El retorno a la Patria de la Fragata Libertad es un hecho de alegría para todos los argentinos. El mismo no debe contaminarse con ninguna utilización política, venga del sector que viniese, por lo que hay que acompañar con grandeza al gobierno nacional en este día. De todos modos, la desmesura de los actos oficiales previstos para su bienvenida intentará tapar la larga serie de desaciertos cometidos por funcionarios de distintas áreas de gobierno. Es de esperar que la ocasión sea el punto de partida para la solución definitiva de la cuestión de fondo, que es la normalización del país frente al sistema financiero mundial, lo que permitirá recuperar su aptitud para recibir inversiones de todo tipo.

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