Dos índices de la decadencia argentina



Recientemente, se difundieron dos indicadores internacionales claramente desfavorables para la Argentina. El PISA 2012, un relevamiento referente al nivel educativo de cada país, realizado por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) muestra un descenso argentino, cayendo al puesto 60° entre 65 naciones evaluadas de todo el mundo. Otra investigación –el índice de percepción de la corrupción (IPC) – realizada por Transparencia Internacional (TI), ubica a nuestro país en el puesto 106, sobre 177 auditados, con sólo 34 puntos sobre 100. Más allá de las metodologías utilizadas, ambas evaluaciones son aceptadas mundialmente, por lo que no cabe invocar ningún tipo de mala fe o ensañamiento por parte de las organizaciones que las llevan a cabo.

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El PISA 2012 consiste en evaluaciones realizadas cada tres años a estudiantes de 15 años de edad, sobre matemática, ciencia y comprensión de textos. En las tres áreas de evaluación, la Argentina se halla por debajo de Chile (52°), México (54°), Uruguay (56°), Costa Rica (57°) y Brasil (59°). Los pa{ises latinoamericanos han quedado en ubicaciones postergadas. China, Singapur, Hong Kong, Taiwan, Corea del Sur, Macao, Japón, Lichtenstein, Suiza y Holanda figuran al tope del ránking general.

La ubicación de las principales potencias mundiales en materia política, económica o militar es variada en este ránking, y no se corresponde con ese poderío: Canadá (13°), Alemania (16°), Australia (19°), Francia (25°), Gran Bretaña (27°), Italia (33°), España (34°), Rusia (35°), Estados Unidos (37°) e Israel (42°) son ejemplos de ello.

El trabajo realizado por TI mide el grado de transparencia en los distintos países del mundo. El mismo se realiza valorando diferentes aspectos, tomando como referencia entrevistas con empresarios y directivos de ONGs de cada nación. En 2012, la Argentina había quedado 102° con 35 puntos, con lo que el resultado obtenido este año es aún peor.

Para este estudio, los países más transparentes del mundo son Dinamarca y Nueva Zelandia, con 91 puntos cada uno. Luego se ubican Finlandia (89), Luxemburgo (80), Alemania (78), Estados Unidos y Uruguay (73), Chile (71) y Austria (69). Los países más corruptos son Afghanistán, Somalía y Corea del Norte con 8 puntos cada uno.

Los países de América Latina tienen a Uruguay (73) como el mejor posicionado (19°); luego siguen Chile (22° con 71 puntos); Cuba (63° con 46 puntos); Brasil (72° con 42 puntos); Jamaica y Perú (83° con 38 ptos.) y Colombia (94° con 36 ptos.). Los más corruptos de la región son Venezuela (160°) y Haití (163°). Dos tercios de los países latinoamericanos tienen menos de 50 puntos de valoración.

En ambos informes puede apreciarse el deterioro de la calidad de la gestión gubernamental en la Argentina, situación que no es atribuible exclusivamente a las administraciones posteriores a 2003. La ausencia de políticas contra la corrupción, la impunidad efectiva que gozan los funcionarios involucrados, la ineficiencia de los mecanismos de control y la decadencia de los valores éticos en el seno mismo de la sociedad son los rasgos que caracterizan este proceso.

Hasta ahora, ningún espacio político ha impulsado en forma concreta ninguna medida concreta como una reforma a los mecanismos de control, o la imprescriptibildad de los casos de corrupción, como se ha consagrado en materia de delitos de lesa humanidad.

El gobierno salió a relativizar los resultados de la evaluación educativa, en una lógica reacción frente a una demostración -con datos- de la falta de veracidad de su relato.

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