2013, un año bravo


Apenas ha pasado un año del segundo gobierno de Cristina Fernández, el tercero del kircherismo. Parecen muchos más, por la intensidad de los hechos acaecidos. De aquel 54% de adhesión popular, por convicción, empatía o porque no había otra cosa, poco queda en el haber presidencial. Una larga serie de desaciertos estratégicos del gobierno, incluyendo rupturas innecesarias con el sindicalismo, la clase media y con muchos de sus propios votantes, licuaron en tiempo récord el caudal político con el que asumió Cristina Fernández (para leer la nota completa, cliquear en el título)

  El gobierno no tiene agenda, tiene obsesiones. Especialmente dos: la reelección indefinida y el desmantelamiento del grupo Clarín. Toda la energía política está puesta detrás de ello. La inseguridad, la inflación y el empleo, los tres temas más importantes para la población, no figuran entre las prioridades gubernamentales. El año que viene estará signado por el proceso electoral. Por lo que está en juego, estos comicios intermedios serán tan importantes como una elección presidencial, que puede marcar el fin de un ciclo. Si no hay modificación de las fechas electorales, y teniendo en cuenta que el cierre de alianzas será en mayo, el de listas para las primarias en junio, éstas en agosto y en octubre las generales, durante todo el año bailaremos al compás de la frenética música electoral. Habrá verano pero no vacaciones para los actores políticos. Nuevamente, la Provincia de Buenos Aires será el gran escenario, decisivo en la designación de vencedores y vencidos. Semifinal de la presidencial de 2015. El gobierno carece de nombres que sean a la vez atractivos y leales para encabezar la lista bonaerense. Por lo pronto, cerró su acuerdo provisorio con Daniel Scioli, quien –pese a algunos gestos contradictorios- cuando hay que jugar, lo hace para el gobierno nacional. El 2013 no será la excepción. Sólo ha logrado pequeñas autonomías simbólicas, advirtiendo cierta debilidad del gobierno. Recibirá el auxilio financiero que necesita para que la provincia no se incendie durante todo el 2013. Frente al gobierno, se para una alianza entre el radicalismo encabezado por Gustavo Posse, el peronismo disidente liderado por Jesús Cariglino, y lo que hay del PRO provincial. Francisco De Narváez oscila entre integrar este espacio y reportar para Scioli. No le creen en ninguno de los dos, y ninguna de esas posibilidades lo acercan al sillón de Dardo Rocha en 2015. En medio de estas opciones está Sergio Massa. Si ya tomó una decisión, la guarda celosamente, seguro de que será masacrado en caso de salir a escena antes de tiempo. El joven alcalde del Delta sugiere –con gestos y silencios, pero sin franqueza- que participará de la elección del 2013 por fuera del Frente para la Victoria. Cualquier decisión al respecto la exteriorizará sobre el filo del cierre de alianzas. Primero deberá definir si aspira a ser Presidente o Gobernador en 2015. Para entonces, será un hombre de 43 años, con una experiencia infrecuente en la política grande para una persona de su juventud. ¿Le conviene acelerar los tiempos de su carrera política? Si se decide por la primera opción, tendrá oponentes pesados y el resultado es incierto. Si va por la gobernación, su camino hacia La Plata será mucho más sencillo, a menos que elija muy mal el candidato a Presidente que lleve su boleta. Pero no es tan fácil la decisión. También hay que considerar otros aspectos: la ambición personal de Massa, la decisión final de Scioli, una eventual crisis política a nivel nacional que acelere los acontecimientos, y el natural péndulo centroizquierda-centroderecha que marca los ciclos políticos en las democracias. Si consideramos al actual como un lapso de la “centroizquierda”, le tocará pronto a los que están en la vereda de enfrente, entre ellos el mismo Massa. Dado que un ciclo político abarca mínimamente ocho años, si no es ahora…¿cuándo…? Otro espacio que espera definiciones ajenas es el que agrupa a Hugo Moyano, Gerónimo Venegas y aliados del CTA, la Federación Agraria y la ex maoísta Corriente Clasista y Combativa. No tienen candidato potable, pero disponen de organización, recursos y ambición de poder. Se los presume más potentes en la calle que en las urnas, pese a que la última movilización del 19 no fue lo exitosa que esperaban. Todo indica que si Scioli se separara de Cristina, lo acompañarían con gusto, pero éso es imposible antes de 2013. Lejos del poder real, el Frente Amplio Progresista (FAP) quedará relegado al tercer lugar, sin un candidato visible aún. