San Lorenzo: la década perdida





Por Mariano Rovatti

El 13 de agosto de 2014, San Lorenzo se consagraba campeón de América, alcanzando su logro máximo en el fútbol profesional. ¿Qué pasó después, hasta llegar a esta actualidad de un club devastado, con una grave crisis institucional y financiera que llegó a estar cerca de la zona de descenso?


Poco tiempo antes de aquella Libertadores, el 15 de noviembre de 2012, a través de la llamada Ley de Restitución Histórica, San Lorenzo accedía a la recuperación de los terrenos de Avenida La Plata, sede del histórico Gasómetro.  En esa primera mitad de la década anterior, San Lorenzo parecía volver definitivamente al lugar de protagonismo de quien, con suficientes motivos, se considera un grande del fútbol argentino.

Pero no. A partir de esos logros, cada momento fue peor que el anterior. En lo institucional, en lo financiero y en lo deportivo, San Lorenzo se degradó, fruto de sus malas decisiones, sin tener a mano ninguna excusa. Un caso de estudio para la psicología o la psicología social, sobre como una institución que apenas alcanza la cima, comienza a autoflagelarse.

En una institución deportiva, y específicamente en una dedicada al negocio del fútbol profesional, primero se resuelve lo institucional, luego lo económico-financiero y por último lo deportivo. Y dentro de éste, la correcta elección del cuerpo técnico antecede a la de los jugadores.

Sin liderazgo institucional

La alianza de Matías Lammens y Marcelo Tinelli, junto a un puñado de agrupaciones preexistentes, se hizo cargo del club en 2012, tras la acefalía, siendo ratificada por elecciones en 2013 y 2016. En el período 2016-2019, ya eran frecuentes los desacuerdos entre los dos líderes.  Al fin del período, Lammens fue candidato a Jefe de Gobierno de la Ciudad y funcionario del gobierno nacional. Tinelli fue electo Presidente de San Lorenzo, cargo que ejerció intermitentemente hasta un pedido de licencia al año y medio de asumir y su definitiva renuncia en mayo de 2022. Justo se había reformado el estatuto, ampliando a cuatro años los mandatos de los cargos.

El sindicalista televisivo Horacio Arreceygor quedó como Presidente, Sergio Constantino como Secretario General y Claudio Lantarón como tesorero. Ninguno de los tres estaban postulados como tales en la elección de 2019. 

La sensación de abandono dirigencial fue inevitable, a pesar de algunas visitas de Lammens, quien más de una vez fue advertido  por el ex Presidente Alberto Fernández: decidite, San Lorenzo o el ministerio….

Los vacíos institucionales y las crisis financieras y deportivas, llevaron a un callejón sin salida a Arreceygor, quien tras un acuerdo con las principales agrupaciones, anticipó para diciembre de 2022 la convocatoria electoral.

El ex vocal Marcelo Moretti, picó en punta en la campaña, con un despliegue inusual de recursos del marketing político. En el último tramo, exhibió los apoyos del ex Presidente Fernando Miele (campeón en 1995 y 2001, en la Copa Mercosur de 2001 y constructor del actual estadio) y del historiador e impulsor de la vuelta a Boedo, Adolfo Res. A 24 horas de consumar su segura victoria, la Inspección General de Justicia suspendió la elección. Pese a que había sido advertido por unos pocos, dicho llamado a elecciones no reunía los requisitos estatutarios referidos a los motivos de su adelantamiento.

Con esta decisión, y una campaña aceptable del equipo dirigido por Rubén Darío Insúa, que había accedido a la Copa Sudamericana, la gestión tuvo el aire necesario para llegar a fines de diciembre de 2023, fecha original para elegir autoridades.

Moretti se impuso a Marcelo Culotta, Sergio Constantino y César Francis, y parecía que empezaba una nueva era institucional, con un nuevo presidente pleno de legitimidad política.  No fue así.

Boedo en Acción, el frente que acompañó al nuevo titular del club, funcionó como una eficaz alianza electoral, pero no como un equipo de gobierno. Desde el primer minuto de gestión, un feroz internismo carcomió la capacidad de diseño y planificación de cualquier plan. Más allá de los inocultables problemas derivados de la herencia financiera de la gestión anterior, sobre todo de sus más de sesenta juicios millonarios en los que el club estaba demandado, sus inagotables medidas cautelares judiciales e inhibiciones de la FIFA que brotaban como hongos.

