PASO en falso



Por Mariano Rovatti

El cierre de listas de candidatos a las PASO y los primeros días de campaña, muestran una centralidad de la ex Presidenta Cristina Fernández, quien ha logrado que por el momento, la campaña gire en torno a su figura, pese a que el kirchnerismo sólo mantiene influencia política gravitante en Buenos Aires y Santa Cruz. Las listas oficialistas reflejan el esquema de poder del gobierno: mucho PRO en los lugares centrales y espacios laterales para los aliados del radicalismo, la Coalición Cívica y referentes provenientes del peronismo.

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Seguramente, la elección será favorable para el gobierno en la Pampa Húmeda y en la región andina, dos zonas favorecidas por la disminución de las retenciones a las exportaciones. Pero en términos globales, el peso fundamental del comicio estará en la Provincia de Buenos Aires. Pase lo que pase en el resto del país, la victoria y la derrota se escribirán en territorio bonaerense. 

 Y dentro de la hermana mayor, importa lo que pasa en la primera y la tercera secciones electorales, con más de cuatro millones de electores cada una. 

 Cambiemos sueña con repetir la perfomance electoral de 2015, en el segmento de gobernadores: María Eugenia Vidal 39.5%; Aníbal Fernández 35.2%; Felipe Solá 19.2% y Jaime Linares 2,4%. ¿Podrá? 

Entre esa elección y ésta, sucedieron casi dos años de gobierno. ¿Cómo evolucionaron el pensamiento y las emociones de esos cuatro de cada diez electores? ¿Están satisfechos con las gestiones nacional y provincial? ¿Aún mantienen la esperanza de vivir mejor? ¿O se han decepcionado? 

Los sociólogos dicen que en la Argentina, la clase predominante es la media, considerando cinco estamentos sociales. Así como en la Ciudad Autónoma la clase mayor es la media-alta, en el conurbano bonaerense, es la clase media-baja la más numerosa. 

 Y ésta es la más castigada por la política económica-social del gobierno nacional, más allá de que ya venía golpeada en los últimos años del kirchnerismo. 

Hasta noviembre de 2016, el Presidente Mauricio Macri hacia equilibrio entre el monetarismo de Adolfo Sturzenegger y el estructuralismo de Alfonso Prat Gay. La falta de una política económica coherente devino en una inflación que creció del 24% al 40% anual. A esa disminución del poder adquisitivo, se le suma el ajuste de las tarifas, que aunque tibio e insuficiente, generó un fuerte impacto de la clase media para abajo. 

Frente a ese fracaso, Macri resolvió endurecer su postura y jugarse por el ala más liberal y ortodoxa, ubicando a Luis Caputo y Nicolás Dujovne en dos ministerios salidos del que dejó Prat Gay. Tasas altas, contracción monetaria, tipo de cambio bajo y mayor endeudamiento configuran las bases del nuevo modelo. Nunca esta combinación generó otra cosa que enfriamiento de la economía, pérdida de rentabilidad para las empresas, caída del salario, inestabilidad laboral y descontento social. Aunque baje algo el índice inflacionario. 

 Este esquema económico y la táctica de la confrontación permanente con el kirchnerismo, sugerida por Jaime Durán Barba y ejecutada como nadie por Marcos Peña, le han dado un respirador artificial a Cristina Fernández. El gobierno parte de la base que le conviene dejarla viva a Cristina para dividir al peronismo. Imagina que es la rival ideal para confrontar por su alto índice de rechazo. ¿Eligió bien, o terminará arrepintiéndose? 

La polarización es un invento que beneficia al kirchnerismo y al gobierno. ¿Pero ese beneficio es parejo? Cristina encuentra en este contexto político, económico y social una ocasión para reencontrarse con la clase media y media baja que ya la acompañaron en gran medida en 2007 y 2011. ¿Frente a la agobiante situación económica que viven tantos hogares bonaerenses, cuán relevante podrá ser la promesa de un gobierno sin corrupción, respetuoso de las instituciones? ¿El eje del debate político pasará por la gestión anterior o por la actual? 

Elisa Carrió –candidata oficial a diputados en Capital- en su momento denunció que Daniel Angelici operó ante varios jueces federales para frenar las causas contra el kirchnerismo, con el fin de dejarla viva para las elecciones. De hecho, las causas entraron en un lodazal que las ha frenado. Esta situación puede afectar la credibilidad del gobierno cuando se refiera en campaña a la corrupción de sus antecesores. 

