Tres personajes en busca de un autor



Por Mariano Rovatti

A doce semanas de las PASO, el panorama político ofrece más incertidumbres que certezas.

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Mientras llueven encuestas con datos contrapuestos, la danza de la política nacional va enredándose en una madeja de dudas. Intentaremos despejar algunas de ellas.

Está claro que ya casi es imposible que el próximo Presidente no sea Daniel Scioli, Mauricio Macri o Sergio Massa. La candidatura de Margarita Stolbizer sólo tendrá importancia en función de a quién le restará votos, siendo muy difícil que supere el 10% del total.

La información que hoy surge de las encuestas está puesta en tela de juicio, ya que están funcionando más influir sobre la realidad que para reflejarla. Pero igual pueden observarse ciertos patrones si se las estudia en su conjunto en lapsos de tiempo prolongados.

El FPV apuesta a una victoria en primera vuelta, aprovechando la fragmentación opositora. Desde sectores independientes, se reclama a los principales referentes que arriben a un acuerdo de toda la oposición. Desde el PRO, el radicalismo y la Coalición Cívica se analiza la situación desde otro eje, el de peronismo y antiperonismo, viendo al Frente Renovador como una ligera variante del Frente para la Victoria, por lo que cualquier arreglo les parece una capitulación.

Teniendo en cuenta el poder que aún ostenta el oficialismo, en una eventual segunda vuelta, uno de los dos contendientes será el FPV. El oponente será Macri o Massa. Si es el actual jefe de gobierno porteño, el resultado es incierto, ya que el caudal del FR se repartirá. En cambio, si llega Massa, cosechará los votos de signo opositor. A Scioli y a Macri les conviene sacar de la cancha al diputado tigrense.

Veremos cómo van marchando los tres principales aspirantes al poder:

Por el lado del FPV, Daniel Scioli habría arribado a un acuerdo con La Cámpora, y parece haberse desinflado la alternativa de Florencio Randazzo. Está claro que Scioli no responde al paladar negro del kirchnerismo, pero es el único candidato competitivo del espacio oficial.

Lo que parece constituir una encerrona es el nombre del compañero de fórmula. Suena el de Axel Kicilof, aunque Scioli prefiera un colega suyo, como Juan Manuel Urtubey o José Luis Gioja. Si el Vice fuera del PJ, para Cristina Fernández-Kirchner significaría ceder totalmente el poder, lo que no está en su naturaleza. Si le impone un vice cristinista, condiciona a Scioli y lo condena a no obtener votos independientes, haciéndole coincidir su piso y su techo, en el orden del 30% del total de votos. Allí beneficiaría a Macri, el preferido del cristinismo si no es posible la continuidad absoluta en el poder.

Lo que sí es seguro que Cristina escribirá con su lapicera el nombre de los diputados nacionales de la Provincia de Buenos Aires, y de todos los demás distritos, incluyendo en ella a su hijo Máximo, y probablemente a sí misma en la lista del Parlasur.

La alternativa de Cristina gobernadora aún no está descartada, dado que significaría manejar un poder territorial inmenso. Las palabras de ayer, pidiendo que se bajen los postulantes provinciales del FPV (que son por lo menos doce) pueden estar relacionadas con esta posibilidad.

En el PRO, Mauricio Macri se ha consolidado como alternativa, luego de algunos logros trascendentes, más allá de las fuertes operaciones a su favor que realizan medios y encuestadores.

Logró que la convención radical de Gualeguaychú aprobara la alianza con el PRO y la Coalición Cívica. Luego, venció en las PASO de Santa Fe con Miguel del Sel, y el decisivo aporte de Carlos Reutemann; finalmente, logró dar vuelta la elección en la CABA, impulsando la candidatura de su delfín Horacio Rodríguez Larreta, quien al cierre de listas perdía claramente con Gabriela Michetti.

En estos días, se especula con el nombre del candidato a vicepresidente, que sería para Rogelio Frigerio (n), un técnico sin ambiciones políticas que amenacen el liderazgo de Macri. También podría ser Esteban Bullrich, otro leal al Jefe de Gobierno.

Descartado en principio Carlos Reutemann, referentes del ala política del PRO impulsan a Cristian Ritondo como posible postulante en la búsqueda de una figura que le agregue valor a la fórmula. Frigerio y Bullrich son del palo , pero el caudillo de Mataderos le daría un tinte peronista al binomio.

La fortaleza electoral de Macri está principalmente en las grandes ciudades, pero sigue siendo débil en la crucial Provincia de Buenos Aires, en donde hoy carece del número mínimo de fiscales que le garanticen el control de la elección, amén de estar tercero en intención de voto en el conurbano.

En su bastión, obtuvo una victoria relevante, al lograr que el PRO llegara al 48% de los votos. Si bien es difícil que evite el ballotage, sólo un batacazo podría impedir el acceso del Pelado al actual sillón de Macri.

En la última semana, Sergio Massa realizó un par de gestos políticos que buscan mantenerlo en la pelea central por el poder. Acordó con con José Manuel de la Sota la realización de PASO conjuntas, apostando a la posibilidad de ganar en un distrito difícil, que es el segundo más importante del país, con casi el 9% del total.

Aún no se incorporó a dicho acuerdo Adolfo Rodríguez Saá, quizás por desconfianza mutua, argumentos de marketing o para imponerle condiciones. De no incorporarse, nuevamente el puntano sería funcional a la división del peronismo disidente.

En Vélez, el 1º de mayo Massa hizo un acto que –salvo Daniel Scioli o la misma Cristina Fernández- ningún referente político está en condiciones de protagonizar. Más allá del aparato de las intendencias que movilizó a una multitud de cincuenta mil personas, la actitud de éstas fue de participación activa sin violencia. Cuando la gente es simplemente arriada, se puede apreciar que está “ausente” del acto. No fue éste el caso. El 90% provenía del conurbano bonaerense, en donde queda claro que Massa es un actor importante que no puede ser subestimado.

La composición social del acto reflejó en cuál estrato hizo pie el ex intendente de Tigre. La mayoría era de clase media y media baja, los sectores que más retrocedieron en su poder adquisitivo y calidad de vida en los últimos cinco años.

En su discurso, se mostró más duro con el gobierno, buscando generar una imagen más nítida de opositor.

Tras perder dirigentes como Gustavo Posse o Jesús Cariglino, y las pobres cosechas electorales en Santa Fe y Capital, Massa retomó su discurso contra la inseguridad, que le ha dado buenos frutos. Sociológicamente, su postura de opositor moderado parece darle la razón si se analizan las encuestas de opinión. La mayoría de las personas quieren cambios pero no de manera brutal. Se reconocen contra la inseguridad, la inflación y la corrupción, pero no quieren perder la Asignación Universal por Hijo, el Fútbol para Todos, el plan Procrear, o el Ahora 12. El discurso de Massa tiene en cuenta estas particularidades.

Pero quizás con ello no le alcance. Dijimos en este portal que el conflicto político del 2015 pasará por lo institucional, quedando la cuestión económico-social para el año y el gobierno que vienen.

Tarde o temprano habrá polarización, quizás entre las PASO de agosto y la primera vuelta de octubre. Allí, los acuerdos que no sean capaces de gestar los dirigentes, los hará la ciudadanía por su cuenta, votando al que crea con mayores posibilidades de derrotar al kirchnerismo.

Dado que siete de cada diez argentinos quieren un cambio, ganará quien mejor interprete el momento político.

Buenos Aires, 8 de mayo de 2015

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