El siguiente es un trabajo que consiste en una propuesta de reforma constitucional que adecúe nuestro sistema republicano al modo parlamentario. Se dice que el parlamentarismo está lejos de nuestra idiosincrasia política, pero naciones muy ligadas a nuestra cultura como España e Italia lo han adoptado con éxito.
Al desdoblar las funciones de Jefe de Estado y Jefe de Gobierno, el parlamentarismo transfiere poder del Ejecutivo al Congreso, favoreciendo las políticas de Estado a largo plazo, el diálogo y la negociación permanentes entre las distintas corrientes y la celebración de acuerdos entre gobierno y oposición, dándole más confiabilidad al sistema institucional.
El sistema parlamentario otorga mayores seguridades jurídicas a los inversores, quienes pueden confiar que las condiciones políticas, económicas y sociales del país no variarán de un plumazo con el siguiente cambio de gobierno. A los sectores populares, les brinda la tranquilidad que sus conquistas sociales no les serán quitadas de la misma forma.
Cuando se sancionó la Constitución Nacional en 1853, su ideólogo Juan Bautista Alberdi señaló que era necesario que el Presidente fuera un monarca que durara cuatro años. Décadas de enfrentamiento a sangre y fuego eran el marco previo. Hoy la necesidad es bien distinta. El país necesita políticas de largo plazo, desalentando las falsas polarizaciones y las eternizaciones en el poder.
Asimismo, creo necesario volver a poner en vigencia conceptos que adoptó la Constitución Nacional de 1949, que garantizó derechos humanos y sociales inherentes a la dignidad de las personas y de la comunidad. También dejó plasmadas declaraciones en favor de la integración nacional.
He tomado como fuentes de consulta las constituciones de España, Italia, Francia y Alemania, y la Consktitución Nacional de 1949.
Invito a leer el texto de esta imaginaria Constitución, y quedo a la espera de comentarios y sugerencias. Agradezco su difusión.
Mariano Rovatti