¿Qué es el kirchnerismo?

por Mariano Teijeira

Mucho se ha hablado acerca de dónde encuadrar al kirchnerismo.

¿Centroizquierda?, ¿Nacional y popular?, ¿Peronista de izquierda? ¿Socialdemócrata? Y hasta algunos miembros de la oposición no han dudado en calificar al gobierno como de “derecha igual que el menemismo”. Salvando las distancias, lo mismo pasó con Perón y su movimiento y todavía hoy la discusión sigue generando opiniones diametralmente opuestas.(para leer el artículo completo, cliquear en el título)

Entonces, ¿cómo determinar con precisión la naturaleza del gobierno? Hace unos días la presidenta argentina exclamó sin complejos: “desde cierta izquierda se nos acusa de bonapartistas”, en referencia a Luis Bonaparte. Y fue nada menos que Carlos Marx(1) quien analizó en una de sus principales obras “El 18 Brumario de Luis Bonaparte” los sucesos que condujeron a Bonaparte a perpetrar un golpe de Estado en Francia en 1851. La calificación “bonapartista” por parte de “esa izquierda” a la que alude la presidenta es absolutamente peyorativa. Porque significa que articula entre las clases y los factores de poder, pero le garantiza a la burguesía su poder social, es decir se siente a gusto en un país con sus habitantes divididos en clases.

Sin dudas esto es así y el kircnerismo jamás va a plantear la revolución socialista, pero en ese articulado muchas veces signado por la improvisación el kirchnerismo a hecho algunos aportes: Con la Ley de Medios la burguesía siente complicada su estrategia de transmitir sus valores, su cultura, estética, sembrar la confusión llegado el caso y defender sus intereses de clase a través de sus voceros. Para esa dominación cultural es necesaria la concentración de medios. En segundo lugar el gobierno revolucionario de Venezuela ve como un aliado a su par argentino y trabajaron juntos en más de una oportunidad. De hecho tumbaron al ALCA en aquella recordada cumbre en Mar del Plata en 2005. Y por último, en los medios y programas que el kirchnerismo sostiene con publicidad oficial, si bien es reprochable la poca o nula autocrítica, es de un gran valor político y cultural el debate que han abierto acerca de lo perjudicial que son para las democracias las corporaciones de medios. Además se les ha dado lugar a economistas e historiadores que no tienen cabida en la prensa hegemónica y además allí no se difama a los gobiernos progresistas de la región.

Sin dejar de destacar la política de derechos humanos y la Ley de Matrimonio Igualitario.

Otra de las características particulares del gobierno que hace confundir a izquierda y derecha es que no llegó de la mano de ningún sector del capital, ya sea financiero, industrial o agrario. Pero que al establecer un tipo de cambio alto, significó una alianza tácita con los industriales, quienes mucho no se enamoran pero tampoco lo adversan.

Pero bueno, como no es un gobierno lineal, ahí está la Ley Antiterrorista, la mega minería y su permanencia en el G 20 en lugar de ingresar al ALBA, como para dejar claro cuáles son los límites del gobierno.

Con todo, hay una importante franja de clase media reaccionaria (muchos de ellos celebraron con bocinazos la muerte de Néstor Kirchner) que cultiva un odio desmesurado hacia el gobierno. Ese sector que se cree más de lo que es, que no duda en calificar a otro ser humano como “negro de mierda”, que milita contra los inmigrantes y que es manipulado por fuerzas mediáticas que no logra comprender, es, quizás, el punto en común más palpable que tiene el kirchnerismo con los gobiernos de Evo Morales, Hugo Chávez y Rafael Correa. Pues son casi idénticas las franjas sociales que tienen animadversión hacia estos gobiernos.

Por lo tanto y como conclusión, puede decirse que el kirchnerismo no es ni puede ser la herramienta política de los trabajadores que vaya a lograr su liberación, pero que en su andar desde 2003 hasta hoy existen muchos aspectos para destacar que van más allá de lo simbólico y que la izquierda orgánica se niega a reconocer. Bonapartista sí, pero con unas cuantas salvedades.

En el 18 Brumario Marx escribió la famosa frase: “Los grandes hechos y personajes de la historia aparecen dos veces: una vez como tragedia y la otra como farsa”.

No hay comentarios: