El nuevo esquema de poder




Por Mariano Rovatti

Tras la victoria de Mauricio Macri en el ballotage, se abre una nueva etapa política, donde el poder estará más disperso, con mayores posibilidades para la negociación que para la confrontación.

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Todo llega. El ciclo kirchnerista termina después de doce años. Finaliza con él una etapa marcada por la confrontación exacerbada, la mutua descalificación, la ideologización compulsiva. Caen las metáforas asociadas a la guerra, y empiezan a tomar cuerpo ideas relacionadas con la negociación, los acuerdos, las transacciones.

Por un lado, Cambiemos dispondrá de un generoso triángulo que le brindará abundantes recursos para hacer política: por primera vez desde 1996, un mismo signo político manejará las tres cajas más generosas del presupuesto nacional: el Estado Nacional, la Provincia de Buenos Aires y la Ciudad de Buenos Aires.

Ello a su vez le permitirá al macrismo tomar a toda el Area Metropolitana de Buenos Aires como una unidad, teniendo a su disposición la posibilidad de resolver las cuestiones relativas a la seguridad, la educación, la salud, la pobreza, el transporte y el medio ambiente de manera integral, considerando a todo el conglomerado urbano como un solo espacio. Las divisiones políticas y territoriales ya no serán una excusa para que las cosas no se hagan. Es una gran oportunidad y un gran desafío.

Por otro lado, el macrismo se hará cargo de dos distritos que están financieramente comprometidos: la Nación y la Provincia de Buenos Aires. El 2016 será un año difícil para las finanzas públicas en ambos ámbitos, y ello significará un freno a la alegre utilización de los recursos para hacer política y/o para llevar a cabo iniciativas que mejoren sustancialmente la calidad de vida de la población en los rubros detallados en el párrafo anterior.

Como quedan las cuentas del Estado a diciembre de 2015, cierto nivel de ajuste será inevitable, como también lo serán sus efectos sociales. El camino disponible es estrecho, y estará constantemente cruzado por intereses contrapuestos.

En el Congreso Nacional, el frente Cambiemos no gozará de mayoría en ninguna de las dos Cámaras, por lo que estará obligado a negociar y conceder a los demás sectores políticos a cambio de obtener el apoyo necesario para impulsar su propio plan de gobierno. Frente a ello, habrá que ver cómo evoluciona la interna que ya se desató en el Frente para la Victoria. ¿Cuántos legisladores seguirán reconociendo el liderazgo de Cristina Fernández? Se supone que entre los miembros de La Cámpora y otros ultra k, difícilmente superen las treinta manos. El resto del bloque –referentes del Partido Justicialista tradicional- probablemente constituyan su propio redil, erigiéndose quizás en la mayoría relativa de cada cuerpo legislativo.

Al PJ le convendrá generar el cisma para negociar por sí mismo con el gobierno por los espacios de poder concreto, y de paso, cobrarle viejas facturas al kirchnerismo. Este, sin caja, es una cáscara vacía carente de poder efectivo. El PJ, en cambio, reconoce su sustento principal en las gobernaciones provinciales e intendencias bonaerenses. Tendrá que recorrer un largo camino hasta encontrar un nuevo liderazgo que logre aglutinar a la diversa pléyade de gobernadores, intendentes, diputados, senadores, referentes gremiales y sociales que lucharán por ser la nueva conducción del peronismo. Juan Manuel Urtubey, Florencio Randazzo, José Luis Gioja, Jorge Capitanich, Juan Manzur y Mario Das Neves tendrán un rol importante en la nueva etapa del peronismo.

A esa lista se le agregan José Manuel de la Sota en alianza con Sergio Massa, quienes compitieron por afuera del PJ, y cosecharon un quinto de la preferencia electoral nacional. Nada mal, y mucho más que lo que tiene cualquiera de los otros por sí solo. Aunque no les alcanza para quedarse con el liderazgo del peronismo. Este espacio deberá hacer una autocrítica sobre su incapacidad para capitalizar la voluntad popular, siendo que su propuesta era la predominante en la población. La ancha avenida del medio, es en verdad la más transitada por la ciudadanía, y en el debate final, se vio como ambos candidatos repetían como loros las propuestas massistas. Pero los votos fueron para otro lado.

Los primeros pasos dados por Macri en materia de designaciones ministeriales, hablan de un intento de rodearse de personas de su mayor confianza, provenientes del ámbito empresario y/o de su propio partido. Será su desafío comprometer al radicalismo con su gobierno, ya que no puede arriesgarse a perder el apoyo de la UCR en el Congreso, por no darle participación en el armado gubernamental.

Las primeras definiciones de Macri fueron en su mayoría referidas a la política internacional. La designación de Susana Malcorra, y el nuevo posicionamiento argentino tienden a reparar una situación de aislamiento, comparable a la que tenía la Argentina en 1983, con la salida de la dictadura militar. También es destacable la postura frente a Venezuela, aunque debería adoptarse una política que enfrente al gobierno y no al pueblo venezolano, para no repetir la experiencia del bloqueo norteamericano a Cuba que terminó fortaleciendo a Fidel Castro, generando condiciones de vida miserables para la población. .