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la elección de senadores nacionales acapara la atención. Mauricio Macri, jefe político del distrito, necesita que sus candidatos triunfen para estar en carrera para la presidencial del 2015. María Eugenia Vidal, Horacio Rodríguez Larreta, Gabriela Michetti y/o Federico Pinedo podrían llevar la camisera amarilla. El aparato del GCBA puede ser útil pero no suficiente para obtener la victoria, ya que el electorado porteño no es tan cautivo como el de otros distritos. Frente a ello, se erigen dos fuerzas opositoras importantes: la alianza del FAP con la Coalición Cívica que une a María Eugenia Estenssoro, Alfonso Prat Gay, y quizás Fernando Solanas –si no se arrima al gobierno- por un lado, y el acuerdo celebrado entre Hugo Moyano y Roberto Lavagna, funcional al sciolismo. El ex Ministro de Economía pretende armar una lista de diputados encabezada por un dirigente que le responda, e integrada por referentes del sindicalismo y el peronismo disidente. El perfil de Lavagna es tentador para votantes del radicalismo y del PRO, con lo que puede ser la revelación electoral del año, como lo fue Pino Solanas en 2009. Si llegase a triunfar, se sentaría en la selecta mesa de los presidenciables Córdoba será el territorio donde José Manuel de la Sota lanzará su nuevo intento de llegar a la Casa Rosada. Necesita que el PJ triunfe de la mano de Juan Schiaretti. La UCR aspira a hacer una buena elección, y el Partido Nuevo de Luis Juez, a subsistir. Este último se acercó al oficialismo luego de que De la Sota se plantara frente a la Casa Rosada. El FPV no existe en la provincia. En Santa Fe, Miguel Del Sel y Hermes Binner protagonizarán una de las partidas más apasionantes. Al contrapunto partidario e ideológico, le agregarán un colorido choque de estilos: Binner, un político correcto y medido, con aire académico y años de gestión prolija, tiene cercanía en los hechos con el oficialismo, pese a su retórica opositora. Del Sel aprovecha su popularidad de comediante, muestra la picardía del muchacho de barrio, su lejanía de la política tradicional y la forma simple de pensar del hombre común, como sus atributos. Final incierto. Mendoza será el escenario del retorno de Julio Cobos al primer plano nacional. Quizás vaya a una primaria con el peronismo disidente de Enrique Thomas y juntos enfrenten y derroten al FPV que responde al gobernador Francisco Pérez. Si triunfa el ex vicepresidente, se habrá sentado otra vez a la mesa de los que pueden llegar. Todo esta batalla se desarrollará en medio de otra batallas desgastantes y cotidianas para el gobierno: la aceleración de la inflación, la puja salarial, el incremento de la conflictividad social, la inseguridad, la tensión con el Poder Judicial, la resolución del conflicto con Clarín, el estancamiento económico, la presión de los acreedores externos… El año 2012 termina con una ola de saqueos y violencia organizada A medida que vaya habiendo más información sobre los detenidos, iremos teniendo una idea más fundamentada sobre quiénes son los que están detrás de los hechos. Sean quienes fuesen los instigadores y sus motivaciones, el hecho merece el más enérgico repudio de la sociedad. No hace falta esto para poner en evidencia la pobreza creciente en todo el país. No necesitamos poner a prueba la gobernabilidad. Nada bueno para la Patria surgirá del caos. Este año habrá elecciones, y será la oportunidad que tendrá el pueblo de forzar el cambio de rumbo del gobierno. Buenos Aires, 23 de diciembre de 2012

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