 Cambiemos apuesta al voto útil imaginando que el potencial votante de Sergio Massa o de Florencio Randazzo, termine optando en agosto o en octubre por el oficialismo con tal de que no vuelva Cristina. Habrá que ver si eso funciona así, en una elección intermedia, en la que no se eligen gobiernos. 

 Mientras tanto, como hizo con la disputa con los gremios docentes, o recientemente, reprimiendo cortes de calle, el oficialismo se esfuerza por acentuar la bipolaridad pasado-futuro, tratando de captar la adhesión de los sectores independientes, alejados de la discusión política, que resultan numéricamente mayoritarios. Puede tener un relativo éxito en este intento.

 La división peronista en la Buenos Aires le regala en bandeja la oportunidad de triunfo al oficialismo. Con apenas un tercio de los votos, Cambiemos puede resultar victorioso. Tras un larguísimo período de silencio, la candidatura de Florencio Randazzo -quien arranca con una intención de voto de no más de un 6%- aparece voluntariamente o no, como funcional a los intereses oficiales. Imposible no sospechar de alguna ayudita de Cambiemos para la lista de Randazzo. 

 La jugada de Cristina desconcertó al campamento del chivilcoyense, quien apostaba a que en la PASO justicialista lo votaran extrapartidarios anticristina. Así, se quedó con el PJ vacío, sin intendentes ni cuadros con poder, quienes van a ir a la elección en inferioridad de condiciones. 

 Difícil de entender es como Sergio Massa prefirió mantener su alianza con Margarita Stolbizer, y no avanzó en entenderse con Randazzo, en una lista de unidad, o al menos en una PASO entre ellos. Más allá de la credibilidad y el respeto que inspira la diputada de Castelar, su alianza con el tigrense le representa a éste una suma que da cero. Lo que gana por el lado del progresismo lo pierde por el costado peronista. 

 Massa además deberá hacer una modificación de su estilo de comunicación. Si bien es el único que pone el acento en propuestas, su mensaje es frío, sin tener en cuenta la emocionalidad del votante. Su intención de no pisar los bordes de la corrección política le quitan llegada y credibilidad. Si no le gana a Cristina en agosto, su carrera política entrará en una zona de sombras. 

 Encima Cristina –con una rapidez de reflejos que invita a no subestimarla- se presentó a la sociedad con un estilo distinto, más amigable con las nuevas formas de hacer política. Además, pasó a retiro a buena parte de su legión de impresentables que la rodeaban y se llevó con ella a la mayoría de los intendentes. Intenta asimismo, que todos los hechos de corrupción que se le imputan queden circunscriptos a ministros o colaboradores inferiores. Habrá que ver cómo interpreta ésto la sociedad. 

Las PASO serán en la Provincia de Buenos Aires, la interna del peronismo ampliada, y quien la gane, será visto por el electorado como quien está en condiciones de enfrentar al gobierno. Por ello, es de imaginar que la polarización soñada por el macrismo será en octubre y no en agosto, y dependiendo del humor social, fruto de la realidad económica y la percepción sobre la seguridad, será o no en el sentido que ellos imaginaron. 

En el resto del país, el peronismo no presenta el mismo grado de división, aunque sus referentes –la mayoría gobernadores- se manejan de manera autónoma entre sí, prefiriendo por ahora un pacto implícito de gobernabilidad con el poder central. 

 Incluso en Capital, el peronismo y aliados irán a una interna que los potenciará como opción electoral. En ese mismo distrito, se destaca la reaparición de Martín Lousteau, quien aspira a liderar a un radicalismo más relacionado con su historia que a la actual alianza con el PRO. Pareciera que en la Ciudad Autónoma, la opción de la avenida del medio es más viable que en la Provincia de Buenos Aires. 

 Por último, cabe hacer una reflexión sobre la institución de las PASO. Esta herramienta funcionó muy bien en la República Oriental del Uruguay, en reemplazo de la Ley de Lemas, que desnaturalizaba el sentido del voto. Pero de este lado del Plata no funciónó. Para que cumplan un sentido útil, deberían realizarse sólo cuando hay más de una lista de precandidatos por cargo. Cuando en un partido o frente, se presente una sola lista, y ésta cumpla con los requisitos legales, ésta debe ser automáticamente proclamada como candidata para las elecciones generales. Además, deben ser optativas, porque al ser un mecanismo de selección de candidatos, no está alcanzada por la exigencia constitucional de ser obligatorias. 

 Buenos Aires, 2 de julio de 2017


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