También es un interesante aporte el intento de relacionarse con el Acuerdo Transpacífico, firmado en 2005 por Chile, Brunei, Singapur y Nueva Zelandia, al que se incorporaron luego Estados Unidos, Australia, Canadá, Japón. Malasia, México, Perú y Vietnam, Otro ámbito de definiciones ha sido el de la economía, en la que sobresale la designación de Alfonso Prat Gay, el menos ortodoxo de los técnicos que lo acompañan, y quizás, el último en agregarse a su equipo. Pareciera que Macri es conciente que el ajuste no puede ser brutal, y que tiene que manejarse políticamente.

Otro aspecto que aparenta ser prioridad es el comunicacional, quedando el área a cargo de Hernán Lombardi. Sería un gran error intentar crear un nuevo sistema que difunda un nuevo relato oficial. Estará en sus manos hacer algo distinto y más eficaz, convirtiendo a los medios oficiales en instrumentos para popularizar la cultura y el conocimiento.

En estos primeros días posteriores a la elección, asoman las presiones de distintos factores de poder, y de los medios de comunicación, por armarle el gabinete y la agenda al Presidente electo. Hasta ahora, está mostrando determinación al respecto, recostándose principalmente en Marcos Peña, Horacio Rodríguez Peña y María Eugenia Vidal, como su primer círculo de confianza. La nómina de ministros anunciada muestra una preferencia por el perfil técnico y afín a su ideología. La designación de Lino Barañao fue una perlita destacable en términos políticos y de gestión.

En el llano, comienza a tejerse la reunificación del sindicalismo peronista, con reuniones entre Hugo Moyano y Antonio Caló. Desaparecido el principal factor de discordia entre ellos –el gobierno kirchnerista- asoma la necesidad mutua de unirse, junto al espacio de Luis Barrionuevo, y a las 62 Organizaciones lideradas por Jerónimo Venegas, quien jugó para el macrismo en esta elección. En la naturaleza misma del gremialismo está agremiarse, y ese proceso ya comenzó. Quizás, sigan sus pasos en la CTA, restaurando relaciones los sectores de Hugo Yasky y Pablo Micheli.

Si seguimos la evolución de la relación de Mauricio Macri son SUTECBA, en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires, veremos que hay ánimo de conciliación y entendimiento, respetando los espacios de cada uno. Las promesas de reducción del impuesto a las ganancias y paritarias sin límite, sugiere un período sin graves confrontaciones.

Párrafo aparte merece el actual comportamiento de la Corte Suprema de Justicia, quien en estos días desarrolla una inusual actividad: en pocos días frenó el nombramiento de auditores, decretó inconstitucional el descuento del 15% a la masa de impuestos coparticipables, ordenando la devolución de fondos (más de cien mil millones de pesos según estimaciones) a Santa Fe, Córdoba y San Luis, declaró inconstitucional la reforma al Consejo de la Magistratura de 2006, y le devolvió el manejo del RENATRE al Momo Venegas. Quizás en los próximos días haya más leña del árbol caído: ya un fiscal pidió impedir la salida del país de Amado Boudou, quien proyecta casarse con una diputada mexicana y eludir así una posible extradición.

De esas medidas, la más trascendente es la referida al Consejo de la Magistratura, que deja abierto el camino para la destitución de Alejandra Gils Carbó, la procuradora general que procura quedarse más allá del kirchnerismo. Si el nuevo gobierno quiere ejercer el poder de verdad, tendrá que tener una actitud muy firme al respecto, y llevarse puesto a todo el armado kirchnerista en la Justicia. En este punto no puede haber medias tintas. En el mismo sentido, también se acometerá contra el Presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, quien ya tiene en su contra las acciones penales que pueden llevarlo a su salida del cargo. La AFIP, la UFI y el AFSCA son otros espacios de poder y caja que serán objeto de intentos de remoción en los próximos tiempos.

Todavía no se sabe quiénes serán los jefes de las fuerzas armadas y de seguridad, así como tampoco de los organismos de inteligencia. ¿Tiene Macri referentes confiables en esas áreas tan sensibles para el ejercicio del poder presidencial?

Es destacable la designación de Laura Alonso en la Oficina Anticorrupción. Quizás sea la cuestión simbólicamente más representativa del cambio de era que se pretende iniciar. Si logra protagonizar un “nunca más” a la corrupción, crecerá el capìtal político del nuevo gobierno.

Por último, cabe cuestionar cuál fue la diferencia real entre Mauricio Macri y Daniel Scioli. Más allá de todos los rumores, llama la atención que hubiera menos votos en blanco que que en la primera vuelta (casi un millón contra poco más de trescientos mil) ; además, siendo una diferencia tan pequeña, Daniel Scioli se apresuró en reconocer la derrota cuando la lógica diría que corresponde pedir el recuento de los votos. Lo claro es que una diferencia de de diez puntos hubiera significado un duro golpe al kirchnerismo en su pretensión de liderar la oposición en próximo tramo político. ¿Hubo manipulación de datos?

Si fue así, queda claro que así como gobernó, así se irá el kirchnerismo.

Buenos Aires, 27 de noviembre de 2015


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1 comentario:

Diego Ezequiel Bianchi dijo...

Excelente artículo Mariano! Reúne con maestría todos los problemas, tareas y desafíos que están por venir para el nuevo gobierno.