Desde diciembre de 2023, ya dejaron sus cargos de Secretario General Pablo García Lago, y los responsables del fútbol profesional Néstor Ortigoza y Julio Lopardo. Los tres continúan como vocales, y con distintos matices, fuera del esquema oficialista. 

Recientemente, Moretti fue relegado en sus funciones, asumiendo el Vicepresidente 1° Néstor Navarro, un exitoso ganadero que vive en Punta del Este y habría puesto cuatro millones de dólares, la coordinación de una nueva comisión de fútbol profesional y de un proceso de reestructuración económica y financiera. En estos días se reformularán los cargos de la Comisión Directiva, quedando posiblemente Martín Cigna en la Secretaría General. Dentro del oficialismo quedó un grupo multiforme de doce miembros, los tres renunciados y cinco vocales por la oposición.

Debacle financiera

Según el balance 2022/23, y partiendo de la base que decidimos creerle a sus datos, el pasivo de San Lorenzo asciende a un valor equivalente a 15 millones de dólares.

Pero el problema fundamental es que hoy el club genera un déficit operativo mensual de 400 mil dólares, según palabras del mismo Moretti.  Ello genera la obligación de vender tres o cuatro jugadores de buen nivel por año, negociando desde una posición de debilidad, dado que todo el mercado conoce la fragilidad financiera del club.

Los juicios e inhibiciones generados por los múltiples incumplimientos de la gestión anterior han sido en esta primera etapa de Moretti una aspiradora de recursos, que traba cualquier intento de ahorro y planificación financiera.

La mayoría de estas situaciones se debió a una serie de contrataciones irresponsables, en donde el club asumió obligaciones fuera de su alcance por futbolistas que por razones técnicas, físicas o emocionales no respondieron ni remotamente a las expectativas. Los casos típicos fueron los de Menossi, Piatti, Peruzzi, Donatti, los Pittón, etc.  El período que medió entre 2018 y 2021 fue pródigo en este aspecto.

También el básquetbol fue un barril sin fondo entre 2015 y 2021. La etapa de éxitos nacionales (5 ligas) e internacionales (2 ligas de las Américas), no fueron inofensivos para las finanzas del club. De esa aventura quedaron cuantiosas deudas, juicios e inhibiciones. Este año, hubo que pagar U$S 600.000.- para no perder la franquicia en la Liga Nacional.

Hace una semana, naufragó la asamblea que iba a tratar el balance 2023/2024, el que fue cuestionado severamente por cinco de los siete miembros del órgano de fiscalización. En un aparente error de cálculo de la conducción, no se trabajó voto a voto la aprobación, descontando que los asambleístas oficialistas alzarían sus manos por obediencia debida. Un día antes de la votación, el oficialismo cayó en la cuenta que era posible que las manos alzadas no alcanzaran para la aprobación, luego de que toda la oposición en su conjunto anunciara que votaría en contra. Curiosamente, un grupo de forajidos entró al recinto e impidió sesionar a la Asamblea.

Desfile de entrenadores

Tras la Copa conquistada en 2014, bajo la dirección técnica de Edgardo Bauza, San Lorenzo fue subcampeón del mundo frente al Real Madrid, y luego finalizó segundo en el torneo local de 2015, alejándose el Patón a fin de ese año.

En el primer semestre de 2016, el técnico fue Pablo Guede, quien logró el subcampeonato en el torneo de Primera División, perdiendo en la final con Lanús, tras haber ganado la Supercopa Argentina 2015 frente a Boca Juniors, en lo que hasta hoy, es el último título del club.

Entre 2016 y 2017 el entrenador fue el uruguayo Diego Aguirre, de discreta campaña, y luego Claudio Biaggio, quien tuvo un desempeño similar hasta 2018.

Luego llegó Jorge Almirón, de la mano del empresario Christian Bragarnik, quien además acercó refuerzos. Los resultados fueron magros en rendimiento y resultados. En 2019 volvió Juan Antonio Pizzi, quien fracasó en poco tiempo. Lo reemplazó Diego Monarriz hasta 2020,  un interinato de Hugo Tocalli y luego Mariano Soso. Todos nadaron en un mar de mediocridad.

