando se maneje dentro de una alianza con el radicalismo. .
Motivado por la inminente modificación de las cámaras legislativas tras la derrota electoral del 28 de junio, el kirchnerismo nuevamente se ubica en el centro de escena y le dá un ritmo febril a su accionar, intentando asegurar los resortes políticos que le garanticen el mejor contexto para su continuación en el poder más allá del 2011. El gobierno ya recuperò todo el costo político que le ocasionó la derrota de junio, mientras que la oposición -increíblemente- desaprovechó el rédito obtenido en esa ocasión.
Buenos Aires, 24 de octubre de 2009

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