Panorama actual en el mayo del bicentenario

por Ricardo Auer

1. Un hecho destacado del debate mediático es la actual polémica sobre las “rateadas” escolares difundidas por medio de Facebook, autodenominada como “red social” global. Sobre esta sencillo tema cabe reflexionar y destacar que los medios no lo han relacionado ni han hecho mención, al menos en forma comparativa, con la “GRAN RATEADA NACIONAL” (irónicamente dicho), auto impuesta por el modelo socio político vigente, de los millones de adolescentes y jóvenes que no trabajan ni estudian y que deambulan dentro de sus casas, por calles y boliches y en el ciberespacio, todo ello sin rumbo claro.

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2. Sin dejar de prestarle atención al fenómeno “Rateada Facebook”, deberíamos atender prioritariamente este otro gran PROBLEMA MAYOR, que sí tiene un impacto socio-económico negativo extremo y peligroso a lo largo de mucho tiempo. La “Rateada Facebook” es un problema/tema de una ínfima minoría. La deserción masiva escolar es un problema que afecta a las mayorías, los sectores más humildes e inclusive a capas importantes de la clase media. Por su masividad y sus consecuencias, es por lo tanto un grave PROBLEMA POLÍTICO.

3. Debo aclarar que Facebook NO ES una “Red Social”. Es una empresa de comunicaciones que gana dinero con la propaganda inserta en sus banners. Como cualquier otra empresa está sujeta a su “responsabilidad social”. Y si bien la “rateada” no es un delito, sino un deslizamiento del comportamiento social negativo, ya que va en contra de la cultura del trabajo y del esfuerzo, debería auto limitarse en cuanto a sus alcances. Imaginemos, a modo de exageración, a una empresa de turismo estudiantil, que hiciera propaganda de sus viajes primaverales alentando explícitamente a la “liberalización de toda las ataduras sociales”. Sería condenada mediáticamente de inmediato. Pero Facebook, amparada en su disfraz de “Red Social”, promueve lo mismo.

4. El problema de fondo no es Facebook , sino la decadente cultura impuesta por el modelo actual, alentador del “facilismo”, que marcha en dirección contraria a la auto-disciplina, al premio al esfuerzo, y a la adopción de actitudes responsables en el largo plazo.

5. Pareciera que el modelo actual se ocupa prioritariamente de los problemas de las minorías, antes que los graves conflictos y dificultades que afectan a las mayorías. Antes que la modificación de la ley de adopción (de miles de niños en situación de abandono) el Congreso de la Nación aceptó tratar un tema lateral, no urgente: el “matrimonio” gay, tema respetable y debatible, pero que no es nada prioritario; porque en la urgente defensa de esa supuesta democratización de los derechos de las ínfimas minorías se van postergando y negando los derechos de las mayorías en peligro real y efectivo. En consecuencia lo que hoy se considera “políticamente correcto”, es en realidad una política antidemocrática que posterga los legítimos intereses de las mayorías.

6. Esa banalización o mala interpretación del concepto de la democracia, es ya una constante de esta democracia de baja intensidad. Se prioriza y se hace mucho “ruido cultural” para la defensa de los derechos de los “pueblos originarios”, mientras se sigue excluyendo del sistema a millones de compatriotas “criollos” (antes cabecitas negras) que se hacinan en las villas miserias de las grandes ciudades, y sobreviven a costa de entregar su dignidad al clientelismo de turno. Vaya hipocresía del sistema político y mediático de la Argentina en la defensa de los más humildes. Esa es la quintaesencia del llamado “pensamiento correcto” (de origen transnacional) que va corroyendo las entrañas nacionales y nos está anulando como Nación posible.

7. Este es un modelo que fragmenta a la sociedad en grupos de presión para el logro de sus intereses inmediatos. Los que disponen de organización o de poderes superiores ganan, los demás pierden. La palabra ausente es SOLIDARIDAD. La “justicia social”, como expresión de anhelos de TODA la sociedad, de sus MAYORÍAS objetivas, es una vieja aspiración que ha ido a parar al desván de los recuerdos políticos.

8. Los empleados y obreros sindicalizados logran por medio de paritarias o presiones, relativamente buenos sueldos (no todos). Los industriales o comerciantes remarcan sus productos al compás de la inflación. El Estado (nacional, provincial y municipal) es el creador de la mayor parte (75%) de los nuevos empleos desde el año 2008 (vivan los parientes y amigos del poder político). Los que viven del subsidio oficial (3 millones) o los cuentapropistas (3 millones) sufren cotidianamente una merma de su capacidad de compra. Las diferencias sociales se van ensanchando. Nadie representa los intereses de la sufrida clase media, los trabajadores en negro, los jubilados, los excluidos del sistema. Si se sigue en la misma tendencia, dentro de no mucho tiempo tendremos un país con un 20 % de la población en condiciones de vivir estable y dignamente y un 80 % viviendo “a los saltos”, en la pobreza y en la extrema pobreza.

9. La Política es la única que puede resolver esta decadencia. No lo harán los empresarios ni los sindicalistas de trabajadores en blanco, porque ambos miran el presente desde la óptica exclusivamente sectorial, mientras que los problemas estratégicos del país solo se resuelven desde una visión completa y conjunta, inclusive con una mirada hacia el exterior, porque desde allí también se influye, positiva o negativamente, sobre la realidad nacional. Tampoco lo harán los medios, porque ellos también miran su negocio, basado en los intereses cortoplacistas de sus consumidores.

10. Solo la Política (con P mayúscula) puede fijar los objetivos generales a resolver, es decir, la agenda de los temas prioritarios para las mayorías. Si a ello se le suma el uso apropiado del gran potencial aún hoy existente del poder nacional (recursos económicos y humanos) y se propusiera una estrategia para cambiar el rumbo, en poco tiempo las expectativas y la esperanza podrían renacer entre los argentinos. La estrategia finalmente es la que en base a los objetivos políticos fijados y los recursos disponibles, propone un camino o programa detallado por el cual transitar. Para ello hace falta que un sector de la Política se encamine por ese rumbo, piense en grande, ejecute con visión de futuro y deje de lado las “distracciones” y “chicanas” propuestas por los conservadores del statu quo actual.

¡Quienes serán aquellos que le pongan el cascabel al gato?.
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