En 2021 llegó Diego Dabove, quien no salió de ese tono, y fue reemplazado por un interinato de Leandro Romagnoli, y éste a su vez por Paolo Montero y luego también por Monarriz. En 2022, llegó Pedro Troglio, quien terminó su gestión en poco tiempo para dejar paso a Rubén Darío Insúa. Cabe aclarar que desde 2018, año a año el plantel fue perdiendo jerarquía de manera notable, cayendo su protagonismo local e internacional.

Insúa logró sumar puntos, promovió jugadores de las inferiores y tuvo buenos momentos en el segundo semestre de 2022 y en el primero del 2023. San Lorenzo accedió así a la Copa Sudamericana del 2023 y a la Libertadores de 2024. Pero el desempeño del equipo cayó mucho en la segunda mitad de 2023. Pese a ello, las nuevas autoridades le renovaron la confianza y firmaron un contrato por dos años, a principios de 2024.

Con el correr de las primeras semanas, la perfomance del equipo fue más que mediocre, pese a contar con un plantel con algunos refuerzos interesantes a los que decidió no utilizar como Eric Remedi o Alexis Cuello, por no haberlos pedido. Tras una actuación lamentable en Ecuador, en medio de la fase de grupos de la Copa Libertadores, fue despedido. Luego de un cruce de cartas documento, Insúa logró el compromiso de que le pagasen un año de contrato.

El Gallego fue desvinculado sin que hubiese un reemplazante in pectore. Tras unos días de incertidumbre, San Lorenzo por descarte promovió a Romagnoli, entrenador de la reserva, quien se alejó tras los malos resultados y las opacas actuaciones del equipo, a pesar de haberse dado un mercado de pases más que interesante, en el que San Lorenzo logró mejorar la jerarquía del plantel. Pero éso no se vio en la cancha.  

Planteles sin jerarquía (ni transparencia)

Hubo varios jugadores que se incorporaron al club, sin quedar registro alguno en los balances, tal como los Romero, Ezequiel Avila o Fernando Belluschi. Hubo varios que no jugaron más que unos pocos minutos, como muchos de los que trajo Bragarnik.

Cada mercado de pases se convirtió en una larga lista de incorporaciones, pero no refuerzos, y una nómina también voluminosa de salidas, logrando una gran inestabilidad, que impidió conformar verdaderos equipos. Entre 2018 y 2023, llegaron al club jugadores mediocres, caros y con una conducta posterior hostil hacia el club, como Yeison Gordillo o Franco Di Santo.

Además, los planteles rondaron los cincuenta jugadores cada uno, intentando suplir en cantidad, lo que no resultaba de calidad, multiplicando los egresos sin sentido.

 

En el último tiempo, comenzó un nuevo período con la llegada de Miguel A. Russo, un profesional de jerarquía que logró una tibia mejora en el juego al principio de su gestión. Pero luego el equipo volvió a jugar mal técnica, y tácticamente, coleccionando resultados negativos. Recientemente, el club malvendió a Bragarnik a los juveniles Agustín Hausch y Santiago Sosa, para pagar la deuda de salarios con el plantel, llegando a cancelar sólo hasta octubre. En este panorama, la continuidad de Russo no está garantizada para 2025. 

Hace un mes, el club recibió otro sacudón institucional-financiero: la Inspección General de Justicia le impuso a cada miembro de la Comisión Directiva 2020-2023 una sanción de un millón de pesos por cabeza por irregularidades en los balances presentados, principalmente, la falta de documentación respaldatoria. Marcelo Tinelli, Matías Lammens, Sergio Constantino y el actual presidente Marcelo Moretti están incluídos en esa lista. En ese dictamen, la IGJ hace una advertencia al club por esas irregularidades, que fue desestimada en la elaboración del balance que no se aprobó la semana pasada. 

Veremos si los cambios en la conducción que están en marcha, generan una modificación del rumbo, cuya necesidad es dramática. Las decisiones que se tomen en los próximos sesenta días serán clave para darse cuenta si el club inicia un camino hacia su recuperación, o es el último tramo hasta su final. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buena nota Mariano

DIEGO HERNAN PEREZ MARTONI dijo...

Muy buena nota Mariano