La nueva revolución industrial impulsa la recuperación mundial



por Jorge Castro

Tres datos centrales caracterizan la situación norteamericana en los últimos 10 años: el producto ha crecido 2,1% anual a partir de 2009, 1 punto y medio por debajo de la tendencia histórica; en ese período, se han creado más de 15 millones de puestos de trabajo, virtual pleno empleo (4,7% de desocupación); por último, los ingresos reales de 80% de la fuerza de trabajo se han estancado o retrocedido en esta etapa, acentuando la polarización social y la quiebra del consenso nacional en EE.UU. hasta extremos nunca hasta ahora conocidos en la historia estadounidense.

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Un hilo rojo vincula internamente y en forma necesaria los tres factores; y es la caída fenomenal experimentada por la productividad que ha aumentado sólo 1,1% por año, o menos, en la década pasada y se ha hundido a 0,2% anual en 2016, por debajo de los niveles de Japón (0,4% anual) y de la Eurozona (0,3% anual). Es la 1/3 parte del incremento de la productividad obtenido por los Estados Unidos entre 1997 y 2004.

Lo notable es que la causa fundamental de la caída de la productividad estadounidense ha sido el debilitamiento de la denominada “productividad de todos los factores (PTF)”, la medida que revela la calidad de la fuerza de trabajo y el monto del capital invertido (fijo/hundido), sinónimo de pura innovación.

El resultado es que la capacidad de crecimiento potencial de EE.UU. —y en general del mundo avanzado— es ahora 1,5% anual, menos de la mitad de lo que era hace 30 años, y tiende a decaer hasta alcanzar en 2025 el nivel de Japón (0,5% por año). Por eso el riesgo mayor de la situación depresiva norteamericana de la última década ha sido caer en un pozo deflacionario, con una reducción persistente del nivel general de precios al consumidor.

El nivel de inflación en EE.UU. en los primeros seis meses del año es 1,9% anual y la core o subyacente asciende ahora a 1,3% anual. En abril, la inflación se redujo a 1,5% y la core aumentó levemente a 1,4%. Esta disminución de la inflación sucede cuando la Reserva Federal ha retomado el ciclo alcista y llevó la tasa de interés sobre los fondos federales a 1,25% por año.

La economía mundial volvió a crecer en los primeros seis meses de 2017, después de seis años de estancamiento, con un alza coordinada de 4,3% anual en el segundo trimestre del año, que equivale a 0,5 puntos porcentuales por encima de la tendencia de largo plazo, que virtualmente ha duplicado el nivel obtenido en el primer trimestre de 2016, cuando comenzó a esbozarse la actual fase de recuperación global.

El eje de este nuevo período de crecimiento está en los países avanzados, que han crecido 3% anual en los primeros 6 meses del año, un punto porcentual por arriba de la tendencia potencial de largo plazo. A la cabeza del mundo emergente, China creció una tasa anualizada de 8,1% en mayo y junio, un punto y medio por encima del objetivo fijado para 2017. Este auge global tiene la particularidad de que la inflación subyacente (core) ha caído por debajo del alza del producto real (1,5% vs. 1,1%); y esto ha ocurrido cuando la inflación nominal ha mostrado un leve aumento debido a la estabilización del precio del petróleo (US$49/US$ 52/ barril).

El alza real de precios que muestra la economía mundial es obra del aumento del producto, no del auge de la inflación nominal. Significa que no hay un proceso reflacionario en la recuperación de la economía global de los últimos seis meses, obra de la política monetaria y fiscal, sino una expansión real, que se realiza por el lado de la oferta, no de la demanda. La razón de este fenómeno crucial de la economía mundial de los últimos dos trimestres es el cambio cualitativo experimentado por la economía china (US$11,4 billones, que crece 6,7% por año), como revela el alza de 26,6% anual de la inversión en las nuevas industrias de alta tecnología, que ya representan 10% del PBI y serían 15% en 3 años.

En este mismo período, los tres índices fundamentales de Wall Street—Standard & Poor 500, Nasdaq y Russell de las pequeñas y medianas empresas— han recibido, encabezados por el de alta tecnología, inversiones por US$3,4 billones a contar desde el 8 de noviembre.

La nueva revolución industrial ha comenzado a desplegarse con creciente intensidad en el sistema mundial, y a diferencia de las tres anteriores es un fenómeno inmediatamente global, no solo británico o norteamericano. Esto es lo que convierte a la recuperación de la economía mundial en el primer semestre de 2017 en un proceso de expansión realde carácter cualitativo que aumenta estructuralmente el producto potencial de largo plazo a través de un incremento de la productividad de todos los factores (PTF).

Es la obra de la nueva revolución industrial, que es el gran instrumento de transformación del capitalismo del siglo XXI por el lado de la oferta. En este período de enero/julio de 2017 ha ocurrido un punto de inflexión en la historia mundial.

Publicado en www.clarin.com


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